DIRECTOR: ROBERT WISE
REPARTO: JULIE HARRIS, CLAIRE BLOOM, RICHARD JOHNSON, RUSS TAMBLYN, FAY COMPTON, LOIS MAXWELL
DURACIÓN: 112 min.
AÑO: 1963
GÉNERO: TERROR
Las historias sobre brujería y encantamientos siempre han sido un recurso al que Hollywood ha recurrido de cuando en cuando a la hora de realizar sus largometrajes. Puede que el film de Robert Wise fuera uno de los más notorios del momento en abordar el tema, si bien líneas argumentales similares ya se habían explotado unos años antes en películas como "La mansión de los horrores - House on haunted hill, 1959" o "Los 13 fantasmas - 13 ghosts, 1960", y volverían a ser utilizadas para otros films posteriores como, por ejemplo, "Terror en Amityville - The amityville horror, 1979", o "Al final de la escalera - The changeling, 1980". Ahora bien, a diferencia de las anteriores propuestas -de las cuales, por cierto, las tres primeras han sido objeto de remakes relativamente recientes, al igual que ésta "The haunting: la mansión encantada"- la dirigida por el polifacético Robert Wise, se acerca más al teatro filmado que a una gran producción de terror. Más adelante entraremos en detalles sobre ella.
El doctor Markway (Johnson) es un psicólogo especializado en los fenómenos paranormales que pretende, tras una cuidada selección de candidatos, pasar unos días en una vieja mansión en la que, en el pasado, se han producido una serie de extrañas muertes aún no aclaradas. Lo que Markway pretende es demostrar la existencia de dichos fenómenos paranormales, por lo que sus candidatos tienen en común el haber sido testigos de algún fenómeno de este tipo. Ellos son Eleanor (Harris), Theo (Bloom) y Luke (Tamblyn), futuro heredero de la propiedad.
"The haunting: la mansión encantada" es un film que se apoya muchísimo más en el terror psicológico y en el arte de la sugestión que no en el interés por recurrir a los clichés más explotados del género: costosos efectos especiales, apariciones fantasmales, sangre por doquier... "The haunting: la mansión encantada" no cae para nada en esa trampa. En su lugar, por lo que opta el film de Wise es por sumergir al espectador en la misma situación en la que se ven envueltos sus personajes. Las secuencias más terroríficas asustan, precisamente, más por lo que no se ve (esos ruidos atronadores tras las puertas y paredes, el dibujo proyectado en una pared a causa de las sombras en la que se puede distinguir una cara amenazadora, en "embrujo" de la torre de la mansión o de la escalera de caracol, etc.) que por lo que sí (el mensaje intimidatorio escrito en una de las paredes del pasillo...).
Por otra parte, también da la sensación de que Robert Wise, en su intento de hacer que el público se introduzca de lleno en la psicología de la película, recurre en exceso a la voz en off de la protagonista, que permite a los espectadores conocer sus pensamientos, sus temores y miedos. Este recurso funciona con efectividad durante los primeros minutos de metraje (más o menos, hasta que la protagonista llega con su coche a la mansión de la colina) pero, a partir de entonces, lo único que parece conseguir es entorpecer el avance de la acción. En lugar de ir en aumento conforme se van sucediendo los acontecimientos, ésta se mantiene constante a lo largo de lo que resta de largometraje, por lo que "The haunting: la mansión encantada" no consigue llegar a un clímax tan explosivo como cabría esperar. Afortunadamente, Wise sabe introducir a la perfección en la película el personaje de la esposa del doctor quien, a pesar de su poco peso en el conjunto del film, proporciona algunos de los instantes escalofriantes de su tercio final (ver su aparición súbita tras el incidente de la escalera o, por supuesto, en el bosque, justo antes del final).
