DIRECTOR: ALEXANDER PAYNE
REPARTO: GEORGE CLOONEY, AMARA MILLER, SHAILENE WOOLEY, NICK KRAUSE, MATTHEW LILARD, ROBERT FOSTER, BEAU BRIDGES
DURACIÓN: 110 min.
AÑO: 2011
GÉNERO: DRAMA
Todos los años, a finales de lo que se considera el año cinematográfico, es frecuente que los críticos especializados de diferentes medios y certámenes empiece a señalar sus producciones favoritas para optar al los principales permios del gremio, y que determinados intérpretes, directores y películas empiecen a sonar con más fuerza para aspirar a dichos galardones. Este año, uno de los largometrajes que con más insistencia están sonando es "Los descendientes", el último trabajo tras las cámaras como director y guionista del reputado Alexander Payne, que tan buen sabor de boca había dejado a los críticos y académicos de cine con sus anteriores "A propósito de Schmidt - About Schmidt, 2002" y "Entre copas - Sideways, 2004", y en el que George Clooney brinda una actuación que también ha conseguido la aclamación popular.
Matt King (Clooney) es un brillante abogado inmobiliario que vive con su familia en Hawaii. Cuando su mujer sufre un aparatoso accidente acuático y queda en coma, el mundo de Matt se tambalea, al deber hacerse él cargo de sus hijas, Alexandra y Scottie (Woodley y Miller, respectivamente) a las que nunca ha dedicado demasiado tiempo. Las cosas se complicarán cuando Matt descubra que su mujer estaba a punto de pedirle el divorcio para poder fugarse con su amante, un promotor inmobiliario llamado Brian (Lillard). Cuando a Matt le notifiquen que el estado de su mujer es grave, decidirá poner su vida en orden, prepararse para el fatal desenlace y hacer lo posible por conocer al hombre por el que su mujer estaba dispuesto a abandonarlo. A esto se sumará una importante decisión sobre la venta de una gigantesca porción de terreno en una de las islas y al enfrentamiento que Matt mantendrá con su suegro Scott (Foster), quien le considera responsable de los males de su hija.
"Los descendientes" es un film dramático por encima de todo. A pesar de que contenga ciertos apuntes cómicos (Matt corriendo en chancletas por la isla para averiguar quién es el amante de su mujer, o Scott golpeando al bocazas del amigo de su nieta), no deja de mantener durante todo su metraje un tono apesadumbrado, como si el director quisiera contagiar al público de esa encrucijada tan compleja en la que se ve sumido por completo el personaje principal. A ello contribuye notablemente la actuación de Clooney, muy moderada y más basada en sus miradas y reacciones que no en líneas de diálogo que podrían suplir la expresividad del estupendo actor.
Sin embargo, esta decisión por completo intencionada juega en su contra en buena parte del film ya que, debido a ello, al espectador le cuesta identificarse emocionalmente con los personajes y compartir con ellos el calvario al que se enfrentan. Matt es un hombre que por mucho que pretenda hacer de padre de familia, no consigue hacer olvidar que durante años ha pasado por completo de su mujer e hijas; la hija mayor es una rebelde cuyos problemas trata de obviar la familia enviándola a estudiar a una isla vecina; la hija pequeña vive a base de caprichos (tan sólo se alimenta de helado y otras porquerías); y el amigo de la hija mayor es un repelente de mucho cuidado que cae mal desde el primer minuto que sale hasta el último, hasta el punto que el público se pregunta qué caray pinta él en toda la historia.
De este modo, si lo que Payne pretendía era hacer la descripción de la crisis familiar a la que se ve abocado un hombre, el resultado no puede ser más satisfactorio. Ahora bien, si lo que quería era conseguir atrapar a la audiencia con una historia emotiva con la que dejar aflorar los sentimientos de la platea, el resultado dista mucho del esperado. Cierto es que más vale mantenerse a una cierta distancia que recurrir al sentimentalismo barato en el que se pretende hacer llorar al espectador con burdos giros argumentales. Pero tampoco hay nada de malo en dejar que el público conecte con los personajes y que se pueda decantar por la actitud de unos u otros. Por poner un caso, resulta paradójico que más de una discusión que mantienen los protagonistas tenga lugar delante de la mujer en coma ya que, según parece, por mucho que no puedan reaccionar sí que pueden oír.
