martes, 31 de enero de 2012

CINE DE LOS 80: "CARROS DE FUEGO"

TÍTULO: CARROS DE FUEGO

DIRECTOR: HUGH HUDSON

REPARTO: IAN CHARLESON, BEN CROSS, IAN HOLM, JOHN GIELGUD, NIGEL HAVERS, CHERYL CAMPBELL, ALICE KRIGE

DURACIÓN: 118 min.

AÑO: 1981

GÉNERO: DRAMA

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Muy pocas películas consiguen alcanzar la fama de "Carros de fuego", contando con unos ingredientes tan particulares. En este caso, estamos hablando de un film inglés, de carácter deportivo en una categoría que poco tiene que ver con las competiciones más genuinamente norteamericanas (béisbol, rugby, etc.), basado en la preparación física de una serie de atletas, y que otorga una primacía muchísimo más elevada a la demostración de que quienes defienden sus ideales por encima de cualquier voluntad tanto ajena como propia, alcanza su recompensa. Sin embargo, a pesar de todas estas consideraciones previas, lo cierto es que "Carros de fuego", alentada en buena medida por el reconocimiento que tuvo en la gala de los Oscar de su año (donde se alzó victoriosa en las categorías de mejor película y guión, entre otros premios), representa una verdadera lección de mensaje a transmitir en un guión, y de elegancia visual en cada plano. Además, el hecho de contar con ese estilo inglés tan sofisticado y refinado, alejado en esta ocasión del tono sarcástico de otros largometrajes como "Gosford Park - Gosford Park, 2001" o el convencionalismo de "El discurso del rey - The king's speech, 2010", repercute muy favorablemente en el resultado final.


    El film narra la preparación para las pruebas olímpicas de atletismo de dos corredores extraordinarios, condicionados enormemente por sus principios religiosos. Por una parte, Harold Abrahams (Cross) es un estudiante de leyes, judío, que no duda en prepararse de la mejor y más honrada forma posible con tal de ganar, para lo que acude a un particular entrenador llamado Sam Mussabini (Holm), cuyos orígenes italianos y árabes son cuestionados por los altos cargos de la institución en la que estudia Abrahams. Por otra parte, se encuentra el escocés Eric Liddell (Charleson), quien antepone sus principios religiosos a cualquier tipo de prueba deportiva, lo que le representará diversos conflictos morales de cara a su preparación para las olimpiadas.


    Si ayer, en la crítica del día, decíamos que había películas que pasaban a la historia por un determinado factor (diálogos, secuencias...), he aquí otro buen ejemplo de largometraje que ha pasado a la historia por un elemento bien claro: su banda sonora. De hecho, no son pocos los que consideran que el tema compuesto por el griego Vangelis, que acompaña a ese excelente travelling de los corredores entrenándose por una fría playa inglesa al comienzo mismo del film, es lo que ha convertido a "Carros de fuego" en el film tan conocido y recordado que es a día de hoy -atención merece la pena también la secuencia en que uno de los atletas se prepara para la prueba de obstáculos colocando estratégicamente copas de champán en el borde de las vallas para comprobar cómo de certero es su salto-.


    Sin embargo, más allá de esto, se encuentra una historia que, de una forma sencilla y pausada, constituye todo un mensaje a la conciencia del público pues, partiendo de un principio común (las diferencias religiosas entre los dos protagonistas principales...) aplicado a la historia (...y cómo ello les condiciona a la hora de participar en las competiciones olímpicas), "Carros de fuego" lo que constituye es un auténtico alegato en defensa de los valores morales de cada individuo. En efecto, mientras que para Abrahams correr es un desafío a su propio afán de superación y la posibilidad de demostrar que poco importa el origen o condición religiosa de quien te prepare (impresionante la secuencia del almuerzo entre Abrahams y los rectores de las dos instituciones universitarias en la que éstos le recriminan que se esté preparando físicamente con Mussabini), para el personaje de Liddell correr es una forma de honrar a Dios y de respetar sus Mandamientos (a este respecto, especial atención merece tanto la secuencia en que, a bordo del barco que cruza el Canal de la Mancha, le comunica al delegado deportivo inglés que no piensa correr en domingo, como la encerrona que éste mismo le hace al forzar una reunión con el príncipe inglés y sus delegados para obligarle a hacerlo).


    Así pues, "Carros de fuego" se presenta muchísimo más como una defensa de los valores morales individuales descomunal, mostrando a sus principales protagonistas como seres dispuestos a cualquier cosa antes que renunciar a estos principios, pero siempre con un espíritu deportivo absolutamente impecable (al respecto, cabe mencionar la cordialidad y el respeto con el que se tratan ambos protagonistas -la admiración que Abrahams profesa al talento natural de Liddell a la hora de correr queda retratada a la perfección). Además, todo ello se ve contemplado por la elegante puesta en escena del entonces debutante Hugh Hudson que, de acuerdo con el espíritu de la misma historia, no se deja llevar por sentimentalismos, sino que apoya con cada plano la esencia del guión hasta la última palabra. Así pues, se explica que, en un momento tan decisivo del largometraje como las dos carreras finales en las olimpiadas francesas, las carreras estén rodadas y montadas de una forma totalmente anacrónica, ya que lo que a Hudson le interesa no es la competición, sino el espíritu que las alimenta.


    En definitiva, "Carros de fuego" es una estupenda película que suple una cierta falta de tensión y ritmo trepidante con una forma acertada de trasladar la historia al espectador. Y, si a esto añadimos el bellísimo tema musical de Vangelis y la escenografía fabulosa con la que cuenta (atención a una fotografía y diseño de vestuario simplemente exquisitos), el resultado es un título a conservar en la memoria, y revisar de cuando en cuando.



  • MR. HYDE DICE:

  • Aún se me ponen los pelos de punta cuando oigo la musiquilla de la peli. Personalmente, no creo que sea posible escuchar el tema de "Carros de fuego" sin que te venga a la mente la imagen de los atletas corriendo por la playa. Lástima que el resto de la banda sonora sea bastante churra, porque con lo guapo que está ese tema, Vangelis se lo podría haber currado un poco más. Pero en fin, a lo que vamos. "Carros de fuego" como película está bien aunque quien se piense que es de esas que quieren emocionar con las competiciones deportivas, que se vaya olvidando porque, a pesar de ser una peli centrada en el mundo del atletismo, parece que lo que menos le importa de toda la historia son, precisamente, las carreras. Y es que "Carros de fuego" tiene clarísimo qué es lo que quiere contar: cómo una persona, sea atleta o no, sale ganando siempre y cuando respete sus creencias y valores, independientemente de que no sean los del compañero que corre contigo. Si no, no se explica que más de las tres cuartas partes de la película se las pasen haciendo el pino para conseguir correr sin importarles lo que les condicionan a cada uno diferentes cosas (y personas).


    Esto creo que es lo que más te llama la atención de "Carros de fuego". Es como si te saliera un señor de la pantalla y te dijera "¿ves? le echan un par de huevos y consiguen lo que se proponen aunque el resto del mundo les quiera dar por la retaguardia". Aunque, por supuesto, como la peli es inglesa, lo hacen con una distinción y estilazo brutales, demostrando que es el país de los sires y de los god save the queen a base de bien. Eso es algo que no pueden negar, que los ingleses, cuando hacen películas en las que retratan a su sociedad, sea cual sea el motivo y vaya de lo que vaya la peli, guardan siempre esa elegancia natural que ya quisiéramos muchos para nosotros. En este caso, el tema está entre los condicionamientos morales que tiene cada uno de los dos corredores principales, uno judío y otro católico, por competir y ganar de forma limpia.


    Puede llamar la atención eso de "de forma limpia", pero no quiero decir que corran sin poner la zancadilla al de al lado, sino que a cada uno se la pela llevarle la contraria al rey de Inglaterra o a los rectores/decanos o lo que coño sean de la universidad en la que estudia con tal de actuar según sus creencias sin dejar de serles fieles. Por ejemplo, me encanta la parte esa en que el corredor judío poco menos que manda a tomar viento a los dos rectores del sitio en el que estudia (dos viejos más estirados que la cara de la Nicole Kidman y con una cara de malfollaos que tira p'atrás), y cómo el católico hace lo mismo con la mitad de la nobleza inglesa.


