Presentada como la primera vez que la compañía Pixar prepara una secuela de sus grandes obras maestras (las de "Toy story" no creo que vayan a contar ya que, al ser la primera película de la empresa, adquiere un significado especial), y como el gran proyecto personal de su máximo exponente y mente creativa: John Lasseter. "Cars 2" llega a las pantallas cinco años después de que lo hiciera la primera parte y, para sorpresa de propios y extraños, lo hace alejándose sustancialmente de lo que es su predecesora. Así pues, donde la primera se limitaba, en cierto modo, a repetir los cánones más evidentes de las producciones de Walt Disney -mensajes con su respectiva fábula, personajes que cambian de forma de ser al recibir el cariño de sus semejantes, comprensión hacia los semejantes que son diferentes a uno mismo, etc.-, su secuela apuesta por un ritmo mucho más frenético, por una combinación apabullante de escenarios diferentes, por la presentar dosis de acción mucho más trepidante y, sorprendentemente, por cambiar casi radicalmente de personaje principal.
La historia de "Cars 2" da comienzo (al más puro estilo 007) con la ejecución de una misión arriesgada por parte de Finn McMissile, un coche agente del servicio secreto británico, en la que descubre los planes para boicotear una carrera mundial celebrada para promocionar un nuevo combustible cien por cien ecológico. En su investigación topará con los coches protagonistas de la primera parte (Rayo McQueen y sus amigos), quienes participan en dicha carrera. Sin embargo, al encontrarse la grúa Mate en el lugar equivocado en el momento menos oportuno, Finn la confundirá con uno de los agentes encubiertos, tomándolo por un espía de los suyos, e involucrándola en una misión tan arriesgada como peligrosa.
Como ya apuntábamos al comienzo, una de las cosas que más dejan perplejos al espectador, es la apuesta total por el estilo de largometrajes a lo James Bond que tiene "Cars 2". Desde el fabuloso prólogo en la plataforma petrolífera, pasando por las impresionantes carreras tanto en Japón como en Italia e Inglaterra (magistral el diseño de producción de los tres países), o por los constantes enfrentamientos entre los "coches buenos" y los "coches malos", al más puro ritmo Bond. Por fortuna, en el camino no se han dejado de lado el sentido del humor, lo que hace sospechar que esa es la razón por la que se ha aumentado tantísimo la relevancia de un personaje como Mate, quien se acaba erigiendo como protagonista casi total de la función (ver al respecto, por ejemplo, la graciosa secuencia en la que tiene que utilizar un WC japonés).
Por otro lado, es gracias, en especial, a la genial música compuesta por Michael Giacchino que la película acaba de redondear esa apuesta por la acción espectacular, junto con un montaje tan arriesgado (al menos, para una película de dibujos animados) como efectivo a la hora de plantear el tour de force derivado de las secuencias de acción. Para más demostraciones, sólo hace falta fijarse en la parte final de la película, cuando Mate debe hacerse cargo de una peligrosa bomba que está a punto de detonar (intriga y misterio del relato incluídos). Es por ello que "Cars 2" acaba resultando una película sorprendente y entretenida al 100%. Un estupendo pasatiempo para ver en cine este verano.
- MR. HYDE DICE:
Receta fácil para los que quieran saber qué tal es esta peli: ¿recordáis la primera "Cars"? Vale, pues ahora quitadles ese rollaco de historia que tenía, el pueblo polvoriento y andrajoso donde pasaba todo, sacad de protagonista al coche rojo y cambiadlo todo por las pelis de james Bond y espías varios que conozcáis. Si lo agitáis todo esto y, además, le metéis un ritmo trepidante y un argumento con suspense, la mezcla que os sale es "Cars 2".
A mí, la primera parte nunca me pareció ninguna maravilla. Todo lo bien hecha que tú quieras y tal pero, vista así con un poco de perspectiva, era un petardo de cuidado, y un refrito descarado de "Doc Hollywood - Doc Hollywood, 1991" pero con coches que hablaban. Así que imaginad mi sorpresa cuando, pasados diez minutos del principio de "Cars 2" aquello se alejaba por completo de la primera parte para convertirse en una especie de película de espías y acción a saco paco, combinado con el sentido del humor que el tío Walt le suele dar a sus pelis. Pues sí, esta segunda parte mejora notablemente a la otra y hace que te lo pases pipa las casi dos horas que dura.
Además, otro cambio notable, que no sé si antes en alguna otra peli de Disney había pasado, es que el protagonista de la primera parte, ahora pasa a ser un mero secundario. Así es, en "Cars 2" los protagonistas absolutos son la grúa esa dentona (creo que el personaje se llama Mate) y el coche-espía británico al servicio de su majestad -le falta acercarse a un bar y pedir un Martini con lima, agitado no revuelto-. Y, desde luego, el acierto es total. Así pues, los papás que lleven a los nenes al cine pensando que esta es la misma patata simpática que era la primera "Cars" se darán cuenta enseguida que casi les acaba gustando más la peli a ellos que a sus retoños, porque es como os digo, acción y aventuras a lo bruto, con un ritmo acojonante que ya querrían muchas de las películas de acción que hacen ahora. Os la recomiendo, palabra que os sorprenderá. ¡Ah, y con cameo de Fernando Alonso y Lewis Hamilton incluido!
1 comentario:
ansío por ir a verla. Gracias
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