DIRECTOR: JONATHAN LIEBESMAN
REPARTO: SAM WORTHINGTON, LIAM NEESON, RALPH FIENNES, ROSAMUND PIKE, ÉDGAR RAMÍREZ, TOBY KEBBELL, DANNY HOUSTON, BILL NIGHY
DURACIÓN: 99 min.
AÑO: 2012
GÉNERO: AVENTURAS
Desde "Ulises - Ulisse, 1954" hasta "Jasón y los argonautas - Jason and the Argonauts, 1963", la mitología clásica, con sus historias y leyendas acerca de héroes, dioses y aventuras sin parangón ha supuesto, a lo largo de los años, una importante fuente de inspiración para la realización de proyectos cinematográficos. Tanto obras como la primera versión de "Furia de titanes - Clash of the titans, 1981" e, incluso, la aproximación que Disney hizo del mito en "Hércules - Hercules, 1997" han sabido aprovechar el tirón único que les ofrecen estos relatos arrebatadores acerca de las más variadas epopeyas que, en muchas ocasiones (caso de los primeros títulos mencionados), se han convertidos en auténticas obras de referencia. Ahora, llega a las carteleras españolas "Ira de titanes", secuela de "Furia de titanes - Clash of the titans, 2010" y que, contando con buena parte del reparto original, promete mejores y más sofisticadas emociones, repletas de impactantes efectos especiales.
Cuando Zeus (Neeson) y Poseidón (Houston) ven disminuir su poder inmortal, éste primero acude a su hijo bastardo, Perseo (Worthington) con el fin de que los ayude a restablecer el poder de los dioses. Cuando Perseo se niega y Hades (Fiennes) y Ares (Rodríguez) se alían para traicionarlos y liberar de su prisión milenaria al titán Cronos. Será entonces cuando, apremiado por una serie de espantosas visiones, Perseo pida ayuda a Andromeda (Pike), un antiguo amor de su juventud, y a su primo Agénor (Kebbell), hijo de Poseidón, para lograr detener a Hades y Ares antes de que el Cronos quede en libertad y siembre el caos entre la humanidad.
Tras el éxito arrollador de "300 - 300, 2007" y los buenos resultados comerciales (los artísticos mejor dejarlos de lado) de "Furia de titanes", era inevitable que una secuela no tardaría en llegar a las carteleras. Dicho y hecho, en esta ocasión el francés Louis Leterrier, responsable de dirigir la primera parte, ha cedido las riendas de la realización al más funcional -y muchísimo más impersonal- Jonathan Liebesman, director de productos tan cuestionables como "En la oscuridad - Darkness Falls, 2003" o "Invasión a La Tierra - Battle L.A., 2011". De esta forma, al igual que en la traca protagonizada por Aaron Eckhart (disculpen el prejuicio, pero es que aquel film me pareció, ni más ni menos, que eso, una traca: mucho ruido y pocas nueces), Liebesman sabe a la perfección que tiene a su disposición un carísimo juguete del que debe servirse para entretener al público. Así, de esta forma, y por suerte para el espectador, el resultado es un festival de efectos especiales abrumadores, grandes secuencias de batallas excesivamente digitales, y un nivel técnico de primera categoría que hubiera requerido de un proyecto más serio y menos malo.
Si el lector se pregunta que qué queremos decir con ello, pues ni más ni menos que "Ira de titanes", desde el punto de vista técnico (efectos visuales -sobretodo- fotogrtafía, montaje, música -sensacional banda sonora compuesta por el turolense Javier Navarrete, a la altura de las mejores composiciones de los músicos más conocidos del panorama actual-, etc.), el film es impecable. Incluso hay que agradecer a "Ira de titanes" que, a diferencia de su predecesora, haya demostrado una mayor "tranquilidad" a la hora de elaborar el montaje, al no limitar la duración de cada plano a una milésima de segundo, por muy trepidante que sea la secuencia de acción. Sin embargo, desde el punto de vista argumental, "Ira de titanes" es harina de otro costal. No sólo porque se invente por completo la historia de la mitología en la que se basa (¿los dioses volviéndose mortales? ¿Poseidón y Zeus muriendo? ¿Ares enfrentándose a Poseidón y a su padre Zeus? ¿Cronos siendo desatado por Hades?), sino por la falta absoluta de frases coherentes en el libreto escrito por Greg Berlanti y la constante presencia de instantes ridículos: el hijo de Perseo asistiendo impávido al combate entre su tío Ares y su padre, Andrómeda convertida en la comandante de un gran ejército, Hades entrando en razón tras su aparente traición, y un largo etcétera.