    Por supuesto, es una peli en la que tienen que ganar los que actúan de esta forma, así que tampoco hay que ser muy listo para intuir lo que pasará al final. Pero, como os decía antes, eso no es lo que importa, sino el modo que cada uno de los corredores tiene de ser fiel a sus principios, caiga quien caiga. Y eso, en los tiempos que corren, cuando parece que los cagamandurrias de turno -defensores del progreso, curiosamente- siempre se pueden meter con los mismos tontos que prefieren no defenderse y dejarse hacer (me incluyo entre ellos), es una lección bastante más valiosa. Sin ir más lejos, y salvando mucho las distancias, ya que hablamos de atletismo, me sé de uno que sale a correr los fines de semana a horas para mí intempestivas (de pronto) y que no está dispuesto a renunciar a ello por mucho que se le choteen de lo mucho que madruga para darle a las patas. Pues muy bien hecho, chaval. A ver si los demás también hacemos como los de la peli y no dudamos en echarle cojones al asunto cuando es necesario. Eso sí, lo que no entiendo es por qué demonios la película se llama "Carros de fuego", ya que ni salen carros en llamas ni nada parecido... ¿Alguna idea al respecto?




    lunes, 30 de enero de 2012

    CINE CLÁSICO: "RASHOMON (EL BOSQUE ENSANGRENTADO)"

    TÍTULO: RASHOMON (EL BOSQUE ENSANGRENTADO)

    DIRECTOR: AKIRA KUROSAWA

    REPARTO: TOSHIRO MIFUNE, MACHIKO KYO, MASAYUCKY MORY, TAKASHI SHIMURA

    DURACIÓN: 88 min.

    AÑO: 1950

    GÉNERO: SUSPENSE

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Las películas se convierten en clásicos por los más variados motivos, con independencia de la antigüedad que tengan. Así pues, a nadie le sorprendería que nos refiriéramos a films bastante recientes como "Matrix - The matrix, 1999" como clásicos del cine de ciencia ficción, o que "Up, una aventura de altura - Up, 2009" esté considerado un auténtico clásico del cine de animación. Unas veces el elemento diferenciador que convierte los films en clásicos es su ingeniosísimo guión (¿cuántas frases célebres contiene un largometraje como "Casablanca - Casablanca, 1942" o "El padrino - The godfather, 1972"?), o la planificación de determinadas secuencias (caso del asesinato en la ducha de "Psicosis - Psycho, 1961" o del cruce de piernas de Sharon Stone en "Instinto básico - Basic Instinct, 1992". Ahora bien, no son muchas las películas que pasen a formar parte de los clásicos básicos de la historia del cine por la forma en que está contada su historia, y mucho menos si se limitan a contar lo mismo una y otra vez. Bien, pues a este respecto, fue el maestro Kurosawa quien no sólo realizó uno de los films nipones más famosos de todos los tiempos, sino que definió una nueva forma de hacer cine tan fresca y sorprendente que, a pesar de haber sido "homenajeada" en más de una ocasión -curioso eufemismo para decir "copiada descaradamente"-, sigue siendo tan fresca y actual como el primer día.


    A principios del año 1300, tres desconocidos se resguardan de una implacable tormenta, en un templo de las afueras de la ciudad de Kioto. Los tres han oído hablar de un curioso y violento suceso que ha tenido lugar unos días atrás en uno de los bosques de la región. En dicho suceso, uno hombre ha resultado muerto, un peligroso bandolero capturado, y una mujer, viuda del hombre difunto, forzada. Lo llamativo del caso es que, en el momento de prestar declaración, tanto los testigos presenciales de los hechos como los mismos implicados dan versiones completamente diferentes de lo ocurrido.


    La realización de "Rashomon (el bosque ensangrentado)" es espectacular. Y no decimos esto porque cuente con sofisticadísimos movimientos de cámara o con una fotografía deslumbrante, sino porque cada plano parece estar estudiado hasta el más mínimo detalle para conseguir el efecto desconcertante correspondiente a cada una de las versiones. Cada descripción está contemplada de una forma diferente (de una forma más distendida y contemplativa para el campesino que descubre el cadáver del marido de la mujer, mucho más dinámica para la versión del delincuente, y con una carga emocional de lo más elevada para la versión de la mujer), y el comportamiento de los intérpretes varía magistralmente de una versión a otra -en especial el de la mujer que tantas emociones contrapuestas debe mostrar, según quién sea el que cuente la versión-.


    Tal vez el impredecible y, hasta cierto punto, desconcertante final que tiene "Rashomon (el bosque ensangrentado)" pueda sorprender a más de uno, dejándole con la sensación de que le han tomado el pelo ya que, la resolución que propone, se aleja de los estilos más frecuentes de los largometrajes más recientes que siguen una estructuración similar, y cuyo desenlace sólo contiene una posible opción. Si embargo, es evidente que la realización de Kurosawa va mucho más lejos, y hace que ésta se presente como una película original hasta la médula, y pionera en un estilo de contar una historia que ha hecho escuela. Sin ir más lejos, ahí tenemos el ejemplo de largometrajes recientes como "Basic - Basic, 2003" o "En el punto de mira - Vantage point, 2008" -ambos excelentes films de suspense-, que se sirven de una construcción parecida con resultados de lo más satisfactorios.


    En resumidas cuentas, "Rashomon (el bosque ensangrentado)" es una película extraordinaria que ya forma parte de la historia del mejor cine de todos los tiempos. A revisar una y otra vez.



  • MR. HYDE DICE:

  • Había oído hablar mil y una veces de esta película, pero no había conseguido aún sentarme a verla. Todos los que me decían que era estupenda (Jekyll incluido) me daban motivos diferentes, así que tampoco tenía muy claro qué podía tener una película del año de la polca, japonesa y en blanco y negro -aunque el hecho de que no fuera a color era lo de menos- para que tanta gente estuviera que no cagaba con ella. Y después de verla, puedo decir que, teniendo en cuenta todo lo que os he dicho que pensaba de ella a priori, y a pesar de ello, "Rashomon (el bosque ensangrentado)" cojonuda. Ahora bien, si la veis comparándola con las otras películas que se han hecho hoy en día, evidentemente, tiene cosas que huelen a viejo que te rilas. Así que voy a tratar de explicaros qué es lo que yo veo de excepcional en ella, y porqué creo que tiene esa fama tan universal.


    En primer lugar, "Rashomon (el bosque ensangrentado)" es un clásico en el sentido más amplio de la palabra. Y eso de clásico, a mi entender, lo que quiere decir, ni más ni menos, es que esta película ha sido la primera en hacer algo que, hasta ese momento, nadie antes había hecho: contar una misma historia desde diferentes puntos de vista, de forma que cada relato no tiene nada -o muy poco- tiene que ver con el anterior. De esta forma, tú, que estás viéndola con la intención de ser más listo que todos y anticiparte a quién miente y quién no, o a saber qué pasó en realidad en el bosque, te quedas desconcertado y con bastante cara de bobo por todo lo que pueden llegar a jugar contigo hasta que la película termina.


    Por supuesto, otra cosa es cómo esté hecha, interpretada, y esas cosas. Como os digo, hay que tener en cuenta que "Rashomon (el bosque ensangrentado)" tiene más de medio siglo y que, por muy hábiles que fueran los japoneses en su momento, tampoco contaban con la tecnología y las forma de actuar de los yanquis, así que no tendría mucho sentido compararla con la forma de hacer cine que tenían los primos del otro lado del charco. Pero claro, cuando ves a los actores exagerar tan a lo bestia los papeles, o esos diálogos más propios de un huevo de tiempo atrás, la verdad es que sientes un poco como un tufillo a falso que espanta. De todas formas, no hay que se bobo y quedarse sólo en esto, sino que "Rashomon (el bosque ensangrentado)" hay que verla sin querer prejuzgarla nada más empezar, porque si no, apaga y vámonos.


    En cuanto a señalar algún momento en particular que se salga de lo normal, pues no sabría muy bien por dónde empezar. Supongo que ese principio, con los dos campesinos refugiándose bajo la lluvia en un tempo que está hecho mierda, y flipados por la historia que han presenciado (la de las declaraciones de los implicados en toda la movida) es bastante llamativa, o la versión de la historia en la que se cuenta cómo la mujer es la que prefiere largarse con el bandido antes que volver con su marido, animándole a matarlo para que así pueda quedar libre. En fin, no sabría con cuál quedarme porque, básicamente, cada momento de la película es único y distinto por completo a los demás.


    Así que, si me aceptáis este consejo, ved "Rashomon (el bosque ensangrentado)" pero con la mente en blanco total. No queráis empezar a ver los defectos o las exageraciones de la película (creedme si os digo que tiene unos cuantos... bastantes) porque, si lo hacéis, la película os parecerá una patata de cojones. Y sería una lástima, porque no conseguiríais apreciar lo que es una grandísima película que, aunque ya sea por haber sido la primera en plantear esa historia de una forma tan original, merece la pena estar entre los grandes clásicos del cine.




    domingo, 29 de enero de 2012

    CINE A DESCUBRIR: "EL SUEÑO DE CASANDRA"

    TÍTULO: EL SUEÑO DE CASANDRA

    DIRECTOR: WOODY ALLEN

    REPARTO: EWAN MCGREGOR, COLIN FARRELL, TOM WILKINSON, HAYLEY ATWELL, SALLY HAWKINS

    DURACIÓN: 108 min.

