jueves, 2 de agosto de 2012

CINE ACTUAL: "CHICAGO"

TÍTULO: CHICAGO

DIRECTOR: ROB MARSHALL

REPARTO: RICHARD GERE, RENÉE ZELLWEGGER, CATHERINE ZETA-JONES, QUEEN LATIFAH, JOHN C. REILLY, TAYE DIGGS, CHRISTINE BARANSKI, COLM FEORE

DURACIÓN: 113 min.

AÑO: 2002

GÉNERO: MUSICAL

  • EL DR. JEKYLL DICE:
  • En ocasiones, da la sensación de que hay géneros cinematográficos que se explotan en mayor o menos medida dependiendo de la moda del momento. Por supuesto, algunos de ellos no consiguen el empujón definitivo que será deseable para que aumentaran las producciones de dicho género (el western, por ejemplo), mientras que otros que lograron un gran éxito hace años, parecen resurgir de nuevo con fuerza. En este caso, nos estamos refiriendo al género musical. Huelga decir que, desde mediados del siglo pasado y hasta bien entrados los años setenta, los musicales han representado una parte importantísima de los films que se rodaban en Hollywood. Sin embargo, de aquel tiempo a esta parte, salvo por raras excepciones, los musicales habían desaparecido de escena (tan sólo algunas de las películas animadas de la factoría Disney parecían seguir manteniendo ese espíritu). Sin embargo, con la llegada del nuevo milenio, y el exitoso estreno del largometraje “Moulin Rouge – Moulin Rouge!, 2001”, ese gusto por los musicales pareció avivarse. Así pues, al año siguiente, era otro de los grandes musicales de la escena teatral, “Chicago” el que contaba con una adaptación a la gran pantalla. El resultado fue un largometraje excelente, con una puesta en escena fabulosa, y un aluvión de premios que ayudaron a aumentar su fama.

    Roxie Hart (Zellwegger) es una ama de casa, aburrida de la vida que lleva junto a su bonachón marido Amos (Reilly), que sueña convertirse en una gran estrella de cabaret como lo es Velma Kelly (Zeta-Jones). Un día, en plena discusión con su amante, Roxie lo mata y va a parar a la cárcel, donde la alcaidesa de la prisión, “Mama” Morton (Latifah) le aconseja que contrate como abogado defensor a Billy Flynn (Gere), el mejor abogado criminalista de la ciudad. Desde ese momento, tanto Roxie como Velma, que también está entre rejas por haber matado a su hermana y su marido al descubrir que mantenían un idilio amoroso, como Billy empezarán a tramar la mejor estrategia para conseguir su libertad y, de paso, convertirse en importantes estrellas mediáticas.

    Quisiera poder hablar de “Chicago” comparándola con el célebre musical en el que se basa. No obstante, y lamentándolo mucho, aún no lo he visto, por lo que hablaremos de “Chicago” como película, con independencia de sus orígenes teatrales. A este respecto, cabe afirmar que “Chicago” es un espectáculo de primer orden, un largometraje calibrado al milímetro para combinar una adaptación musical ejemplar –así como los diversos números que componen la película- con una coreografía asombrosa, y con una puesta en escena por parte del casi debutante Rob Marshall que prácticamente elimina cualquier posibilidad de aburrimiento. No hay más que fijarse en secuencias como la que abre el film, con el número musical All that jazz que Velma canta mientras una fascinada Roxie se imagina a sí misma siendo la estrella de esa misma función. Asimismo, los distintos números musicales que interpretan los protagonistas se encuentran todos integrados en la acción del film a la perfección de manera que, a pesar de los variados estilos de cada uno, el público los percibe como una continuación de la historia, repletos de cinismo.

    Por fortuna, en el aspecto artístico, “Chicago” tampoco se queda atrás. Las interpretaciones de todo su reparto es ejemplar. Empezando un sorprendente Richard Gere que disfruta todos y cada uno de sus momentos, ya sea cantando y bailando (magistrales los números “All I care about is love”, y el solo de baile durante el juicio) o actuando (ver su reacción cuando, tras mostrar un absoluto desinterés por Roxie en la prisión, acude de nuevo a su lado cuando ésta finge ante la prensa estar embarazada). Por su parte, tanto Renée Zellwegger como Catherine Zeta-Jones se apoderan de su personaje con una fuerza sorprendente (ver la insuperable actuación de Zellwegger durante el juicio, y la arrebatadora función de Zeta-Jones en el número I can’t do it alone). Sería injusto no mencionar también a los secundarios, desde el excelente John C. Reilly interpretando al único personaje “entero” del largometraje (atención a su abnegada devoción hacia su esposa) hasta unos correctísimos Queen Latifah, Colm Meaney (genial su expresión durante el juicio) y Christine Baranski como periodista encantada de colaborar con Flynn).

