DIRECTOR: MICHAEL MANN
REPARTO: DANIEL DAY-LEWIS, MADELEINE STOWE, WES STUDI, RUSSELL MEANS, ERIC SHWEIG, JODHI MAY, STEVEN WADDINGTON, MAURICE ROËVES
DURACIÓN: 118 min.
AÑO: 1992
GÉNERO: AVENTURAS
No hace falta más que echar un vistazo a la filmografía de Michael Mann para darse cuenta de que se trata de una de las personalidades más polivalentes e inquietas del cine moderno. Curtido en la realización de numerosos episodios de exitosas series de televisión, cada vez que Mann ha dirigido alguna película, la crítica la ha ensalzado casi con pasión. No es para menos, pues es uno de los pocos directores que aún siguen en activo cuya pasión por el cine le lleva, en cada nuevo proyecto, a querer experimentar nuevas técnicas (lentes, objetivos, iluminación, sistemas de grabación...), consiguiendo resultados que, si bien no siempre se convierten en éxitos arrolladores, no hay quien le quite el mérito -auántos directores da la sensación de que se conforman con gritar "¡Acción!" sin el más mínimo interés por ser un poco más innovadores. Así pues, desde el mejor cine policiaco ("Heat - Heat, 1995", "Collateral - Collateral, 2004") pasando por originales bipoics ("Ali - Ali - 2001", "Enemigos públicos - Public enemies, 2009") y films que lo dicen todo con cada movimiento de cámara, capaces de absorber la atención del espectador con un guión tan complejo como magistral ("El dilema - The insider, 1999"), la carrera cinematográfica de Michael Mann es, en dos palabras, una delicia. De entre todos sus largometrajes, el que con mayor probabilidad haya logrado mayor repercusión sea, precisamente, "El último mohicano", una nueva adaptación de la novela homónima de James Fenimore Cooper, rodada con una grandiosidad y espectacularidad que quedaron en la memoria de muchísimos espectadores, al igual que su portentosa banda sonora.
Mediados del siglo XVIII. Nathaniel Poe (Day-Lewis), también llamado Ojo de Águila, es un joven de raza blanco criado por los mohicanos como uno más de ellos. En mitad de la Guerra de Independencia estadounidense, Ojo de Halcón y su hermano adoptivo Uncas (Schweig) salvan de una emboscada urdida por los franceses a dos hermosas jóvenes. Éstas, resultan ser las hijas del coronel Munro (Roëves), quien les agradece, no sin cierto resentimiento, su heroicidad. Los problemas vendrán cuando las tropas francesas, que cuentan con el importante apoyo de una serie de indios nativos, entre los que se encuentra el despiadado Magua (Studi), asaltan a las tropas inglesas, por lo que Ojo de Halcón y Uncas deberán huir del asedio en compañía de las dos hermanas, y de un capitán de la guardia inglesa. Además, las cosas aún se complicarán más cuando Cora (Stowe), la hermana mayor, se enamore de Ojo de Halcón, y Alice (May), la hermana menor, de Uncas.
"El último mohicano" es una gran súper producción. Tal vez, en el momento de su estreno, se la presentara como una película más de aventuras pero, de lo que no cabe duda es de que se trata de una gran película, realizada con un gusto y cuidado exquisito, y con una puesta en escena arrebatadora. Para empezar, la ambientación es sensacional, no sólo por la construcción de los decorados correspondientes, sino por las localizaciones en los que tiene lugar su filmación (seguro que quien la ha visto aún recuerda la parte trasera de las cataratas y el sendero al borde del abismo en el que tiene lugar un trágico suceso). Además, desde el punto de vista técnico, "El último mohicano" hace gala de una perfección patente, consiguiendo un equilibrio magnífico entre los momentos más íntimos (atención al cara a cara, repleto de emociones contenidas, entre Ojo de Halcón y Cora, cuando éste se encuentra encarcelado en el campamento inglés), y la espectacularidad de las escenas de acción (desde las batallas a campo abierto hasta los ataques cuerpo a cuerpo en mita de la selva -algo que, años más tarde, perfeccionaría Mel Gibson en su polémica "Apocalypto - Apocalypto, 2006"-).
