lunes, 23 de abril de 2012

ESPECIAL SEMANA SÚPER HÉROES: "SUPERMAN"

TÍTULO: SUPERMAN

DIRECTOR: RICHARD DONNER

REPARTO: CHRISTOPHER REEVE, GENE HACKMAN, MARLON BRANDO, NED BEATTY, MARGOT KIDDER, GLENN FORD, VALERIE PERRINE

DURACIÓN: 135 min.

AÑO: 1978

GÉNERO: AVENTURAS

  • EL DR. JEKYLL DICE:
  • Poco se imaginaban el guionista Jerry Siegel y el dibujante Joe Shuster cuando crearon a un héroe de cómica¡ llamado Superman el éxito que este personaje iba a tener, ya no sólo en el mundo literario, sino también en la televisión y, sobretodo, en el cine. De hecho, la primera aparición de Superman en una pantalla se remonta a finales de los años cincuenta, cuando actores como el malogrado George Reeves dieron vida al súper hombre. Sin embargo, no fue hasta finales de los años setenta cuando Superman contaría con la adaptación cinematográfica definitiva en la gran pantalla, gracias a la estupenda película de aventuras dirigida por Richard Donner (recién salido del gran éxito que había cosechado con “La profecía – The Omen, 1976”), en la que, un desconocido por aquel entonces, Christopher Reeve le aportaría al personaje la dimensión humana y el carisma definitivos. Planteada desde el comienzo como una gran súper producción, “Superman” se desmarcó de las películas de aventuras que se habían realizado hasta la fecha (con permiso de “La guerra de las galaxias – Star wars, 1977, que se había estrenado el año anterior), al combinar perfectamente la emoción del relato propio de los héroes de comic con una puesta en escena tan espectacular como grandilocuente.

    Antes de la destrucción del planeta Krypton, Jor-El (Brando) salva a su hijo pequeño, metiéndolo en una lanzadera espacial y arrojándolo a la galaxia. La lanzadera caerá en La Tierra, cerca de una granja propiedad de la familia Kent. Los Kent, que nunca han podido tener hijos, adoptan al pequeño y lo crían como si fuera suyo aunque, ya desde joven, hace alarde de unos poderes sobre humanos asombrosos. Ya de adulto, Clark, que es como los Kent lo ha llamado Clark (Reeve), entra a trabajar en un periódico de la gran ciudad de Metrópolis, donde trabajará con la dicharachera periodista Lois Lane (Kidder). Sin embargo, Clark Kent no es más que una tapadera para encubrir a su alter ego, Superman, que acudirá al rescate de sus conciudadanos siempre que se avecine un peligro. Los problemas vendrán cuando un despiadado criminal llamado Lex Luthor (Hackman) haga lo posible por destruir a Superman.

    Hablar de “Superman” es hablar de una de los largometrajes de súper héroes por excelencia. No sólo porque se trate de la primera gran producción acerca de un héroe surgido de los comics, sino porque, incluso más de treinta años después, aún sigue siendo recordada con cariño por todos los espectadores que, tal y como apuntaba en la promoción del film, “creyeron que un hombre podía volar”. No es para menos pues, “Superman”, aparte de contar con unos efectos especiales muy elaborados para su época (como hemos mencionado en la introducción, hacía a penas unos meses que George Lucas había revolucionado para siempre el mundo de los trucajes especiales), cada uno de sus elementos está integrado en el conjunto de forma ejemplar.

    En primer lugar, Donner apuesta por el relato de aventuras sin descuidar ni la importancia de los personajes –a diferencia de cómo sucedía en la más reciente versión sobre el héroe, “Superman returns – Superman returns, 2006”- ni se olvida de que es el responsable de que el largometraje sea un gran espectáculo, con las dosis de entretenimiento y emoción necesarias. Así pues, tras un comienzo ciertamente espectacular con la destrucción del planeta Krypton, y la aparición de los títulos de crédito a ritmo de la famosísima fanfarria compuesta por John Williams (considerada, a día de hoy, como una de las más célebres de la historia del cine), el film avanza con la suficiente agilidad como para que el público no esté ansioso por ver al protagonista en acción. Sin embargo, en honor a la verdad, hay que reconocer que cuando Superman comienza a aplicar sus poderes en pro del bienestar ciudadano, el público reacciona entusiasmado. En efecto, aquí es donde “Superman” gana enteros, ya que no sólo se trata de plasmar sus aventuras sino de diseñar y recrear secuencias ciertamente asombrosas, que no por ello carecen de sentido del humor (ver el instante en que un ladrón que está trepando por la fachada de un edificio se topa con Superman, que se limita a mirarlo sonriente sin moverse).

    En segundo lugar, “Superman” puede presumir (casi diríamos que junto con las dos últimas entregas de “Batman”) de ser una de las pocas películas de súper héroes en que las actuaciones de todo su reparto están a la altura de las circunstancias. En efecto, es muy fácil que las interpretaciones, ya sea de héroes o villanos, de películas basadas en personajes de comic recurran a los estereotipos más ridículos y sobreactuados por parte del reparto –aquí, por desgracia, la lista es larga: Arnold Schwarzenegger, Kevin Spacey, Jack Nicholson, Uma Thurman, Tommy Lee Jones, Jim Carrey, Danny de Vito, Willem Dafoe y un largo etcétera-. Por fortuna, a pesar de la, en ocasiones, irritante presencia del personaje al que encarna Ned Beatty, tanto los “buenos” (Reeve) como los “malos” (Hackman) resultan creíbles y, lo más importante, entrañables. Prueba de ello es la reacción de muchos espectadores quienes, ante las últimas adaptaciones que se han hecho y o que se van a estrenar, afirman “pues, para mí, el Superman va a ser siempre el primero, el que tuvo el accidente con el caballo y murió”. Yo, desde luego, me cuento entre los que opinan así.