Así pues, aunque "The haunting: la mansión encantada" pueda dar la sensación, a priori, de que va mucho más allá en lo que a los largometrajes de casas malditas se refiere, lo cierto es que se perfila más como una obra de teatro basada en la sugestión de los miedos que proyectan sus mismos protagonistas en ese entorno que no otra cosa. Por supuesto, es loable la labor tanto de Wise en la dirección como, por supuesto, de Davis Boulton en la escalofriante fotografía en blanco y negro, o la cuidada interpretación de Richard Johnson como doctor especializado en lo paranormal (excelente su instante a solas con Eleonor en el desayuno). Por lo demás, "The haunting: la mansión encantada" no es más que un intento muy digno de contar una historia inquietante de una forma clásica y correcta, pero carente del efectivismo que reinan las producciones de hoy en día. Cosa que, por cierto, tampoco debe ser tomada como un inconveniente.
A ver, la peli no está mal, aunque se nota que ya tiene sus años. Fijo que cuando salió dejó con los cataplines por corbata a la mitad de la gente que fue a verla. Pero claro, ahora, a día de hoy, pues como que los sustos que tiene la película no te acojonan lo más mínimo. No es que sea por el blanco y negro, que a veces puede ayudar aún más a hacer que te riles de miedo o que te aburras como una ostra. Aunque después de ver "The haunting: la mansión encantada" lo que me da a mí es, como dice el rollero de arriba, que lo que quisieron hacer fue más una peli de suspense que no una de miedo. Ahí sí que reconozco que más o menos es resultona, porque te pasas todo el rato con la sensación de que va a pasar algo chungo, de que hay alguna especie de amenaza cerca que les va a hacer saltar hasta el techo a los que se meten en ese pedazo de casa.
"The haunting: la mansión encantada" tiene, para mi gusto, un par de cosas que está muy logradas, y otras que son una cagada monumental. En el primer grupo, metería algún que otro momento suelto. Por ejemplo, todo el principio es estupendo, cuando te cuentan qué es lo que pasó con los propietarios y herederos, y fueron muriendo cada uno de ellos. Sólo escuchas una voz en off que te lo cuenta todo, pero es suficiente para que se te meta ya ese gusanillo de inquietud en el cuerpo (el cuerpo de la mujer que tiene el accidente con la carreta, de la que se cae de espaldas por una escalera y se parte el cuello y, sobretodo, de la criada esa que sube una escalera de caracol y se ahorca en una viga). Luego, también es cierto que tiene dos o tres momentos, cuando empiezan a pasar los fenómenos paranormales, en que casi ni respiras. Por ejemplo, la segunda noche que pasan, cuando la protagonista esa rara escucha gritos de un niño detrás de una pared, y da la sensación de que los agujeros que hay allí le dan a la pared la forma de una cara enfadada. O como, cuando exploran la casa, y se encuentran en el invernadero unba estatua gigante de toda la familia muerta. Ahí, de verdad te juro que crees que te van a pegar un susto de esos de infarto. Lo malo es... que no.
Y así llegamos a lo peor de la película. "The haunting: la mansión encantada" quiere asustar a base de sacar a la mujer protagonista con cara de loca, escuchando sus pensamientos para que todos sepamos que la pobre señora está como una cafetera. Y claro, eso, al principio, aún tira que te va. Pero cuando ya te hueles que va a ser todo el rato la mujer poniendo caras raras y flipando con cosas que sólo ella parece ver (y que, la verdad, tampoco son tan graves, que si se oyen golpes fuertes detrás de una pared, coño pues vas y la abres a ver qué pasa), pues ya te aburre un poco. Además, una cosa muy importante que te da algo de bajón es que "The haunting: la mansión encantada" deja un huevo de cosas sin resolver. Por ejemplo, qué carajo le pasa a la mansión esa, qué es lo que provoca tantos ruidos por la noche, quién escribe el nombre de la pirada en la pared, o qué rollo extraño hay con la habitación de los niños. Digamos que si te aclararan un poco esas cosas, pues como que la peli tendría un poco más de sentido.
En fin, que hay que reconocer que "The haunting: la mansión encantada" es un buen intento de no hacer la misma basura de siempre sobre las casas encantadas. Y, si os interesa saberlo, desde luego, es mil veces mejor que esa mierda de versión moderna que hicieron Liam Neeson y Catherine Zeta-Jones hace unos años (me refiero a "The haunting (La guarida) - The haunting, 1999). En fin, para pasar el rato.
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