    Concluyendo, “Chicago” es una película que consigue imponerse a su precedente musical de Boradway, convirtiéndose en un largometraje con personalidad propia y que desprende un grado de cinismo tan elevado y, a la par, tan simpático y amable que el público no puede sino divertirse con el espectáculo que le sirven en bandeja. Película merecedora del Oscar, sin duda.

  • MR. HYDE DICE:
  • Creo que ya lo he dicho alguna que otra vez pero, por si acaso, lo repito: no me gustan los musicales. Que en mitad de una escena importante se pongan a cantar los actores, me parece una de las cagadas más gordas del cine. Y si, además, del cien por cien de la película se pasan canturreando y bailando más de la mitad, el grado de nerviosismo ya puede ser exagerado. Eso sí, hay contadas excepciones en que me lo paso pipa con un musical. Sin ir más lejos, recuerdo cuando vi esa explosión de color que es “Moulin Rouge” que me quedé con la boca abierta. Y lo mismo diría de “Mamma mia – Mamma mia!, 2008”, que es divertidísima. Pero, los que han venido después, como “Hairspray - Hairspray, 2009” o “De-Lovely – De-Lovely, 2004” pues tampoco es que me hayan matado. Son simpáticas, y poco más. Si suelto todo este rollo, es para que me creáis cuando digo que, a pesar de no gustarme los musicales, creo que “Chicago” es una de las mejores películas musicales que he visto en mi vida. Es más, aún sin hablar de musicales, “Chicago” sigue siendo una película cojonuda.

    De entrada, no me imaginaba ni que Richard Gere ni que Renée Zellwegger, con esa carita de hámster que tiene, pudieran dar el pego como cantantes y bailarines. Pero supongo que es como pasó con “Mamma mia”, que decía antes, que los actores no pegan ni con cola pero lo bordan todos y cada uno de ellos. Pues en “Chicago” pasa lo mismo. Es más, cuesta imaginarla con otros actores y actrices diferentes. Aquí, no es que la música sea chula, sino que está hecha de una forma que te atrapa desde el principio.

    La historia de “Chicago” está muy currada desde el principio, pero lo que más mola de la peli es el grado de cinismo. Todos los que salen son una panda cabrones de cuidado, de los que venderían a su madre por un bocata de chorizo. Pero, en vez de ser repelentes, resulta que son tan fulleros que te acaban cayendo bien. Como dice alguien que yo me sé, son callas pero con encanto. Y, además, aunque la música no sea la caña de España en cada número musical, cada número es cojonudo. Además, cada parte de la historia de la peli la cuentan a través de las canciones y, como os digo, tienen una mala leche de cuidado. ¿Y sabéis por qué? Porque los que salen haciendo de buenos es a los que más toman el pelo y de los que más se burlan (por ejemplo, el fiscal del distrito, que es quien quiere juzgar a la rubia por asesinato, no puede hacer casi nada ante el abogado que se mete a todo el mundo en el bolsillo; y lo mismo que le pasa al marido de la rubia, que es un trozo de pan y hasta los tontos se burlan de él –fijaos si no en el número Mr. Cellofan-), mientras que los más fulleros, mentirosos y falsos son los que lo petan. De hecho, es algo que queda más que claro en ese momento, antes de que empiece el juicio en el que Richard Gere canta la canción esa en la que le dice a la rubia que todo no es más que un circo y que el juez, la prensa y el resto del mundo se tragará lo que él les diga porque es de lo más convincente (brutal cuando suelta la frase “Si Jesucristo me hubiera pagado dos mil dólares, las cosas hubieran salido de otra forma”).

    Y el resto de la peli tampoco se queda atrás. Las dos actrices (Zeta-Jones está tremendísima) lo bordan haciendo cada una de lo suyo: Catherine de femme fatale, y se nota que disfruta cada uno de sus momentos; y la rubia de incoentona más guarrona que una choni de barrio y que va con carita de buena de no haber roto un plato en su vida. Todo eso lo meten dentro de la misma peli con un ritmo brutal y una diversión cojonuda. Vamos, que no me extraña que se llevara tanto Oscar. Así que creed a vuestro tito Hyde y, aunque no os gusten los musicales, no os perdáis “Chicago”, porque es buenísima.

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