    AÑO: 2007

    GÉNERO: THRILLER

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Fiel a su cita anual, y recién salido de la excelente acogida crítica y económica de su anterior trabajo, "Match point - Match point, 2006", Woody Allen quiso repetir muchos de los factores que habían hecho de ésta una obra diferente a sus anteriores largometrajes. Así pues, la acción volvía a tener lugar en Londres, el argumento era más propio del thriller policíaco que no de su más descaharrante comedia, y el tema que proponía pretendía dar qué pensar al público. Además, para ello, contaba con la participación de actores que, poco a poco, se han ido formando un nombre de peso en la industria (caso de Ewan McGregor y Colin Farrell), así como de grandes intérpretes convertidos en auténticos roba-escenas, y capaces de hacer interesantes y creíbles cualquier línea de diálogo que reciten (como sucede con el siempre excelente Tom Wilkinson). El resultado es uno de los títulos más maduros del cineasta neoyorquino, en el que éste realiza un impecable análisis de la trascendencia de determinadas decisiones, y las consecuencias que éstas acaban teniendo en la conciencia de quienes las toman.


    Ian y Terry (McGregor y Farrell, respectivamente) son dos hermanos que viven en Londres. Si bien Ian es un playboy al que le gusta aparentar ser un ricachón hombre de negocios para poder seducir a cuantas más mujeres mejor, Terry es un mecánico de un pequeño taller de coches, que tiene serios problemas con el juego. Agobiados los dos por la necesidad de disponer de una importante suma de dinero (Ian se ha comprometido con la compra de un barco llamado El sueño de Casandra, mientras que Terry debe mucho dinero tras perderlo jugando a las cartas), acuden a su tío, Howard (Wilkinson), al que la madre de los muchachos, Kate (Hawkins) siempre les pone como ejemplo a seguir. Howard les presta de buena gana el dinero a ambos con la condición de que, si en algún momento necesita ayuda por su parte, éstos responderán con la misma predisposición. Los problemas aparecen cuando Howard les pide a los dos hermanos que liquiden a un tipo que está investigando la procedencia de determinados fondos que Howard ha obtenido de forma poco legal. Será entonces cuando Ian y Terry deban decidir qué hacer al respecto con una petición tan seria como la de matar a alguien.


    En "El sueño de Casandra" Allen se desprende de los tópicos que han caracterizado su cine desde hace más de treinta años para plantear una situación bien comprometida. Por un lado, se encuentra la moralidad de las acciones que toma cada individuo, y a las que debe someter irremediablemente a una valoración por parte propia que determine si debe seguir adelante con ellas o no. Lo bueno del guión de Allen es que dichas decisiones quedan planteadas casi más como una obligación que como una decisión voluntaria (ver la impecable e impresionante secuencia en la que Howard y sus sobrinos discuten bajo la lluvia el favor que éste necesita de los jóvenes muchachos, y de cómo los presiona recordándoles el apoyo pasado para obtener su implicación) lo que, además, hace que aumente la presión y las dudas sobre los protagonistas.


    Ahora bien, si durante la primera mitad del largometraje Allen plantea esta cuestión, durante su segundo acto se encarga de mostrar las consecuencias de tomar las decisiones finales. Pasando por alto un breve episodio intermedio en el que los hermanos procuran planificar la forma más efectiva de llevar a cabo el asesinato -que, dicho sea de paso, es la parte más floja de la cinta- (atención al instante en que prueban la pistola que han fabricado, decidiendo utilizarla sólo si ésta sale como tienen pensado; o el momento en que perpetran el crimen, mostrado en un único plano fijo que los encuadra únicamente a ellos), la segunda mitad del film se centra en el peso que ejerce sobre la conciencia de los dos hermanos el acto que ambos han realizado. Ahora bien, lo curioso de ello, es que la reacción es diferente por completo en Ian que en Terry, chocando la capacidad de olvidar y no juzgar qué tiene uno en contraposición con el que adquiere una terrible carga sobre sus espaldas.


    Por otra parte, si bien estamos considerando que el guión de Allen para "El sueño de Casandra" es el punto atractivo de la película, es una lástima que su puesta en escena sea tan monótona. Por momentos, da la sensación de que Allen no ha querido profundizar más en determinados aspectos de su propia obra (la relación entre Ian y una de sus conquistas podría haber dado muchísimo más de sí de lo que queda resuelto en la película, lo mismo que la relación entre los dos hermanos tras el crimen), dejando que el espectador se encargue de rellenar los huecos con su propia imaginación. Este factor, combinado con el hecho de que el final parezca algo precipitado que se le escapa a Allen de las manos (el planteamiento de qué debe hacer Ian con Terry para evitar que hable más de la cuenta), hace que "El sueño de Casandra" no sea el largometraje tan redondo que se esperaba, ni que se encuentre a la altura de su mucho más lograda "Match point".


    Independientemente de esto, no es menos cierto que "El sueño de Casandra" es una de las obras más maduras e interesantes de Allen, maltratada por la fría acogida que tuvo entre el público en el momento de su estreno comercial en cines, y que merece la pena una segunda oportunidad para descubrir tanto la buena película que es, como imaginar la gran obra que podría haber sido.



  • MR. HYDE DICE:

  • Tiene huevos que Woody Allen sea famoso por sus comedias y los (interminables) discursos sobre el psicoanálisis, las frases socarronas y cuatro cosas más, pero que luego el tío sea capaz de hacer películas de suspense que no tienen nada que envidiar a las de otros directores que llevan años haciéndolas. Quien haya visto "Match point" y esa otra parecida que es "Delitos y faltas - Crimes and misdemeanors, 1989" sabe perfectamente de lo que estoy hablando. Pues con "El sueño de Casandra", el amigo Woody le ha dado otra vuelta de tuerca a lo mismo, solo que, en esta peli, en vez de ser una especie de preparación del crimen perfecto como las otras, parece que se preocupa más por las consecuencias de ese crimen, metiéndose en la conciencia de los que lo han cometido. A vosotros no sé, pero a mí la idea me parece bastante original, ya que siempre ves al asesino cómo se carga a su víctima y luego es detenido (o no). En cambio, en "El sueño de Casandra" lo que se empeñan en contar es lo que puede torturar por dentro a los implicados en ello.


    Es más, otra cosa curiosa que llama mucho la atención es que, una vez que los dos hermanos aceptan "hacerse cargo del problema" que tiene su tío, uno de ellos lo quiere hacer para acabar de una vez con el temita y que la cosa quede en paz, mientras que el otro es el que se resiste a matar a nadie, por mucho favor que deba a alguien de su familia. Pero resulta que, a la hora de la verdad, cuando hacen cierta cosa, todo se vuelve del revés, y el que estaba tan seguro de todo es el que ahora está que se lo reconcome la conciencia cuando, el otro, por su parte, está más tranquilo que otra cosa. Y más que nada tiene su gracia porque los dos son hermanos, que se supone que tendrían que tener unos mismos valores los dos, pero ya ves.


    De todas formas, "El sueño de Casandra", por muy bueno que sea su argumento, da la sensación de que es una de esas películas en que se podría haber contado mucho más, o contado de una forma más en plan película de súper intriga porque, quitando de los tres o cuatro momentos de tensión a tope, el resto parece que se quede un poco en nada, o que las secuencias intermedias (o como se digan) se alargan demasiado, con mucho bla bla y poca chicha. Por ejemplo, cuando uno de los hermanos conoce a una chica -que tampoco queda muy claro por qué ésta va en plan femme fatale, si luego tiene más pinta de corderillo que de tía dura-, todo se vuelve más lento, como si nos importara un pijo que se enamore de la chica o no. Y lo mismo pasa con el otro hermano tras el crimen (todas esas escenas en que se pasea medio zombi por el efecto de los tranquilizantes o de los pedos que se coge para olvidar lo que ha hecho), que no hace más que alargar a lo tonto momentos a los que tampoco habría que prestar más atención, en especial cuando el final que tiene pensado Allen es mucho más trágico.


    Y, precisamente, este final es otra de las cosas que están hechas un poco de forma precipitada. Creo que, si ahora sí fuera un director más acostumbrado a hacer pelis de intriga, el final que tiene lugar en el barco hubiera resultado un poco más impactante o con tensión (y cuidado, que no estoy diciendo que no valga nada, sino que te quedas así un poco como esperando algo más que no llega). Eso sí, el mensaje queda claro, y más teniendo en cuenta no sólo lo que significa el nombre del barco, sino lo que representa para los dos hermanos. En fin, que aparte de estas dos o tres cosas -más dichas para ponerle alguna pega, aunque no sea nada grave en absoluto), lo que sí es cierto es que "El sueño de Casandra" es una película estupenda, con una historia que te da que pensar, y con su mensaje directo a la conciencia ya que, al fin y al cabo, de eso va la cosa. Muy chula. Lástima que no tuviera el mismo éxito que esa mierda que es "Vicky Cristina Barcelona - Vicky Cristina Barcelona, 2008". Se ve que si Scarlett Johansson no sale por ahí moviendo el busto el tema no interesa tanto. En fin...




    sábado, 28 de enero de 2012

    CINE EN CARTEL: "BAJO AMENAZA"

    TÍTULO: BAJO AMENAZA

    DIRECTOR: JOEL SCHUMACHER

    REPARTO: NICOLAS CAGE, NICOLE KIDMAN, CAM GIGANDET, LIANA LIBERATO, NICO TORTORELLA, DASH MIHOK, BEN MENDELSOHN, JORDANA SPIRO

    DURACIÓN: 89 min.