En resumidas cuentas, a pesar de que "Los descendientes" sea una clara demostración de que George Clooney es un excelente actor y de que Hawaii es un archipiélago de islas a cuál más preciosa, el resto navega perdida por las aguas de la indiferencia. Y esto es una de las cosas a evitar cuando se está contando una historia aparentemente emotiva que quiere envolver como lo hace a los protagonistas en su destino. Una pena.
No sé si es que las últimas películas que me he visto me habían despertado más expectativas de lo normal o qué, pero lo cierto es que me estoy llevando chascos bastante grandes. En el caso de "Los descendientes", había escuchado decir por todas partes que si vaya peliculón, que si Clooney se lleva el Oscar fijo, que si no sé qué y no sé cuantos. Bueno, pues por fin me he animado a ver "Los descendientes", y después de hacerlo, la verdad es que me ha parecido una película más del montón y, hasta cierto punto, aburridilla. No es mala, ni te desespera como alguna de esas que van de intelectuales y te aburren hasta que los ronquidos se escuchan desde la calle (vamos, que no es "El árbol de la vida - The tree of life, 2011", para entendernos), pero sí que se te hace lenta y te cuesta simpatizar con alguno de los protagonistas. Pero bueno, para hablar de la peli, mejor haremos como Jack el Destripador: iremos por partes.
En primer lugar, George Clooney. A mí, aparte de lo bien que promociona los cafés de máquina, lo cierto es que Clooney me cae bien, me parece un tipo simpático capaz de ser de lo más resultón independientemente de que vaya buscando a un terrorista por las calles de Nueva York o de un abogado con conciencia demasiado inapropiada para su profesión (sobre lo de hacer de Batman, mejor corremos un tupido velo). Y en buen hombre, en "Los descendientes" lo hace muy bien, no digo yo lo contrario, pero tampoco es como para tirar cohetes. El problema es que el personaje al que interpreta es más plano que una tabla de planchar, y tanto da que lo interprete Clooney como cualquier otro actor de los de Hollywood. Por poner un caso, si quitas a Clooney y pones, por ejemplo, a Harrison Ford o a Kevin Costner, el resultado sería prácticamente el mismo.
En segundo lugar, la historia, que podría tener mucha más chicha y sacarle más el jugo a los actores y a las localizaciones de Hawaii, se limita a presentar a un tipo que está hecho polvo y con la misma cara de flipao todo el rato para que quede claro que no tiene ni puta idea de cómo hacerse cargo de la situación. Pero, a pesar de esto, "Los descendientes" podría ser una película bastante interesante si estuviera hecha de otra forma. Lo malo del asunto es que el director es como si quisiera que los actores fueran por una lado y tú por otro, es decir, que te cuentan lo que les pasa pero no consiguen emocionarte con nada de ello. Así que ya te pueden poner planos de la mujer hecha mierda en el hospital, secuencias de lloros colectivos o discusiones entre padres e hijos, que a tú sientes que ni te va ni te viene.
Y todo ello, por no mencionar a algunos personajes que te caen mal de cojones. Por ejemplo, el amigo ese de la hija mayor, ¿qué coño pinta en toda la historia, si es tonto del culo? ¿Y por qué nadie, a excepción del abuelo, le mete un guantazo que lo deja más empanado de lo que está? Ah, y esa es otra, el suegro de Clooney es un capullo de cojones, al que deberían decirle que se meta en sus asuntos y que deje de mear en piscina ajena. En fin, que sé que son pequeños detalles pero que, cuando te los encuentras en una peli de que te han hablando maravillas hasta cansar, pues te choca. Y, si además, te da la sensación de que todo ha sido una excusa cojonuda para irse los del equipo de la película a pasar unas vacaciones de lujo a Hawaii, pues ya ni te cuento.
En fin, que "Los descendientes", por mucho bombo que haya recibido, tampoco es para morirse. Hasta cierto punto es aburrida y con trozos bastante lentos. Además, la promocionan insistiendo en que el director es el mismo que el de "Entre copas" que, al menos a mí, me pareció un coñazo de tres pares de huevos. Pero, en el caso de "Los descendientes", si quieres ver a Clooney más perdido que un pollo sin cabeza, pues vale; si quieres ver paisajes preciosos, pues vale; pero si esperas emocionarte con una historia de gente que sufre y que quiere emocionarte con todo lo que les pasa, mejor vete a ver otra película, porque de eso "Los descendientes" tiene más bien poco.
1 comentario:
Normalita, no me parece de oscar la actuación de Clooney.
Alejapendeja
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