Así pues, tan sólo queda considerar a "Ira de titanes" como un pasatiempo inofensivo destinado a satisfacer el ansia de acción y aventura (mucho más de la primera y menos de la segunda) de los espectadores menos exigentes -y más jóvenes- que no a realizar un gran homenaje a las producciones más clásicas a las que nos referíamos en la introducción. Cierto es que el film contiene algunas secuencias ciertamente memorables (las visiones de destrucción de Perseo por parte de Cronos, el laberinto en movimiento en que se convierte el descenso de los héroes al inframundo, o el enfrentamiento final de Perseo a lomos de Pegaso, con Cronos) pero, aparte de este par de brillantes instantes, "Ira de titanes" se acerca más a la calificación anterior de "traca" que no a la de gran película.
El que quiera ver este finde en el cine una película de aventuras entretenida y distraída, que no se lo piense dos veces: "Ira de titanes" es apuesta segura. La decisión es muy fácil: ¿Os gustó la primera? Pues ésta os va a encantar ¿Creéis que la primera parte era una mierda que se pasaba por el forro la mitología con tal de que la cosa resultara en la pantalla? Je, pues entonces, con ésta lo vais a pasar chungo de pelotas. Y, para los que no hayáis visto ni una ni otra, pues deciros que "Ira de titanes" es justo lo que parece en el tráiler: efectos especiales a punta pala, ritmo frenético, guión de risa y actores en los que no te fijas porque entre tanta pelea y tanta batalla no tienes tiempo. Es justo de ese tipo de películas que no engañan a nadie, y que sabes de sobra a lo que vas. Eso sí, si resulta que, como el menda al ir al cine, tienes ganas de distraerte un rato y fliparla con cómo de currada puede estar una historia (insisto, dejando de lado que sea una parida sin casi guión), pues sales de la sala encantado de la vida.
No hay que pedirle peras al olmo. "Ira de titanes" es ese tipo de película al que ni se te ocurra pedirle una historia súper currada, unos actores de Oscar (Liam Neeson y Ralph Fiennes, quién os ha visto y quién os ve...), y un mensaje muy profundo. Si quieres eso, vete al primer cine al que pongan una película tunecina o iraní. Aquí lo que hay es lo que hay, y en cuanto empieza, con Zeus y Poseidón siendo traicionados por su hermano Hades, ya te hueles por dónde van a ir los tiros. Así que tienes dos opciones: o te llevas las manos a la cabeza y te preparas para la hora y media que te queda por delante, o te lo pasa pipa como hice yo con la montaña rusa que se han montado los colegas desde que la quimera ataca el pueblo de Perseo -cosa que, por cierto, pasa diez minutos después-. "Ira de titanes" no pierde el tiempo con explicaciones chorra. Va al grano nada más empezar, y lo hace de una forma que no tienes tiempo ni de procesar las imágenes. No estoy diciendo que la película sea un mareo, para nada. Tiene mogollón de acción y escenas de lucha, pero sabes de sobra quiénes son los buenos, quiénes los malos y dónde está cada uno de ellos. Pero, y en eso hasta los que pasan de este tipo de pelis deben reconocer, está hecha que te cagas: el sueño de Perseo en el que Cronos arrasa con todo, el ataque de la quimera, el bosque de los Cíclopes, la primera batalla entre Ares, Perseo y Agénor, el cruce del laberinto gigante que lleva al inframundo, y todo lo demás hasta la batalla final. Os prometo que casi no tienes tiempo ni de pestañear.
"Ira de titanes" es la típica película con efectos especiales a tutiplén que quiere distraerte para que pases un buen rato, ni más ni menos. Pero reconozco que hay que saber ver una peli como ésta. A mí, personalmente, me gustó bastante más que la primera, que creo que tenía muchísimo más bla-blá y menos acción. Aquí pasa justo lo contrario, que a buen entendedor pocas palabras bastan y, para ello, te montan un show de tres pares de pelotas con un ritmo trepidante y unos efectos especiales de infarto. No es precisamente el tipo de película que me volvería a ver porque he salido emocionado de tanto espectáculo, pero sí que reconozco que cumple su función a la perfección. Al fin y al cabo, después de ver el tráiler, ¿qué más se puede esperar?
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