    AÑO: 2011

    GÉNERO: SUSPENSE

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Resulta llamativa la creciente oleada que se está produciendo en Hollywood de estrellas cinematográficas que, tras empalmar fracaso comercial (y, la mayoría de las veces, también artístico) con fracaso comercial, se ven en la necesidad de aunar sus fuerzas para tratar de quitarse de encima la etiqueta de "veneno para la taquilla" que el público y los grandes estudios parecen haberles colgado. Lo mismo podría aplicarse al caso de los realizadores, ya que hay directores cuyas últimas propuestas no solo no han cuajado entre el público, sino que también se les ha responsabilizado de la debacle comercial de sus propios films. Ahora bien, que haya actores que traten de levantar el vuelo, no quiere decir que todos lo consigan. Cierto es que artistas como Robert Downey Jr. o John Travolta han conseguido relanzar sus carreras en más de una ocasión con resultados ciertamente notorios, si bien lo cierto es que se las vean y deseen para regresar con éxito a la primera línea de actualidad y recuperar el prestigio perdido. Algo similar es lo que le ocurre al dúo protagonista de el largometraje que hoy nos ocupa, "Bajo amenaza".


    Kyle Miller (Cage) es un adinerado tasador de diamantes, con cuya mujer, Sarah (Kidman), tiene una hija llamada Avery (Liberato) y vive en una lujosísima y moderna casa. Una noche, los Miller son asaltados en su domicilio por una banda de atracadores que los ha estado observando detenidamente durante un tiempo, y saben la fortuna que Kyle guarda en su sofisticada caja fuerte. Lo que pretenden es hacerse con todo el dinero y joyas de los Miller a cambio de dejarlos con vida. Sin embargo, lo que comienza como una situación de secuestro y extorsión, poco a poco se convierte en un juego de supervivencia en el que no queda del todo claro quienes son los cazadores y quien los cazados.


    Tanto Nicolas Cage como Nicole Kidman, excelentes y respetados actores hace tan solo unos años, han visto como sus repetidos fracasos en la taquilla ha hecho que su carrera se resienta notablemente. Parece ser que éste ha sido uno de los motivos por el que han vuelto a confiar en Joel Shumacher (Cage trabajó con él en "Asesinato en 8 mm - 8 mm, 1999", mientras que Kidman hizo lo propio en "Batman forever - Batman forever, 1995"), quien también necesitaba contar con una película lo suficientemente atractiva tras las repetidas decepciones de los últimos años. El problema es que todos ellos hayan creído que un producto tan predecible y prescindible como "Bajo amenaza" era la solución a estos problemas. No es que el film sea malo -créanme, se han hecho muchísimo peores logrando mayor éxito y repercusión-, sino que no se encuentra para nada a su altura. Puede ser que, si estuviéramos hablando de un par de intérpretes noveles o que quieran dar el salto a las grandes producciones, este intento resultara válido. Pero cuando estamos hablando de un director capaz de sacudir la conciencia ciudadana como lo hizo con "Un día de furia - Falling down, 1993" y de convertir un producto a priori insípido como "Última llamada - Phone booth, 2002" en un pasatiempo delirantemente divertido, o de unas estrellas que interpretan tanto a un alcohólico autodestructivo con la misma facilidad que a un químico del FBI encargado de salvar San Francisco, y a una escritora antológica con la misma convicción que una madre que ha perdido a su hijo, "Bajo amenaza" se presenta como un proyecto inaceptable.


    Es cierto que el film consigue algo que ya querrían para sí muchos largometrajes de similares características, que es no aburrir. Durante los ajustados noventa y pocos minutos de su metraje, "Bajo amenaza" se las apaña para disimular con cierto tino los tópicos y situaciones más absurdas con giros argumentales más o menos eficaces (el contenido de la caja fuerte, lo que ha ocurrido realmente entre Sarah y uno de los atracadores, la situación económica de los Miller). No obstante, estos aparentes engaños no evitan que una producción que tiene lugar en un mismo escenario y con los mismos seis actores no se convierta en una película monótona y, hasta cierto punto, vulgar.


    También es verdad que se agradece la artesanía con la que Shumacher parece haberse tomado su trabajo. Para ello recupera al director de fotografía Andrzej Bartkowiak con el que ya había trabajado previamente, y que sabe darle a "Bajo amenaza" un toque de candor excelente a pesar de la violencia de su contenido (esos tonos azulados fríos para las secuencias de calma que comparte el matrimonio, o el colorido que se despliega ante la aparición del fuego). Y lo mismo podría decirse de la labor de montaje llevada a cabo por Bill Pankow, el especialista en films de acción y colaborador habitual del cineasta Brian de Palma.


    Lástima que, por lo demás, "Bajo amenaza" sea una película muy menor en la filmografía del resto de su equipo. Entretenida, sí, pero carente de esa emotividad y emoción que el espectador desearía encontrar en una película con tales credenciales. Para ver cómodamente en el salón de casa, sin tener que gastar el dinero en una entrada de cine.



  • MR. HYDE DICE:

  • Lo he dicho ya antes y lo volveré a decir unas cuantas veces más: qué desastre de cara tiene Nicole Kidman. Puede que quien no la haya visto nunca antes no se dé cuenta, pero cuando te has tragado doscientas veces "Días de trueno - Days of thunder, 1990" o "El pacificador - The pacemaker, 1997" -sí, me encantan esas patatas de películas, ¿algún problema?- y la has visto más guapa que un sol, se te cae el alma a los pies cuando ahora trata de sonreír y lo único que consigue es estirar esa cara llena de botox haciendo muecas raras. Y de Cage se podría decir lo mismo, aunque que él tenga cara de besugo me la pela bastante más. Pero bueno, mejor no le metamos tanta leña a estos dos y vamos con la peli.


    Si ves el tráiler de "Bajo amenaza", puedes tener la impresión de que la peli tiene que estar guapísima, y que ver a estos dos actores juntos tiene que merecer la pena. Bueno, pues sin ánimo de quitarle la ilusión a nadie, también os digo que todo lo interesante de "Bajo amenaza" está justo ahí, en su tráiler. El resto, a poco que tengas un par de luces en el cocotero, ya te lo puedes imaginar conforme avanza la cosa. Además, que no es la primera vez que vemos una película en la que secuestran a los protagonistas y les obligan a hacer o dejar de hacer lo que piden los malos de turno así que, si te piensas que porque Joel Shumacher es el director y los otros dos aficionados a las operaciones de estética lo protagonizan ten van a contar algo diferente a lo que estás cansado de ver más veces que a los políticos partiéndose la cara en el telediario, colega, estás equivocado.


    Vale que hay momentos en que la peli te atrapa y te hace estar bien atento (cuando Cage le inyecta un paralizante a uno de los secuestradores, o cuando la hija escapa de un atracador provocando un accidente de coche), y que también hay trozos en los que la violencia física se agradece un poco después de tanta coacción psicológica (toda la parte final en esa especie de caseta de madera que se está construyendo el matrimonio, y donde las leches que se meten -atención a lo que pasa con la pistola de clavos- hace que te preguntes por qué no han hecho esto antes). Por desgracia, el resto de "Bajo amenaza" es como si quisieran hacer como que la familia o la hija escapan, pero siempre encuentran la forma de pillarlos, que al final te dan ganas de darles un guantazo por idiotas.


    Pero vamos, que tampoco hay que pensar demasiado cuando ves una película como "Bajo amenaza". Lo que sí es una pena es que no esté para nada a la altura de lo que esperabas de ella, con tanto popurrí y, desde luego, para pensárselo dos veces antes de volver a comprar una entrada de cine que te cueste un ojo de la cara por ver este churraco. Así que, si sois incondicionales de los amigos Nicolas y Nicole (dicho así parecen los protagonistas de un cuento infantil, ¿no?), pues id a verla; si no, seguro que en casa, aunque te la papes en inglés subtitulada, se ve igual de bien.




    viernes, 27 de enero de 2012

    ESTRENOS DE VIDEOCLUB: "LOS AMOS DE BROOKLYN"

    TÍTULO: LOS AMOS DE BROOKLYN

    DIRECTOR: ANTOINE FUQUA

    REPARTO: RICHARD GERE, ETHAN HAWKE, DON CHEADLE, WESLEY SNIPES, WILL PATTON, ELLEN BARKIN, SHANNON KANE

    DURACIÓN: 121 min.

