DIRECTOR: ARTHUR HILLER
REPARTO: RYAN O'NEAL, ALI MACGRAW, RAY MILLAND, KATHERINE BALFOUR, JOHN MARLEY
DURACIÓN: 100 min.
AÑO: 1970
GÉNERO: DRAMA
Hay películas que se convierten en auténticos fenómenos desde el momento de su estreno. Ahora bien, que esta fama descomunal se deba exclusivamente a la calidad de las obras y no a modas pasajeras o a factores influyentes de otro tipo, es algo de lo más subjetivo. Ya hemos comentado en anteriores críticas (en especial de aquellas películas que se estrenaron a finales de la década de los años sesenta y mediados de los setenta), que la situación socio-política del momento -en especial en los Estados Unidos- ha sido la responsable de convertir largometrajes como "El graduado - The graduate, 1969" en los films de culto que son hoy en día. En lo que concierne al título que hoy nos ocupa, "Love story", no se trata tan solo de la salvación de Paramout Studios de la quiebra, sino del estreno, en el momento oportuno, de una historia de amor original de que encandiló al público por la sencillez de sus protagonistas, y por la presentación de situaciones normales y problemas reales que podía tener cualquier pareja. Si a ello le añadimos la inspiradísima banda sonora de Francis Lai, el resultado no pudo ser más acertado.
Oliver Barrett IV (O'Neal) es un joven bien posicionado que estudia derecho en la Universidad de Harvard. Allí, conoce a una impulsiva joven llamada Jenny (MacGraw), con la que muy pronto congenia, y de la que se acaba enamorando. Juntos, ambos comienzan a hacer sus planes de futuro, en los que Oliver se licencia y comienza a trabajar como letrado, mientras que Jenny xx. Sin embargo, esta relación no será del todo bien vista por los padres de Oliver, el banquero Oliver Barrett III y su mujer (Milland y Balfour, respectivamente), que consideran que su hijo, futuro heredero de una gran fortuna aspira a algo más que a contraer matrimonio con la hija de un emigrante italiano. A estos inconvenientes, que provocan que se agrande la ya existente distancia emocional entre Oliver y sus progenitores, habrá que añadir una serie de imprevistos que pondrán en jaque la relación de ambos jóvenes.
"Love story", desde el momento de su estreno, ha sido considerada algo más que una simple película romántica. Ha sido tratada como la historia romántica por antonomasia, al tener el gran acierto de querer presentar a dos personajes normales y corrientes que deben hacer frente, cada uno a un nivel, a una serie de inconvenientes con tal de poder seguir juntos, manifestándose su amor mutuo. Sin duda, el libreto escrito por Erich Segal supo cómo combinar el día a día de una sociedad que necesitaba profesarse ese amor de una forma más "pura" (recordemos que se trata de los años posteriores a la promulgación del amor libre del movimiento hippie), a lo que hay que añadir la estupenda recreación por parte de sus protagonistas principales. En efecto, la pareja protagonista carga con una eficiencia deslumbrante con el peso de la película sobre sus espaldas, a pesar de que actores más veteranos como Ray Milland aporten su granito de arena a través de sus ajustadas interpretaciones.
Por otra parte, la realización de Arthur Hiller resulta tan efectiva como atípica. Efectiva porque la cámara actúa como catalizador directo de las emociones de la pareja, estando siempre presente tanto cuando cuando existe algún momento de asueto como cuando deben hacer frente a las adversidades. Así pues, el espectador tiene la sensación de estar metido de lleno en la historia de amor tan apasionada que le están contando. Y atípica porque no suele ser frecuente, en primer lugar, que un drama romántico tenga un final como el que tiene "Love story" y, en segundo lugar, porque tampoco suele ser muy corriente que éste se desvele en los primeros cinco minutos de metraje (famosísimo ese plano de Ryan O'Neal sentado en las gradas de la pista de patinaje de un Central Park completamente nevado y desierto, reflexionando sobre lo que le acaba de pasar, y recordando los momentos vividos en ese mismo sitio).
En resumen, "Love story" es un film indiscutiblemente romántico que, a pesar de contar con una serie de situaciones que, con el paso de tiempo, pueden parecer un tanto pasadas de moda y exageradas, pone de relieve la voluntad inquebrantable de dos personas por seguir amándose pase lo que pase. Y, que un humilde servidor sepa, eso es atemporal.
