domingo, 3 de junio de 2012

CINE EN CARTEL: "LA SOMBRA DE LOS OTROS"

TÍTULO: LA SOMBRA DE LOS OTROS

DIRECTORES: MANS MARLIND & BJORN STEIN

REPARTO: JULIANNE MOORE, JONATHAN RHYS-MEYERS, JEFFREY DEMUNN, FRANCES CONROY, BROOKLYN PROULX

DURACIÓN: 112 min.

AÑO: 2010

GÉNERO: TERROR

  • EL DR. JEKYLL DICE:
  • Hablar de thrillers sobrenaturales, lamentablemente, suele ser sinónimo de hacerlo acerca de largometrajes cuyo interés depende en exclusiva de la predisposición del público a disfrutar de los sustos que ofrecen este tipo de films. Cierto hay que, de cuando en cuando, surge alguna producción que en verdad se desmarca del resto aunque, por lo general, el resto se limita a acumular cuantos más clichés posibles mejor, convirtiendo dichos largometrajes en una vulgar parodia de sí mismos. Películas relativamente recientes como “En la oscuridad – Darkness Falls, 2003” o “Boogeyman, la puerta del miedo – Boogeyman, 2005”, por poner un par de casos, son el ejemplo perfecto de película ridícula, cuyo único atractivo reside en la acumulación constante de sustos fáciles. “La sombra de los otros”, film rodado hace más de dos años que se estrena este fin de semana en nuestro país, podría engrosar esta lista de largometrajes simplones. Ahora bien, por suerte para el espectador, “La sombra de los otros” cuenta con un par de alicientes que la diferencian un tanto del resto de producciones similares.

    La psicóloga Cara Harding (Moore) está especializada en casos de desdoblamiento de personalidad. Sostiene la tesis de que estas separaciones de personalidad no son más que meras excusas de los pacientes para eximirse de ciertas responsabilidades. Su padre (DeMunn), también psicólogo le pide su opinión en un caso en el que está trabajando, con el fin de que pueda aplicar su punto de vista. Dicho caso es el de David Bernburg (Rys-Meyers) un joven muchacho que no sólo da la sensación de convertirse en más de una persona diferente, sino que es capaz de conocer las vidas de las personas que afirma que es con un detalle milimétrico. Será entonces cuando Cara descubra que se está enfrentando a algo mucho más extraño que cualquier caso en el que haya participado con anterioridad.

    Viendo “La sombra de los otros”, el recuerdo se fue inmediatamente a otro film de terror –pseudo-thriller- que se estrenó el año pasado, por estas fechas. Aquel se llamaba “Insidious – Insidious, 2011” y, entre otras cosas, se caracterizaba porque, tras un comienzo muy prometedor en el que se reforzaba el tono misterioso intrigante de su argumento (gracias a una excelente planificación de los movimientos de cámara, sonido, montaje, música, etc.), la película derivaba irremediablemente hacia el estilo más absurdo y previsible de las historias de terror. Con “La sombra de los otros” sucede algo muy similar. Por fortuna, es mayor la cantidad de metraje en el que el espectador queda atrapado por la intriga de la puesta en escena (patente en secuencias como, por ejemplo, la primera entrevista de Cara con David, o las averiguaciones que hace Cara acerca de las personas reales en la que parece que David se desdobla). Aunque, al cabo de la primera hora de metraje, ya se empiezan a introducir los elementos paranormales hacia los que irá derivando el guión (más o menos, a partir de la secuencia en que Cara lleva a David a un claro del bosque en el fue asesinada una de las personas en la que David se desdobla, tras lo que hace entrada una tercera personalidad diferente).

    Por desgracia, “La sombra de los otros” no endereza el camino, y persiste en el desarrollo de sub-tramas secundarias que terminan por centrar el resto de film en elementos tan poco interesantes como las maldiciones centenarias (la película antigua en la que se muestra el origen del conflicto de David resulta tan falsa como torpe, y la supuesta sorpresa que encuentra en ella Cara no causa, ni de lejos, el efecto de impacto deseado). Por ello, puestos a ver “La sombra de los otros”, lo mejor es recordarla por su primera mitad, cuando el film constituye una prueba evidente del gran entretenimiento que podía haber sido y no es.