    AÑO: 2011

    GÉNERO: POLICIACO

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Con la intención de volver a los orígenes en los que destacó con una obra tan original como singular (evidentemente, nos estamos refiriendo a "Training day (Día de entrenamiento) - Training day, 2002), el director Antoine Fuqua se ha vuelto a poner tras las cámaras para realizar otro interesante film policiaco que, al igual que aquel que le dejó al siempre estupendo Denzel Washington un Oscar al mejor actor, entremezcla temas como la corrupción policial, el tráfico de drogas y la violencia callejera en ciertos barrios de las grandes ciudades estadounidenses. En "Los amos de Brooklyn" cambian las calles de Los Ángeles por las de Nueva York, aunque buena parte de sus protagonistas se encuentran ante los mismos dilemas morales, a los que aportan soluciones bien diferentes a las que cabría esperar. Un gran reparto de actores (estupendos todos ellos en sus respectivos papeles) le dan el toque de gracia necesario al film.


    "Los amos de Brooklyn" se encuentra estructurado en tres historias que se van entremezclando a lo largo del metraje. En primer lugar, se encuentra Eddie (Gere), un veterano policía al borde de la jubilación, más preocupado por sobrevivir a los pocos días en activo que le quedan que por garantizar el cumplimiento de la ley, y por cumplir con sus visitas frecuentes a una prostituta llamada Chantel (Kane) de la que está enamorado. Por otra parte, Tango (Cheadle), un policía de Nueva York infiltrado en las bandas de traficantes callejeros al que se le encomienda una última misión antes de ser ascendido: pillar in fraganti a Caz (Snipes), un peligroso traficante de drogas que ha sido puesto en libertad tras una breve condena. Por último, hallamos a Sal (Hawke), un policía desesperado por poder facilitar a sus dos hijos y a su mujer embarazada de gemelos, y gravemente enferma, una casa en condiciones, para lo que se debatirá entre robar el dinero de los traficantes a los que detiene o tratar de encontrar otra solución.


    "Los amos de Brooklyn" está realizada siguiendo una forma bastante clásica, al estilo los films policiacos protagonizados por Harry Callahan o Frank Bullitt que no de los largometrajes más centrados en el tráfico de drogas y degradación humana que parecen centrar algunas de las propuestas más actuales (nos referimos, especialmente, a aquellos empecinados en mostrar grandes ciudades como Los Ángeles o Nueva York como vertederos vivientes de drogadictos y maleantes), hecho que es bastante de agradecer. De esta forma, Fuqua se toma su tiempo para confeccionar un retrato completo de su trío protagonista -el policía infiltrado, el policía corrupto y el policía tentado de serlo-, mostrando aquello que los impulsa a actuar, las dudas que les surgen o sus remordimientos de conciencia. Todo ello, retratado con una sencillez visual y dinamismo del montaje dignos de mención.


    Sin embargo, esta aparente simpleza estilística no repercute todo lo positivamente en el resultado como cabría esperar. "Los amos de Brooklyn", a pesar de ser una película sólida y bien construida no logra transmitir esa simpatía que se encuentra en la mayoría de películas del mismo género, consiguiendo que el público apoye a uno de los héroes involucrados en situaciones comprometidas, y dejando bastante en el aire tanto los motivos que impulsan a actuar a sus personajes (la redada encabezada por Sal en la que éste está a punto de robar un fajo de billetes procedentes del narcotráfico) como los que les hacen mantenerse al margen (ver la impasible reacción de Eddie cuando un agente novato quiere impedir la agresión a una mujer, o su inmovilidad cuando ve cómo un par de individuos maltrata a una joven drogada).


    Por fortuna, el interés que suscita "Los amos de Brooklyn" se mantiene con suficiente regularidad a lo largo de su metraje, por lo que al poco que se le añaden secuencias de acción (especialmente durante los últimos veinte minutos), dicho interés aumenta considerablemente. En especial cuando se produce una ligera justicia poética: aquellos protagonistas que se empeñan en cruzar la línea de la legalidad acaban pagando las consecuencias, mientras que aquellos que optan por respetarla, salen victoriosos. La pena es que no se hayan preocupado en que esto pase con más frecuencia a lo largo de toda la película. Por lo demás, "Los amos de Brooklyn" es un largometraje estupendo por el que decantarse este fin de semana de entre todas las novedades que salen en alquiler.



  • MR. HYDE DICE:

  • Las comparaciones son odiosas. Es cierto que si eres el director de "Training day (Día de entrenamiento", tienes el listón muy alto. Aún mucho más después de cagarla haciendo películas como "Lágrimas del sol - Tears of the sun, 2003" o "El rey Arturo - King Arthur, 2004", donde lo único que merecía la pena eran los últimos diez minutos de cada una de ellas, y la música compuesta por Hans Zimmer; del resto mejor olvidarse. Así que, también era lógico que el pollo éste quisiera volver a los orígenes haciendo una peli del mismo palo que la que le había dado la fama. Pero, como os digo, las comparaciones son odiosas, así que que nadie se piense que "Los amos de Brooklyn" es una especie de "Training day 2", porque se pegará un chasco de cuidado. Tampoco es que ésta sea una mala película, que no lo es para nada, pero si tienes unas expectativas y luego va y te encuentras lo que te encuentras, pues te puede pegar un poco de bajón, así que yo ya os aviso desde ahora.


    "Los amos de Brooklyn" tiene una historia interesante, eso está claro. Lo que pasa es que todos los protagonistas no es que te caigan especialmente bien. El que no es un corrupto es un violento de cojones, el que no está tarado es un traidor, y así casi todos. Está claro que las cosas van cambiando durante la peli, pero echas de menos a ese bueno de turno al que apoyar o con el que poder identificarte ya que, al fin y al cabo, tampoco te sabe muy mal que a uno lo dejen seco de un tiro, cosa que no suele ser muy normal en una peli de este tipo. Al menos, la historia es lo suficientemente variada, combinando las tres historias al mismo tiempo que hace que las dos horas que dura no se te hagan demasiado largas (no hay nada peor que una película que pretenda ser entretenida y, no solo no lo consiga sino que, además, sea un peñazo jodidamente largo), y que lo que te cuentan te parezca interesante hasta el punto de querer saber cómo acaba cada uno de los personajes.


    Lo que pasa es que, por mucho que lo intentes -igual son manías mías, no lo descarto-, te dé la sensación de que han querido hacer algo parecido a "Training day (Día de entrenamiento)" o "Infiltrados - The departed, 2006" (el final, sobretodo, es muy parecido al de la peli de Scorsese), pero que lo que les ha salido sea más parecido a las pelis setenteras de policías a lo "Serpico" pero con un toque moderno estilo "Dueños de la calle - Street kings, 2008". O lo que es lo mismo, que ni fu ni fa. Eso sí, si cabe reconocerle algo a la película es que sea interesante, y que sientas esa necesidad casi de meterte en la pantalla y ayudar a la peña a arreglar sus problemas de una puñetera vez. "Los amos de Brooklyn" no es mala opción como novedad de alquiler esta semana, aunque seguramente, haya otras opciones más interesantes. Nosotros, por este finde, nos hemos quedado con ésta y, por suerte, no ha pasado como otros viernes y nos hemos terminado arrepintiendo.




    jueves, 26 de enero de 2012

    CINE ACTUAL: "DISTRICT 9"


    TÍTULO: DISTRICT 9

    DIRECTOR: NEILL BLOMKAMP

    REPARTO: SHARLTO COPLEY, JASON COPE, DAVID JAMES, VANESSA AHYWOOD

    DURACIÓN: 114 min.

    AÑO: 2009

    GÉNERO: CIENCIA FICCIÓN

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Cuando parecía que la novedad en un género cinematográfico como el de la ciencia ficción ya tenía los días contados, y que los únicos films capaces de atraer la atención del público eran aquellos con mayor cantidad de trucajes visuales (cosa que, por desgracia, solía ser indirectamente proporcional a la calidad de esos mismos largometrajes), llegó a las pantallas una discreta película llamada "District 9", cuya mayor novedad era encontrar a Peter Jackson como productor responsable del evento. Por suerte, una vez estrenada la cinta, se pudo comprobar que estábamos ante una perspectiva fabulosa del género, la cuál le aportaba tanta frescura y originalidad como dosis de tensión y entretenimiento.