No sé si "Love story" es o no la película más romántica que se ha hecho hasta hoy pero, si no, creo que poco le falta. Eso sí, al verla hay que tener en cuenta que tiene más de cuarenta años, lo que quiere decir que ha llovido lo suyo desde que dejó a medio mundo llorando a moco tendido. ¿Por qué digo esto? Pues porque si ahora volvemos a ver "Love story", la impresión que tendremos es que es una peli que huele a naftalina más que el liguero de la abuela y que, por mucho que se quieran los protagonistas de la peli, pues que la historia tiene un tufillo a pasado de mil demonios (y no sólo por los pantalones acampanados de los protagonistas y jerséis de cuello alto). Pero claro, el que os dice su opinión de "Love story" es un tío que no suele enternecerse demasiado con las pelis románticas, así que procuraré ser lo más neutro posible -para variar un poco- para contaros lo bueno que tiene la peli (sí, lo tiene), y por qué creo que es uno de los referentes básicos de la historia del cine cuando se habla de pelis paste... digoooo, de películas románticas.
En primer lugar, para mí, "Love story" es, y siempre será, la música de Francis Lai (el tío creo que se llevó el Oscar, y no me extraña). Ya os digo que ver esta peli sin la música tan famosa y esas notas que suenan a triste a cuatro kilómetros, sería como ver el principio de "Carros de fuego - Chariots of fire, 1981" sin la música de Vangelis, es decir, que no sólo cambiaría para siempre el tono de la peli, sino que dejaría de tener la fama que tiene hoy en día. Y, además de la música, que se sacaran de la manga frases del guión que la gente acabó reproduciendo como si fueran papagallos. Esta pedorrada resulta que dejó moqueando a las féminas de medio mundo, y las hizo salir del cine más abrazadas a su pareja que un político a su cargo. Por supuesto, el resto de la historia no se queda atrás y queda pero que bien clarito que "Love story" toca las teclas necesarias para ser entrañable y que la gente se identifique con la pareja protagonista. Para más ejemplo, aquí están los ingredientes: un chico condicionado por venir de una familia rica que detesta a su padre porque éste quiere que su hijo sea como él, una chica que viene de una familia cálida pero pequeña, un amor imposible que quieren sacar a flote como sea, y una tragedia que les jode el invento. Así, cualquiera.
Pero bueno, que me voy del asunto. "Love story" sí que funciona como historia de amor, eso es indudable. Además, porque ves que los personajes se quieren de verdad, por muchos traumas que arrastre cada uno de casa. Además, no se andan con demasiados rodeos a la hora de contar la historia, ni con rollos argumentales de los que te acabas preguntando por qué coño los han metido. Aquí, la cosita está clara: contar la historia de amor de dos chavales jóvenes que hacen lo imposible por estar juntos pero que... bueno, que pasa lo que pasa. Así que "Love story" es como si estuviera dividido en cuatro partes. La primera, cuando se conocen y empiezan a tontear; la segunda, cuando deciden casarse y hacer frente a los factores que se ponen en su contra (sobretodo por parte de los estirados padres de él); la tercera, cuando empiezan la convivencia, con sus más y sus menos; y la cuarta, cuando ocurre el dramático suceso que los hace desesperar y sufrir más que a un bobo). En cada parte, por mucho almíbar que haya de por medio, hay que reconocer que cada "capítulo" está pensado para que la peña que la vea no pueda están en la onda de la pareja, y que se conmueva por todo lo que les pasa.
Otra cosa que funciona de fábula es la elección de los actores. Ali MacGraw porque está guapísima como la atípica jovencita que se enamora como una colegiala (la tipa le pone al payo los puntos sobre las íes de una forma contra la que él no tiene más remedio que acabar cediendo) y Ryan O'Neal porque sabe hacer de chico desesperado e inconformista más que otra cosa -ya que el tío de guapo no tiene nada de nada-. Los dos están de coña y convencen tanto ella (cuando se muestra incondicional de él, incluso cuando está ingresada en el hospital) como él (con esa rabia contenida del principio cuando les presenta a la chica a sus padres en ese pedazo de mansión, como cuando se enfrenta a su padre en la entrada del hospital).
En fin, que sí, que "Love story" es una de las películas más románticas que se hayan hecho y que, al menos, los amantes de este tipo de cine debería ver alguna vez en su vida. Yo la he visto una vez -que me parece más que suficiente-, pero me sigo quedando con la música. Ahora, eso sí, ya os digo que como peli de amor debe funcionar de maravilla, porque la vi con mi chica, a la que no le gustan las pelis antiguas (más viejo de los años ochenta, eso ya es arcaico), y mejor ni os cuento cómo iban los Kleenex al final. En fin, pues eso, que sepáis que "amar significa no tener que decir nunca lo siento".
2 comentarios:
marcó del tal manera su generación que tanto intérpretes como melodía de la banda original siguen en la memoria de todos.
Puaj! ¡Qué empalago! Tanto arrope me va a volver diabético. No puedo con tanto azúcar.
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