TÍTULO: BABE, EL CERDITO VALIENTE
DIRECTOR: CHRIS NOONAN
REPARTO: JAMES CROMWELL, MAGDA SZUBANSKI
DURACIÓN: 88 min.
AÑO: 1995
GÉNERO: COMEDIA
En mitad de la temporada estival de mil novecientos noventa y cinco, se estrenó, en mitad del aluviuón de súper producciones que suelen poblar la cartelera en estas fechas, una modesta y pequeña película australiana que, sin hacer mucho ruido no sólo acabó convirtiéndose en uno de los títulos más sorprendentes y exitosos del momento, sino que fue reconocido unánimemente por casi toda la crítica como una de los films más remarcables del año. Una de sus grandes bazas es que, partiendo de un cuento infantil, el largometraje presentaba a una serie de animales tan pintorescos como carismáticos, a la par que contaba una historia tan amable y entrañable que fue recompensada con siete nominaciones a los Oscar de aquel año (lo que obligó a dejar fuera de competición a otros títulos de importante peso como "Los puentes de Madison - The bridges of Madison Country, 1995" o "Casino - Casino, 1995"), de los que consiguió el correspondiente a los mejores efectos especiales.
Babe es un cerdito que es separado a muy pronta edad de su madre para ser ofrecido como premio en la feria de un pequeño pueblo. Un granjero llamado Arthur Hoogett (Cromwell) lo gana, y lo lleva a su granja -en la que vive junto a su esposa, Esme (Szubanski)- para engordarlo y, llegado el momento, poder comérselo. A su llegada a la granja, Babe conoce al resto de animales que habitan en ella, entre los que se encuentra el Pato Fernando (que está obsesionado con que los granjeros descubran que puede realizar diversos trabajos y que, así, no se lo coman), el perro líder de los animales Rex, y un grupo de ancianas ovejas. Allí, Babe entabla amistad con todos ellos, destacando especialmente entre elloos porque, con sus buenos modales, es capaz de conseguir que las ovejas obedezcan sus indicaciones para replegarse, agruparse o salir a pastar.
No es sencillo llevar a buen término una historia como la que propone esta película. Independientemente de que haya requerido de unos trucajes visuales asombrosos (el espectador no duda ni por un solo instante de que los animales realmente están hablando), lo que hace que un film como "Babe, el cerdito valiente" consiga llegar en verdad a los espectadores es la forma en que muestra el carácter bonachón de los personajes -recordemos que estamos hablando de animales y, por lo tanto, no se cuenta con la misma sencillez que con el resto de actores-. Sin embargo, para deleite de las plateas, el director Chris Noonan consigue unos resultados magníficos gracias, en buena parte, a un estupendo guión, que consigue acentuar este candor e inocencia del cerdito, y otorgarles una personalidad propia al resto de animales. Por ejemplo, la perra que adopta a Babe como si fuera uno de sus cachorros da la sensación de estar sufriendo realmente cuando la separan de sus propios hijos; el gato que no puede soportar que el foco de atención se centre en Babe queda retratado con un carácter envidioso soberbio; y, por supuesto, el pato Fernando representa al guasón del grupo, cuyas salidas resultan tan inesperadas y chistosas que arranca las carcajadas casi sin quererlo.
Ahora bien, en el aspecto interpretativo de los actores reales, James Cromwell no se queda atrás. El sensacional actor borda todas y cada una de las escenas en las que aparece, siendo capaz de expresar con una sola mirada el sentimiento que requiere cada escena (ver cuando opta por sacrificar a una pata en lugar de matar a Babe para celebrar una cena familiar, o como cuando le pide al cerdito que reagrupe al rebaño durante el concurso final).
En resumidas cuentas, "Babe, el cerdito valiente" es una película estupenda, apta tanto para un público más infantil como para otro más adulto que quiera disfrutar con un largometraje diferente, original y muy bien hecho. Cine familiar en estado puro y, además, de calidad.
Os prometo que cuando salió en cine “Babe, el cerdito valiente”, lo primero que pensé al ver el título fue que menudo pedazo de mierda habían hecho en Jolibú. Porque, además, también había escuchado que la peli había tenido mucho éxito y tal. Y es que yo lo siento, pero cuando una peli que tiene pinta de ser una chorrada viene arrasando del otro lado del charco (y no me refiero sólo a las paridas de los vampiros en edad del pavo o a las pedorradas de Aniston y compañía), salgo corriendo como alma que lleva al diablo. Por otra parte, mentiría si dijera que no me parecen interesantes las adaptaciones al cine que alguna vez han hecho de clásicos literarios como las de “Rebelión en la granja” –que, por cierto, nunca me lo he leído-, sobretodo si están bien hechas. Además, cuando oyes a la gente hablar y decir cosas buenas de la peli, dejas un poco de torcer el morro y terminas por darle un voto de confianza. Eso sí, con la seguridad de que, si es tan mala como te lo hueles, luego la destrozarás cuando hables tú con alguien.
Pero mira tú por dónde, que desde que empieza “Babe, el cerdito valiente” hasta que acaba, te pasas toda la película con una sonrisa en la cara. En serio, no pensé que pudiera ser una peli tan simpática, amable, bien hecha e, incluso, interesante. Y todo eso porque no han querido hacer nada ni muy pedante, ni filosófico, ni leches. Han querido contar una especie de cuento con animales como protagonistas que, en muchas ocasiones, no sólo parecen más reales que los actores sino que, también, mucho más humanos que el resto de personajes de carne y hueso.
La historia de “Babe, el cerdito valiente” es súper simpática y original. Lo inocentón y buena persona que es el cerdo hace que te caiga bien desde que el pobre bicho se ve más solo que la una (cojonudo cuando llora diciendo que quiere a su mamá), hasta cuando la perra de la granja decide hacerse cargo de él (agüita cuando Babe le pregunta si la puede llamar “mamá”), y cuando se hace colega de las ovejas. Pero también tiene momentos divertidísimos, como cuando el pato quiere robar el despertador de los granjeros para hacerse pasar por gallo y que así vean que es útil y no se lo zampen, cuando el cerdo se pone a ladrar para adiestrar a las ovejas, o como cuando las mismas ovejas se ponen a cotorrear como si fueran un grupo de marujas.
Además, por suerte, los actores de verdad, está muy bien. El que hace de granjero –no me acuerdo ahora de su nombre, pero sé que ha hecho bastantes películas desde entonces- lo borda, sobretodo en el momento en que el tío se pone a dar saltos de lo contento que está para alegrar al cerdo porque éste está depre. Pero lo que de verdad mola de la peli es que, aparte de unos efectos especiales cojonudos (demostración de que no hace falta sacar naves espaciales a toda mecha para bordar los efectos de una película), es bonita pero en el sentido de que la gente es buena y no hay ningún joputa suelto que quiera dar por saco a los demás. Desde el granjero hasta el cerdo, pasando por el pato y las ratas esas cachondas que les da por ir con tanto la historia. En fin, una película perfecta para distraer a los peques de la casa y que los mayores se rían y pasen también un buen rato (la peli no dura ni hora y media) con un pasatiempo tan entrañable como simpático.
2 comentarios:
No estoy de acuerdo con las tres estrellas que le conceden Jekyll y Hyde. Es una cinta enormemente original, con un guion inteligente y una realización impecable. Una delicia de palícula, aunque a muchos les parezca infantil.
Me pareció simpática en su día, pero dudo que la vería de nuevo.
Alejapendeja
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