    La acción comienza en un futuro muy próximo, en el que una gigantesca nave espacial extraterrestre se ha visto obligada a detenerse sobre la ciudad de Johanesburgo. Desde ese instante, la tripulación alienígena se ha visto obligada a convivir con los humanos, para lo que se les ha creado una zona de contención especial llamada "Distrito 9" en el que los extraterrestres sobreviven como buenamente pueden. Con el fin de realizar un control más exhaustivo de la población alienígena y de sus condiciones de vida después de todo ese tiempo, un organismo gubernamental del país ordena una serie de registros en el distrito 9. Allí es donde uno de los principales delegados, Wikus Van De Merxe (Copley) realiza su labor, documentando todo el proceso. Lo que no espera es contaminarse por accidente con una sustancia alienígena que, poco a poco, irá haciendo que su cuerpo se transforme en un híbrido de humano y alien. Este suceso, unido a que uno de los extraterrestres ha encontrado la forma de reparar la monumental nave espacial, hace que el ejército despliegue toda una operación con tal de poder hacerse con el control de la situación.


    Desde luego, hay que reconocerle al oscarizado director Peter Jackson (trilogía de "El señor de los anillos") el sentido del olfato que tiene para descubrir el talento de jóvenes realizadores. En este caso, Jackson ha apoyado firmemente el debut en la dirección del novel Neill Blomkamp, quien ha sido el responsable de una de las películas de ciencia ficción más fascinantes y originales de los últimos años. En efecto, Blomkamp ha sabido alejarse de los clichés más explotados de este género, ahorrándose inútiles frases en guiones imposibles, y preocupándose en aportar a la película mucho más que los típicos planos de lucha entre humanos y extraterrestres que ya se han visto mil veces antes en otras tantas producciones. Así pues, alejándose de otros largometrajes como "Independence day - Independence day, 1996" o la monótona "Invasión a la Tierra - Battle Los Angeles, 2010", "District 9" se convierte en un auténtico soplo de aire fresco. Varios son sus motivos.


    En primer lugar, en "District 9" se vuelven las tornas, es decir, que los alienígenas no son quienes pretenden exterminar a la humanidad, sino al contrario (los extraterrestres viven como animales recluidos en la zona que da nombre al film, donde son tratados como tales). Además, éstos no son presentados en ningún instante como bestias salvajes, sino como exploradores que desean fervientemente poder regresar a su hogar. En segundo lugar, el guión insiste en mostrar las relaciones que los aliens mantienen entre sí, cosa que le aporta un punto importantísimo a la historia, ya que es el amor de un padre y un hijo -ambos alienígenas- lo que desencadena la verdadera acción del largometraje. Y, en tercer lugar, que "District 9" no sea un film para nada predecible, tal y como sí suele suceder con los otros del mismo estilo, ya que aquí la sorpresa es constante, sin necesidad de recurrir a costosísimos efectos visuales para disimular una falta total de guión.


    Asimismo, Blomkamp demuestra saber a la perfección dónde y de qué forma coloca la cámara, haciendo gala de una destreza ciertamente impresionante para un director que se estrena en las grandes producciones con este film (lo curioso es que, a pesar de ello, la película apenas llegó a los treinta millones de dólares de presupuesto cuando, lo habitual, es que con tal cantidad no haya ni para el caterming de las producciones made in USA). De esta forma, secuencias como la de la alianza temporal entre Wikus y el padre alienígena está llena de momentos emotivos (atención al momento en que el padre trata de convencer al hijo para que huya con Wikus) y, por supuesto, trepidantes y visualmente deslumbrantes (la monumental secuencia de la huída final en el interior del campamento alienígena).


    Por todo ello, "District 9" se convierte en una grata sorpresa a disfrutar, sobretodo para aquellos poco habituados al género de la ciencia ficción por considerarlo monótono y falto de ideas novedosas. Por fortuna, "District 9" se sitúa por encima de todas estas predicciones, y coronándose como un auténtico descubrimiento de lo más complaciente.



  • MR. HYDE DICE:

  • Cuando se estrenó "District 9" no me llamó la atención lo más mínimo. Es más, pensé "menuda novedad, otra película sobre aliens con cara de moscardón chafado que vienen a la Tierra". Cuando la peli arrasó al otro lado del charco (tampoco es que eso quiera decir nunca nada, que me sé de un sitio donde las chuflas de vampiros en edad del pavo lo petan a base de bien) ya me llamó un pelín más la atención. Cuando la nominaron al Oscar a la mejor película y tuvo todo ese bombo extra, la curiosidad que me picaba ya era mayor. Y, cuando la vi en casa, comprendí por qué había causado tanto revuelo. No exagero si digo que es una de las películas de ciencia ficción más originales que he visto en mi vida (con permiso de "La guerra de las galaxias - Star wars, 1977" y de esa obra maestra que es "Origen - Inception, 2010") y, sin duda, una de las más trepidantes del año.


    De entrada, ya es novedoso que la peli empiece con los aliens en la Tierra desde hace años, ahorrándose la cara de flipe que se le queda a todo el mundo cuando llega una nave espacial. Aún lo es más que, en vez de llegar a cualquier ciudad yanqui, lo hagan a Johanesburgo, así que esos detalles ya le dan otra pinta a la cosa (no es lo típico lleno de marines nasíos pa matá que les reparten estopa a los aliens). Además, el principio - los primeros diez minutos- está rodado como si más que una película fuera un documental, y todo lo que estuvieran contando fuera verdad: entrevistas a sudafricanos, descripciones de lo que ha pasado, y todo ese rollo. Pero lo que ya le da toda la originalidad al resto es, por una parte, la historia y, por otra, los efectos especiales tan currados (sobretodo teniendo en cuenta que la peli ha costado cuatro duros, como quien dice).


    Desde que el representante de esa especie de organismo gubernamental se contamina y empieza su cambio, la película aprieta el acelerador de una forma bestial. Ya no se trata de lo típico de huir de los aliens, sino justo al revés, de cómo conseguir que los aliens puedan volver a su planeta (o donde les dé la gana), pero fuera de la Tierra. Claro que, para eso, no son pocas las cosas que tienen que pasar. "District 9", además, tiene momentos que te ponen la piel de gallina como, por ejemplo, el trozo ese en el que quieren abrir como si fuera un pavo de navidad al pobre diablo que se ha contaminado, con lo que ves que les importa tres huevos que sea humano o extraterrestre, porque lo quieren es hacerle todo tipo de perrerías (la cara de acojonado que pone le pobre hombre no tiene precio). Y lo mismo podría decirse del momento en que lo llevan ante la presencia de uno de los traficantes de armas sudafricano, que le quiere practicar un afeitado en seco definitivo para poder ser él también una especie de súper hombre.


    Pero si hay que destacar un fragmento en particular, yo me quedo sin duda tanto con la huída del protagonista y del alien del laboratorio de pruebas, como con ese final de casi media hora en la que la nave chiquitaja tripulada por los dos aliens -padre e hijo- hace lo imposible por pirarse, ayudados por el protagonista y su pedazo de armadura a lo Terminator. Esos dos momentos, así como el resto de la película hacen que casi ni parpadees y que, cuando todo acaba, tengas la impresión de que esta vez sí que han sido capaces de hacer una película de ciencia ficción diferente a las doscientas que ya hemos visto antes. Es más, lo que tienes es la sensación de que "District 9" es una buena película, cosa que no siempre - casi nunca, de hecho- se puede decir de las otras parecidas. Yo, desde luego, os la recomiendo sin dudarlo, así que no seáis bobos como yo y penséis que es otro truño como los de siempre porque no es así. Y, si no, cuando la veáis ya me decís.




    miércoles, 25 de enero de 2012

    CINE DE LOS 90: "EL SILENCIO DE LOS CORDEROS"


    TÍTULO: EL SILENCIO DE LOS CORDEROS

    DIRECTOR: JONATHAN DEMME

    REPARTO: JODIE FOSTER, ANTHONY HOPKINS, SCOTT GLENN, TED LEVINE, BROOKE SMITH, ANTHONY HEALD

    DURACIÓN: 115 min.

    AÑO: 1991

    GÉNERO: THRILLER

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Cuando se estrenó, allá por 1986, una película de corte policíaco llamada "Hunter - Mannhunter, 1986", en la que hacía su aparición un personaje llamado Hannibal Lecter, surgido de la mente del novelista Thomas Harris, eran pocos los que imaginaban que, apenas unos pocos años después, dicho personaje se convertiría en uno de los villanos definitivos de la historia del cine, y en un auténtico icono de referencia para cualquier producción posterior en la que se entremezclara la maldad de un personaje con el genio que se encuentra tras esa mente tan privilegiada como perturbada. Esto sucedía en "El silencio de los corderos", adaptación más que acertada de la novela El silencio de inocentes y que, además de arrasar en la edición de los Oscar del año en que se estrenaba (es una de las tres únicas películas en la historia de estos premios en alzarse con los cinco galardones de las categorías principales: película, director, actor, actriz y guión -adaptado, en este caso-), se presentó como uno de los mejores thrillers psicológicos que se habían realizado hasta la fecha.