Asimismo, en el resto de apartados técnicos (la fotografía de Dane Spinotti -colaborador habitual de Mann- o el montaje de Arthur Schmidt -habitual de Robert Zemeckis-) la cinta es todo un ejemplo de cálculo y planificación. Ahora bien, si existe un apartado en el que destaque especialmente "El último mohicano", y que se diferencia con claridad del resto, es en la música. A día de hoy, la banda sonora compuesta a cuatro manos por el veterano Trevor Jones y Randy Edelman es una de las más conocidas de la historia del cine reciente. Y no es para menos, habida la cuenta de que logra darle una fuerza tremenda a lo épico de sus imágenes, hecho que queda patente en instantes tan épicos como el beso final que le da Ojo de Halcón a Cora detrás una catarata, mientras le pide que sobreviva para que él pueda encontrarla de nuevo.
En definitiva, "El último mohicano" es una espectáculo con mayúsculas. Una lección de cine bien hecho que consigue hipnotizar al público durante toda su emocionante trama.
Para mí, "El último mohicano" es la música. No sé si porque el tema central de la peli lo he escuchado ya hasta cansarme o qué, pero ver la película con otra música, creo que sería imposible. Es más, creo que parte de la fuerza esa que tiene y de lo chula que está es en mucha medida gracias a ella. Pero, además, es un peliculón de aventuras como la copa de un pino, entretenida y de las que te hace casi ni pestañear. Además, la historia me parece súper original (aunque esté basada en una novela) ya que, hasta ahora, todas las películas sobre la Guerra de Independencia de los Estados Unidos siempre las habían hecho sacando o a los nativos americanos en colaboración con los franceses, o a los ingleses como los hijoputas que querían someterlos como fuera. Sin embargo, en esta película, lo que ves es gente que, al margen de la guerra, se quiere mantener unida pase lo que pase, y con independencia de la raza y creencias de cada uno.
"El último mohicano" es espectacular desde que empieza hasta que acaba. Ahora, lo curioso es que parece que no se quiere dar esos aires de grandeza, sino que es como si cada parte espectacular lo fuera porque es lo que toca, como si te metieran en medio de cada batalla y enfrentamiento porque pasabas por allí, pero luego te lo quisieran enseñar en todo su esplendor (y creedme si os digo que lo hacen a base de bien, sea de día o de noche, y sea en mitad de un llano o detrás de una catarata). De entre todas esas escenas acojonantes, no sabría muy bien con cuál quedarme. Las hay impresionantes por su violencia (lo que le pasa al capitán inglés, o las peleas de los soldados con los indios a base de machetazos), por la emoción que tienen (atentos a cuando el mohicano y su hermano llegan casi en el último segundo para salvarles el culo a las dos hermanas, justo antes de que un indio le rebane el pescuezo a la morena), por lo bien hechas que están (el enfrentamiento final entre el indio cabrón más malo que un demonio y el mohicano), y porque casi parece que puedas estirar la mano y "tocar" la imagen (todo lo que pasa en el campamento inglés de noche).
Por supuesto, en medio de todo, Daniel Day-Lewis metiéndose en la piel del mohicano con una facilidad que casi parece que el tío ha sido un indio de esos toda su vida. Y Madeleine Stowe demostrando por qué Kevin Costner era capaz de perder la cabeza por ella en aquella peli tan chula en que hacía de mujer de Anthony Quinn. Pero más que por las actuaciones, "El último mohicano" llama la atención porque tiene ese aire de peliculón a lo bestia que tenían las pelis épicas de hace cincuenta años -me refiero a esas en que ves diez minutos y ya sabes de qué palo va a ir la cosa, y que estás a punto de ver algo grande-. Además, tiene mucho mérito que, no siendo la primera vez que se hace una película sobre este mismo tema, sí que se consigue un resultado tan brutal y hacer que tú, que estás ahí parado delante de la pantalla, casi ni parpadees. Es verdad que la historia puede ser un poco liosa (aparecen tanto los gabachos como los ingleses, y los dos se sirven de los indios para poder ganar al otro), pero está hecha con tal gracia que no sólo pillas en seguida el hilo, sino que casi te sorprende la facilidad con la que van enganchando un tema detrás de otro.
En fin, que os podría decir mil maravillas sobre "El último mohicano", pero lo mejor es que si no la habéis visto, no perdáis más el tiempo y la consigáis cuanto antes. Ah, y su banda sonora también, porque tanto una como la otra son dos pasadas impresionantes. En serio, de esas que ves al cabo de un tiempo y te vuelves a enganchar con la misma facilidad que la primera vez; o de las que recuerdas y, casi sin darte cuenta, te viene una sonrisa tonta a la cara. Buenísima señal, ¿no?
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