  • MR. HYDE DICE:
  • No sé de qué película decíamos hace pocos días que empezaba muy bien para acabar muy mal. Bueno, pues “La sombra de los otros” es de las que empieza muy bien para acabar regular tirando a mal. Mira tú que les cuesta a los primos del otro lado del charco hacer una película de suspense y canguelo sin tener que hacer que todo se vuelva a las tonterías de las maldiciones, hechizos, brujerías y demás. Pero bueno, ¿es que los guionistas de allí no cobran una pastuza indecente por estrujarse las meninges y parir guiones como Dios manda? Entonces, ¿por qué leches no se lo curran un poco más y se buscan un motivo más real que no dependa de esas coñas sobrenaturales? Me acuerdo, por ejemplo, de pelis como “Los sin nombre”, donde seguían un estilo parecido, pero dejándose de chuflas de maldiciones y tal, y conseguían que los cataplines se te pusieran de corbata. ¡Y eso que estamos hablando de cine español! Así que mira tú lo que les costaba a los yanquis hacer algo medianamente normal.

    De todas formas, aunque al final sea todo una patata cocida, reconozco que durante casi todo el rato, “La sombra de los otros” te engancha y no te deja ni parpadear. Supongo que es por eso que te da tanta rabia cuando llega el final y todo se convierte en un truño así. Pero bueno, que te quiten lo bailao. Lo mejor, sin duda, son todos los momentos en que la peli se concentra en la historia del tipo con múltiples personalidades porque, conforme la psicóloga va descubriendo nuevas cosas, más interesante se vuelve todo: desde el momento en que el tipo éste saca una de sus personalidades sin que tú veas lo que pasa (sólo sabes que ha hecho algo con el cuello, pero el susto de ese trozo es cojonudo), hasta cuando la psicóloga empieza a ver cosas raras que no tienen ninguna explicación lógica (que el paciente sepa tanto de las personas que dice que es, que tenga el cuello con no sé qué cosa de las vértebras). Esos son los momentos en que “La sombra de los otros” te hace pensar que la película es cojonuda, cuando la doctora hace lo imposible por demostrar que el tarado de turno está fingiendo y que se suelta el rollo para que la gente piense que está loco (no os perdáis el interrogatorio que pasa delante de la madre de una de las personas muertas que el chaval afirma que es).

    Pero claro, todo eso, que está muy bien, se va a tomar por saco en cuanto se sacan de la manga el recurso facilón de las maldiciones. Os juro que, ahí, “La sombra de los otros” pega un bajón de mil demonios. Yo no soy ningún experto en guiones, pero no me digáis que no hubiera sido todo muchísimo más interesante si, por ejemplo, el loco éste no se estuviera haciendo el chiflado a posta para poder salir inocente de algún crimen, más o menos como pasaba con aquella peli de Richard Gere en la que hacía de abogado de otro figurín que decía que tenía doble personalidad. Así, con una cosa más realista, y con la forma en la que está hecha la mayor parte de “La sombra de los otros”, la cosa no sólo hubiera cambiado muchísimo sino que, además, ahora puede que estuviera hablándoos de un peliculón como la copa de un pino.

    En fin, que “La sombra de los otros” no es que sea lo más interesante para ver este finde en el cine. Puede que tengáis la sensación de que, cuando empieza, la cosa promete. Pero todo se acaba convirtiendo en una castaña infumable (desde el minuto en que empiezan a aparecerles manchas raras a la gente en el cuerpo, ya tuerces el morro, pero es que cuando ya sale todo lo que tiene que ver con esa vieja bruja ciega, apaga y vámonos). A no ser, obvio, que os encante ese tipo de películas. Si no, pues quedaos en casa, que seguro que os sale más rentable.

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