    La agente en pruebas del FBI Clarice Starling (Foster) es puesta al frente de un complicado caso: un psicópata apodado Buffallo Bill está secuestrando y asesinando a una serie de jóvenes muchachas a lo largo y ancho del país (antes de matarlas, les arranca la piel del cuerpo, de ahí el origen de su apodo). Jack Crawford (Glenn), el superior de Starling cree que la novata es la persona perfecta para llevar el caso, para lo que ésta tiene que seguir la única pista que poseen. Según parece, Buffallo Bill fue paciente de un célebre psiquiatra llamado Hannibal Lecter (Hopkins). El problema es que Lecter está cumpliendo condena en un centro médico pinitenciario de máxima seguridad, dirigido por el doctor Chilton (Heald) ya que, en realidad, es un caníbal asesino. Cuando Starling comience a visitar a Lecter, se establecerá entre los dos una complicada relación de admiración mutua y repulsa cuyo objetivo final será descubrir la identidad del asesino en serie. Sin embargo, el doctor Lecter parece tener guardado algún as bajo la manga.


    Poco cabía esperar, a priori, des este cambio tan radical en la carrera del director Jonathan Demme. Después de acaparar cierta atención a raíz de unas cuantas comedias simpáticas aunque muy menores ("Algo salvaje - Something wild, 1986", "Casada con todos - Married to the mob, 1988"), Demme se puso al frente de "El silencio de los corderos" dispuesto a demostrar que era perfectamente capaz de rodar una película de suspense bien hecha. Ahora bien, posiblemente, no fuera del todo consciente de que lo que acabaría haciendo es realizar uno de los largometrajes más fascinantes del cine de los últimos treinta años. La dirección de Demme no sólo es sólida y calculada hasta el último plano (el film está plagado de momentos memorables, conseguidos gracias a tanto a un solo plano de su actor principal como a un simple roce de dedos), sino que se complementa a la perfección con una de las actuaciones más elogiadas y admiradas de los últimos tiempos. En efecto, el personaje de Hannibal Lecter le permitió a Anthony Hopkins no sólo demostrar lo excelente actor que siempre ha sido, sino también crear un personaje que ya forma parte del séptimo arte por méritos propios.


    Por lo que respecta al film, como hemos apuntado antes, llama la atención por la sencillez con la que quedan recogidos esa infinidad de detalles que hacen de "El silencio de los corderos" una película casi perfecta. Aún más, llama poderosamente la atención que, pese a contar con un argumento cuyo punto de partida es la caza de un asesino en serie, tenga más interés la historia paralela que se desarrolla entre Lecter y la novata agente del FBI. El largometraje tiene momentos en verdad escalofriantes como, por ejemplo, la secuencia completa en la que Lecter consigue huir de sus captores, dando rienda suelta a una violencia escalofriante (mucho más por lo que se "siente" que por lo que se ve -incluyendo el impresionante plano de un guardia atado a los barrotes de la celda con las tripas vacías, y haciendo con su cuerpo esa forma de macabra mariposa-); o aquella otra en la que Starling debe hacer frente, en medio de una completa oscuridad, al asesino. Todos estos momentos están recogidos por la cámara de Demme con una destreza ejemplar. Y todo ello por no hablar de la forma en que están recogidos todos y cada uno de los encuentros entre Lecter y Starling (esos reflejos en el cristal de la celda, los primeros planos de Lecter mientras practica la terapia con Starling...). Asimismo, si a todo ello añadimos un diseño de sonido impresionante, un montaje ajustado al milímetro (obra de Craig McKay) y una banda sonora tan escalofriante como fabulosa (obra de un inspiradísimo Howard Shore, injustamente ignorado por la Academia este trabajo), el resultado no puede ser mejor.


    En resumidas cuentas, "El silencio de los corderos" está llamada a ser en una película de referencia obligatoria para todas las generaciones posteriores, y a convertirse en un clásico de la historia del cine. Cierto es que, al fin y al cabo, se trata de un thriller policíaco, aunque ello no evitará que dentro de unos cuantos años más, cuando se vuelva la vista atrás y se confirme la gran película que es.



  • MR. HYDE DICE:

  • ¡Guau! ¡Esto sí que es un peliculón como la copa de un pino! Mira que podrán haberte hablado de ella veces, que la podrás haber visto otras tantas, o que la habrán pasado a base de bien por la tele, pero cada vez que vuelves a ver "El silencio de los corderos" te quedas clavado a la silla, casi sin respirar, no vaya a ser que le moleste al Doctor Lecter. Cómo se nota cuándo es buena de verdad una película, que por mucho que ésta ya tenga más de veinte años, aún sigue más fresca que una lechuga, y la actuación de Sir Anthony Hopkins como una de las mejores y más recordada de la historia. ¡Y, lo más curioso de todo, es que el colega sale menos de media hora en total!


    Otra cosa que llama la atención de "El silencio de los corderos" es que tuviera ese éxito tan grande, ya que estamos hablando de una película violenta a saco (pero no de esas en la que todo son hígados por el aire y tarados con una motosierra rodeados de casquería) que no tiene nada de "para todos los públicos", y que no está adornada con miles de efectos especiales -es que parece que, últimamente, sólo las que son así lo petan en los cines-. De hecho, en "El silencio de los corderos" todo está calculado al milímetro para encajar a la perfección como las piezas de un puzzle, ya que no es la historia del chalado que se hace un traje con la piel de las chicas a las que secuestra lo que atrae toda la atención; ni siquiera que el protagonista sea uno de los mejores malos de película que se ha visto en siglos, no. Lo que hace que "El silencio de cordero" te los ponga de corbata y que casi ni respires es cómo está enseñada toda la relación entre el caníbal y la policía, con esa especie de mezcla de admiración y temor que se profesan el uno al otro. Desde que la agente del FBI entra por primera vez en el manicomio y ve a Lecter (impresionante lo formalito que está dentro de su jaula, que casi acojona más así que si estuviera tratando de besarse el culo, o dibujando cosas raras con la lengua), hasta su encuentro final en esa especie de jaula metida en un teatro, ves que la tensión crece a cada minuto, tanto por lo que parece que Lecter es capaz de hacer como por las ganas que tiene de que le diga de una puta vez quién es el asesino de mujeres.


    Ahí es donde está otra de las cosas geniales de la peli: que el caníbal es un auténtico genio, capaz de dibujar de maravilla, ser culto a tope (el tío es como una especie de enciclopedia andante) y, además, aficionado al juego psicológico. De hecho, casi podría decirse que es gracias a este juego de mentes (impresionante el quid pro quo con el que engatusa a la agente de policía) que hace que "El silencio de los corderos" no tenga igual. Porque podremos haber visto películas de psicópatas, pero nunca antes una en la que el malo sea tan encantador como chalado (fijaos no solo en la cara que se le pone cuando lo atan y le ponen la máscara, sino en el momento ese en el que le pregunta a la senadora esa que busca a su hija qué parte de su cuerpo le dolerá cuando la encuentren muerta). ¡Y lo curioso del asunto es que sabes que sería incapaz de hacerle ningún daño a la agente de policía!


    En fin, que creo que se pueden decir muchas más cosas de "El silencio de los corderos" y seguir lamiéndole el culo, pero es que es una película acojonante desde que empieza hasta que acaba (pedazo de final, colegas). No me extraña que se llevara un buen puñado de Oscars. Si no la habéis visto, por favor, no os la podéis perder ni un minuto más.




    martes, 24 de enero de 2012

    CINE DE LOS 80: "PORKY'S"


    TÍTULO: PORKY'S

    DIRECTOR: BOB CLARK

    REPARTO: ROGER WILSON, BILL HINDMAN, JACK MULCAHY, MARK HERRIER, WYATT KNIGHT, SUSAN CLARK, KIM CATTRALL

    DURACIÓN: 90 min.

    AÑO: 1982

    GÉNERO: COMEDIA

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Desde finales de los años noventa, y durante la práctica totalidad de la década del 2000, no es extraño que se produzcan en Hollywood películas de y para adolescentes, pobladas de secuencias a cada cuál más chabacanera y vulgar, cuyo único propósito es acatar al pie de la letra la ley del aún más con el fin de que los ingresos en taquilla sean lo más altos posibles. Así pues, desde el estreno de "American pie - American pie, 1999" y sus secuelas, o parodias fílmicas como la serie de "Scary movie", la lista de películas dirigidas al público adolescente adicto al aroma de las feromonas ha sido casi tan interminable como rematadamente mala la calidad de dichas cintas. Sin embargo, nada de esto resulta nuevo ya que, a principio de los años ochenta, un pequeño film sin demasiadas pretensiones llamado "Porky's" se coronaba como uno de los cinco mayores éxitos del año, siendo sólo superado por otros largometrajes mucho más ambiciosos como "E.T., el extraterrestre - E.T. The extraterrestrial, 1982" o la tercera entrega de las aventuras de "Rocky". ¿El motivo? Contar una historia centrada en la vida de un grupo de amigos de instituto obsesionados con el sexo, perder la virginidad y no dejar que nadie les tome el pelo.


