DIRECTOR: MICHEL HAZANAVICIUS
REPARTO: JEAN DUJARDIN, BÉRÉNICE BEJO, JAMES CROMWELL, JOHN GOODMAN, PENELOPE ANN MILLER, MALCOM MCDOWELL
DURACIÓN: 94 min.
AÑO: 2011
GÉNERO: COMEDIA
Una de las grandísimas ventajas del séptimo arte es que nunca dejará de sorprender a las plateas. Si bien hay muchas ocasiones en que esto se dice para mal -lamentablemente son más las películas que destacan por lo prescindible de algún "ingrediente" que no por lo contrario-, pocas veces se ha dicho más a su favor que en el caso del largometraje que hoy nos ocupa: "The artist". En una época en la que casi cuesta concebir el cine sin incluir ningún elemento digital en las películas (ya, hasta Woody Allen recurre a la tecnología digital para corregir o mejorar determinados aspectos de sus films), y en la que mastodónticos proyectos como "Avatar - Avatar, 2009" demuestran que nos encontramos a los albores de una nueva forma de hacer y disfrutar del cine, que un pequeño largometraje francés, rodado íntegramente en blanco y negro, y mudo, haya conseguido atraer la suficiente atención como para aspirar a un buen número de premios por todo el mundo es casi un milagro. Ahora bien, por muy insólito que este hecho pueda resultar, lo cierto es que no carece en absoluto de justificación ya que, sorprendentemente, "The artist" es una de las mejores películas del año vistas en una pantalla de cine.
Georges Valentin (Dujardin) es una de las más grandes estrellas del cine de finales de los años veinte. Hasta entonces, George no ha tenido ningún problema en convertir en grandes éxitos los proyectos en los que participaba. Una noche, tras otro estreno triunfante, conoce por casualidad a Peppy Miller (Bejo), una admiradora y aspirante a actriz que sólo desea un autógrafo. Sin embargo, a raíz de un divertido incidente, Peppy comienza a labrarse una carrera cada vez más ascendente en el mundo del cine. Los problemas para George vendrán con la aparición del cine sonoro, momento en el que el productor de la mayoría de sus películas, Al Zimmer (Goodman) apueste por una nueva forma de hacer cine, en la que George se niega en rotundo a participar. A partir de ese momento, comenzará la pesadilla para él, viendo cómo Peppy va logrando arrolladores éxitos cada vez más importantes, cómo su mujer Doris (Miller) le acusa de su fracaso, y cómo sólo su devoto chófer, Clifton (Cromwell) lo apoya a pesar de las circunstancias.
"The artist" es una declaración de amor en toda regla al arte del cine, y el mejor homenaje que se le puede hacer. Es más, casi se puede afirmar que "The artist" es cine en estado puro. Que un film de estas características, y con las evidentes limitaciones que tiene, consiga atraer con tanto poder la atención del público desde sus primeros minutos y lo mantenga en vilo hasta su último fotograma es la más clara demostración de que estamos ante una película casi perfecta.
Ahora bien, puestos a seguir sorprendiéndonos, un hecho que aún resulta más asombroso es que los responsables de que "The artist" sea la joya que es sean un director -Michel Hazanavicius- y un actor -Jean Dujardin, recuerden bien este nombre, porque seguro que lo oyen con bastante frecuencia durante las próximas entregas de premios- más conocidos por sus películas cómicas que no por las obras serias y milimétricamente calculadas como sucede en este caso. No en vano, realizador y actor ya habían trabajado juntos en esas parodias de las aventuras del agente 007 que son "OSS 117: El Cairo, nido de espías - OSS 117: Le Caire, nid d'espions, 2006" y su secuela, "OSS 117: perdido en Río - OSS 117: Rio ne répond plus, 2009". Pero lo que ambos consiguen en "The artist" es dar cuerpo a una obra magnífica: Hazanavicius porque sabe a la perfección dónde y de qué forma colocar la cámara para que las palabras resulten prescindibles, y Dujardin porque controla cada gesto, mirada y expresión facial para transmitir muchísimas más emociones y sensaciones de las que cabría esperar que lograra a través de las palabras.
Por supuesto, ellos dos no son los únicos de quienes depende que "The artist" sea un éxito. Por seguir con el tema de las interpretaciones, Bérénice Bejo borda por completo su actuación de nueva estrella, mientras que los secundarios de lujo como John Goodman o James Cromwell están sensacionales en cada plano en el que aparecen. Y, evidentemente, no podemos obviar la impecable labor tras las cámaras de Guillaume Schiffman y Ludovic Bource (ambos ya habían trabajado también antes con Hazanavicius) como director de fotografía y compositor de la banda sonora, respectivamente. Si el reparto y el director son el cuerpo de esta obra maestra, ellos dos son el alma del film, acompañando de igual forma al espectador en este fascinante recorrido por la historia del comienzo del cine.
En fin, si ánimo de alargar aún más la crítica, tan solo finalizar recomendándola encarecidamente, ya que se trata de una delicia de película, maravillosa desde la práctica totalidad de sus puntos de vista, y una demostración apabullante de que, en ocasiones, se puede decir muchísimo más con muchísimo menos. "The artist" es un soplo de aire fresco dentro del panorama de cine actual y un claro ejemplo que tendría que servir a más de uno para tomar nota y, así, saber cómo hacer una obra genial.