    En definitiva, “Superman”, más allá de una película sobre súper héroes, es un excelente film de aventuras, muy bien hecho, con una historia interesante que, aunque recurre a varios clichés de este tipo de largometrajes, en ningún caso cae en el aburrimiento ni en el ridículo. Prueba del ello es que, con el tiempo que ha pasado desde que se estrenó, aún se sigue viendo con el mismo cariño que la primera vez. Eso sí, más vale centrarse en esta primera parte, y olvidarse de las lamentables secuelas que generó hasta mediados de los años ochenta.

  • MR. HYDE DICE:
  • Hete aquí la primera gran peli de súper héroes. No tengo ni idea de cómo tuvo que ser el momento de su estreno porque yo aún andaba de huevo en huevo pero, desde luego, tuvo que ser impresionante. Es verdad que, vista hoy en día, “Superman” tiene ya un tufillo a viejo que se nota mucho en su estética (y no me refiero sólo a la forma de vestir ni a los coches que van por la calle). Pero, a diferencia de otras películas de este palo y, por supuesto, de otras versiones que han venido después -¿alguien ha dicho Bryan Singer?-, lo que hace que treinta y cinco años después “Superman” siga resultándole simpática a la peña es su protagonista. No es que el pobre Christopher Reeve fuera un actor cojonudo pero, de lo que no hay duda es de que supo darle una humanidad, simpatía y ternura (sí, ya sé que dicho así suena un poco gay, pero es que es así) que ni si quiera las súper estrellas que iban de guays como Marlon Brando o Gene Hackman consiguieron. Y, por supuesto, de los otros actores que han interpretado a Superman, ya ni hablemos.

    “Superman” es una peli que la gente recuerda con cariño, aparte de por ver a Christopher Reeve, porque era una película de aventuras estupenda en la que, además, hay cabida para todo. Consiguen meter en una misma película los orígenes del súper héroe, su adolescencia, sus primeros logros y las misiones más chungas para salvar a Metrópolis del malo malísimo de turno (algo así como lo que hizo hace poco Christopher Nolan con “Batman begins – Batman begins, 2005”). Nada de esto se te hace aburrido, ni tienes ganas de que la historia avance aún más porque te lo van contando poco a poco y sin dejar de ser interesante. Además, otra cosa curiosa de “Superman” es que el malo también tiene un encanto particular porque, por mucho que se quiera cargar al Super y hacerse el amo del mundo y bla bla bla, el tío consigue que te caiga bien hasta cuando le enrolla a Superman un trozo de kriptonita al cuello y lo deja agonizando.

    Secuencias espectaculares no le faltan aunque, como os decía antes, hay algunas que ase ven viejas de cojones. Por ejemplo, mola el momento ese en el que Lois Lane cae de lo alto de un edificio, junto con un helicóptero y, por supuesto, Superman va echando pipas a ayudarlos a los dos, canta a la legua que el tío está colgado con un par de cables. O como cuando Superman se lleva a volar a Lois Lane para que vea toda Metrópolis por la noche. Pues vale que son escenas muy simpáticas y tal, pero se notan trucadas y viejas que te cagas (mejor ni mencionamos cuando, mientras van volando, a Superman se le posa en el brazo una paloma, que queda más cutre que cutre). Pero, por otra parte, también tiene sus momentos chulos, como cuando Superman hace de vía para evitar que un tren descarrile, o como cuando evita que un autobús escolar lleno de niños se vaya por un puente p’abajo. También es espectacular todo el principio, con la destrucción del planeta Krypton o el aterrizaje a lo bestia en medio de la granja de los Kent.

    Claro que, “Superman” funciona más por que combinan de perlas todos esos “episodios”. Tan pronto quiere ser un mortal más (y se pira al coño del mundo a dejar de ser un súper héroe) como que se da cuenta de lo mucho bueno que puede hacer teniendo todos esos poderes (que es lo que le pasa cuando cuatro macarras le zurran en un bar). Aparte, no faltan un poco las idas de pinza en la película, como cuando empieza a girara a toda pastilla alrededor de La Tierra para invertir el orden de los acontecimientos y retroceder el tiempo para evitar una tragedia gorda. Ahí, en mi nada humilde opinión, a los de la peli se es va un poco la pinza.

    Pero, aún así, “Superman” no deja de ser muy distraída. Por supuesto, la música que el grandísimo maestro John Williams compuso –y que aún sigue siendo una de las melodías más famosas de la historia del cine- tiene parte de mérito en todo ello. Aunque, de todos modos, yo creo que “Superman” funciona porque, contra todo pronóstico, el héroe, a pesar de que disfruta siéndolo (me encanta el momento en que vuelve al bar para enfrentarse a los mascachapas de turno y dice que es que ha estado haciendo pesas), es un tío humilde y majo, que es consciente de que tiene su responsabilidad con los humanos y que no va de presumido (de ahí la pinta de tonto que tiene el pobre con las gafas y ese flequillo). En fin, que sé que no es de lo mejor que he visto de películas de súper héroes pero, desde luego, sí una de las que merece la pena ver – mi chica se enganchó el otro que la pasaban por la tele, con una sonrisa de oreja a oreja-, a pesar de que ya tiene sus años. Divertida, simpática y que se deja ver con tanta nostalgia como buen rollito.

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