¡¡¡Buenííííísima!!! ¡Buah, quién podría pensar que hoy en día, con tanta tecnología y tanta chufla, una película gabacha, muda, y en blanco y negro, podría darles sopa con ondas a más de la mitad de las que se estrenan en el cine! Es casi perfecta a muchísimos niveles, sobretodo si tenemos en cuenta lo que os digo de que es muda y tal. Vamos, lo que no sé es como no se les cae la cara de vergüenza a los que pretenden ir dando lecciones de cine y luego se sueltan mierdas descomunales (¿Eh, Terrence Malick? ¿Eh, Lars Von Trier?). Si hay justicia en la meca del cine, "The artist" se llevará un buen puñado de Oscars -y no me refiero sólo a dos o tres técnicos-, entre los que se deberá incluir uno bien grande para Jean Dujardin por el papelón que hace en la peli (a quien se le diga que estamos hablando de "Brice de Nice"...), muy por encima de la cara de empanado que pone George Clooney en "Los descendientes - The descendants, 2011".
"The artist" es mucho más que un homenaje al cine y su historia. Es una historia de amor, de sátira social, de orgullo y de fuerza de voluntad. Habla de un problema en particular -la adaptación a las nuevas tecnologías como consecuencia de la aparición del cine sonoro-, pero cuyas consecuencias se pueden adaptar perfectamente a cualquier escenario (sí, a la crisis mundial que lleva dando por la retambufa desde hace unos años también). Y, aunque parezca raro dicho así, una de las mejores cosas de "The artist" es, precisamente su guión. No le hace falta ni una sola palabra para hacer sentir cada cosa que les pasa a la estrella de cine veterana y a la novata, ni para que ciertos momentos sean más intensos o dramáticos que otros. Es alucinante, os lo juro.
Para empezar por las cosas que hacen que "The artist" sea un peliculón, creo que habría que hablar de los actores. La expresividad de Dujardin y Bejo es im-prezionante. Son capaces de hacerte ver que están contentos, tristes, perdidos, con miedo, etc. sólo con levantar una ceja o mirar de una determinada forma. Y eso sólo hablando de sus caras, porque la actuación física completa es una pasada que te deja con la boca abierta. Por ejemplo, atención a ese momento en que la chica espera al artista en su camerino y mete un brazo por la manga del esmoquin de él que está colgado en una percha, haciendo como que está teniendo un momento íntimo con el actor; o como cuando el artista se da cuenta del fracaso que ha supuesto su última película muda, en comparación con el éxito que está teniendo la chica con sus películas justo en el cine de al lado. Y, por supuesto, los momentos que tienen juntos, no tienen desperdicio, porque ves que están viviendo una historia de amor y respeto tan enorme que casi les resulta imposible aceptarla y seguir adelante con ella.
Del resto, pues qué decir, aparte de que es casi perfecto. Los decorados (calcados a los de aquella época, tanto para las películas que rodaban como para la ciudad "de verdad"), la fotografía (casi se respira el aire de las pelis de cine clásico donde las imágenes eran a base de sombras, luces, y todo ese rollo), la música (que suena en noventa de los noventa y cuatro minutos que dura la peli, y las acompaña al milímetro), el vestuario, el montaje... En fin, prácticamente todo. Y eso, por no mencionar la actuación del perro. Sí, sí, habéis leído bien, la actuación del perro. Vamos, que si de mí dependiera, le daba un Oscar también al chucho, que actúa casi mejor que unos cuantos actores que ahora mismo me vienen a la cabeza (Jack Black, Owen Wilson y compañía).
En fin, que tampoco puedo contaros mucho más de la peli. Primero, porque os la fastidiaría si doy demasiados detalles sobre alguna parte; y, segundo, porque no me da la gana, que ya me he entusiasmado suficiente por hoy. Así que, por favor, si tenéis ocasión, a pesar de que sea una película franchuta (los capullos de los guiñoles no tienen la culpa de que "The artist", por ser una peli gabacha, pague el pato), muda, y en blanco y negro, no dudéis de que, con toda probabilidad, ésta es una de las mejores películas del año. Si no, la mejor.
2 comentarios:
Cómo pasarte 94 minutos en silencio? Pues viendo esta película. Preciosa a mas no poder. Original, Graciosa, etc.
Recomendable para todo público.
Alejapendeja
Por una vez estoy totalmente de acuerdo con el médico y el monstruo. Es una película hermosísima. La demostración más clara de que, para hacer buen cine, solo hace falta talento, buen gusto y arte. Ni explosiones, ni efectos especiales, ni sangre a ríos, ni maldad de criminales. Solo gente normal, con sus ilusiones y sus fracasos, pero siempre con el amor a flor de piel, como suele suceder a la gente normal en cuanquier sitio del mundo. Una preciosidad.
Me extraña que los críticos no hayan puesto especial énfasis en la música. Acompaña a lo largo de toda la película de manera asombrosamente agradable y refleja en cada momento el estado de ánimo de personajes (y del espectador). Magnífica. ¡Y el perro! No me gustan los perros, pero este me lo quedaba.
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