    Pee Wee (Monahan), Billy (Herrier), Tommy (Knight) y Mickey (Wilson) son amigos del instituto de Playa Ángel, en el estado de Florida. La mayor preocupación de los chicos es poder perder su virginidad antes de que finalice el curso, por lo que deciden acudir al prostíbulo de una localidad vecina llamado Porky's para conseguirlo. Sin embargo, cuando las cosas no salgan como tenían pensado, deberán hacer frente tanto a los que controlan dicho local, como a una serie de aventuras en su propia ciudad en los que el sexo jugará un papel fundamental.


    Tratar de analizar en mayor profundidad una película como "Porky's" es una pérdida de tiempo. El film en cuestión se limita a ser un simpático pero fallido intento por llamar la atención a base de supuestas gracias basadas en la ordinariez y la vulgaridad. Cierto es que algunas secuencias tienen su gracia (por ejemplo, lo que le sucede a uno de los protagonistas en el agujero de las duchas de las chicas cuando es sorprendido por la poco agraciada profesora de gimnasia) aunque, por desgracia, el resto se pierde entre vagos intentos de resultar desesperadamente graciosa.


    La interpretaciones también le van a la zaga a este respecto. Ni siquiera la presencia de la bella pero entonces desconocida Kim Cattrall (una de las cuatro protagonistas de la serie "Sexo en Nueva York") consigue elevar una pizca el nivel. Así pues, hay que tomar "Porky's" como lo que es: una entretenimiento pionero en el género de comedia ordinaria y baturra, que demostró que era posible hacer de una película dirigida a los jóvenes una apología de las guarrerías y del sexo indiscriminado. Desgraciadamente, con los años no ha mejorado mucho la receta aunque, a este primer intento, también cabe reconocerle el mérito de haber sido el primero.



  • MR. HYDE DICE:

  • ¡Señoras y señores, aquí tenemos el "American pie" de los ochenta! Con toda su caspa, secuencias guarrindongas y chavales de institutos más salidos que el pico de una mesa. Estoy de acuerdo con los (muchos) que piensan que hay películas ochenteras muchísimo mejores de las que hablar, pero tampoco hay que olvidar que "Porky's" es una de las más taquilleras de principios de esa década, y que hizo que un huevo de gente joven se partiera el ojete con las paridas que se les ocurren a los calentorros que pululan por esta peli. Vale que no tienen toda la gracia que puedan tener las películas de adolescentes americanos que pierden el culo por ver una teta, aunque ahora también hacen cada basura que déjalo ir.


    Creo que uno de los motivos por los que "Porky's" tuvo tanta repercusión es porque era una de las pocas veces que se hacía una peli de y para adolescentes que no tenía nada que ver con las noñerías que se habían hecho hasta entonces y que, aunque un pelín exagerada y con trozos que tienen más ciencia ficción que cualquier episodio de "La guerra de las galaxias", se distancia a saco de las otras tipo "Grease - Grease, 1978", en la que los calentorros de turno se ponen a bailar y canturrear casi sin sentido. Aquí los marranos de turno se las ingenian para tratar de mojar el churro a la mínima ocasión que tienen (eso sí, que lo consigan ya es otro cantar).


    La película, desde el punto de vista técnico, no es nada del otro mundo, por no decir que la podría haber dirigido hasta un nene de primaria. Y de las interpretaciones, mejor ni hablar. Pero claro, hablando de una película como "Porky's", ¿a quién coño le importa algo eso? Aquí lo que interesa es saber si hace que te rías o no. Y, para ser sincero, lo consigue pero menos de lo que te imaginarías. Ahora bien, también hay que reconocer que tiene dos o tres secuencias en las que te meas encima. Y, sin ánimo de quitarle interés a nadie, sólo mencionar lo siguiente: cuando un entrenador descubre por qué a la profesora de gimnasia la apodan "Lassie"; lo que le pasa a un chaval cuando se hace el gracioso espiando a las chicas en las duchas por un agujero; y lo que pasa después con la profesora gorda y marimacho que quiere justicia por la gamberrada hecha en las duchas (ésta última, hace que casi no te enteres de lo que dicen los actores porque tú también te estás descojonando).


    Por lo demás, pues "Porky's" no tiene mucho más interés. Vale que también meten de por medio problemas raciales (el enfrentamiento entre uno de los chavales que se mete con otro -experto en karate- porque es judío), familiares (ese mismo chaval buscabroncas con su padre ex-convicto), y otros más propios de los nenes en edad del pavo (todo lo que tiene que ver con el puticlub que se llama Porky's. Aparte de estas cosas, la peli no es gran cosa, aunque hay que reconocerle el puntazo de ser algo muy diferente a lo que se había visto hasta entonces.




    lunes, 23 de enero de 2012

    CINE CLÁSICO: "LA JAURÍA HUMANA"


    TÍTULO: LA JAURÍA HUMANA

    DIRECTOR: ARTHUR PENN

    REPARTO: MARLON BRANDO, ROBERT REDFORD, JANE FONDA, JAMES FOX, ROBERT DUVALL, ANGIE DICKINSON, E.G. MARSHALL, JANICE RULE

    DURACIÓN: 130 min.

    AÑO: 1966

    GÉNERO: DRAMA

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Una de las virtudes del buen cine, independientemente de que éste sea clásico o no (no siempre es necesario que una película haya sido estrenada hace muchos años para convertirse en un clásico), es su capacidad para sorprender. Mientras unos films lo hacen visualmente -la inmensa mayoría-, otros se las componen para desarrollar historias jugosísimas que se clavan en la mente de los espectadores, poniéndoles en la difícil tesitura de tener que admitir de qué forma se hubieran comportando unos y otros de haberse encontrado en una situación similar. "La jauría humana" supone un ejemplo perfecto de ello, en el que el realizador Arthur Penn, salido del éxito crítico de la oscarizada y conmovedora "El milagro de Ana Sullivan - The miracle worker, 1962", supo conjugar a la perfección un complejo cocktail de emociones humanas, en los que impera la anarquía más absoluta, y que en este largometraje queda plasmado bajo la apariencia de unos sentimientos descontrolados y violentos.


    Charlie Reeves (Redford) es un convicto que se fuga de una cárcel en Texas, en compañía de otro preso. En su huída, el compañero de Reeves asesina a sangre fría a un anciano al que roba la camioneta, dejando tirado a Charlie. Éste se dirigirá entonces a su pueblo para poder buscar refugio pero, sin embargo, allí llega la noticia tanto de la fuga como del asesinato de su vecino, por lo que los habitantes harán lo posible por darle caza a Charlie cueste lo que cueste, vivo o muerto. En el camino de esta justicia callejera se interpondrá el sheriff Calder (Brando), quien abogará por detener de nuevo a Reeves para que sea juzgado, y la ex-mujer del figitivo, Anna (Fonda), que tratará de protegerlo aunque ello no le guste lo más mínimo ni a su prometido Jake Rogers (Fox) ni al padre de éste, Val (Marshall).


    "La jauría humana" es una obra tremenda en muchos aspectos. En primer lugar, es tremendamente sólida. La definición de cada personaje está realizada con una claridad meridiana, desde los violentos buscabroncas, hasta los más sosegados, pasando por la "buscona" del lugar, por el policía honrado, o por el niño rico que quiere hacer lo que considera que es lo mejor para su prometida. Todos y cada uno de ello, a su vez, está interpretado por un reparto de actores en pleno estado de gracia que hace de sus respectivos roles una auténtica maravilla.


    En segundo lugar, "La jauría humana" es tremendamente asfixiante. No tiene mucho que ver con ello que toda la acción quede concentrada en un marco espacial más o menos acotado. En realidad, guarda mucha más relación con el hecho de que el sentimiento de venganza e ira es mostrado de forma creciente en todos los personajes (incluso en el sosegado al que da vida un casi desconocido Robert Duvall), lo que es transmitido al espectador de una forma tan tajante como ruda (ver al respecto la secuencia en la comisaría en la que se discute la mejor forma de dar un escarmiento a Reeves).


    Y, en tercer lugar, "La jauría humana" es un film tremendamente moral. Detrás del comportamiento de cada uno de los personajes, con independencia de que éstos se encuentren del lado de la ley (Brando, Fonda, Fox) o no (el resto, encabezado por unos sensacionales Marshall, Bradford y Hull), se esconde una motivación que carece de toda lógica para que dichos personajes se comporten de tal forma. De hecho, son incapaces de darse cuenta de que todas esas sensaciones no son más que un simple "calentón" a través del que dar rienda suelta a sus frustraciones personales que no un verdadero sentimiento de solidaridad hacia el vecino fallecido -no hay más que contemplar los últimos dos minutos de metraje para comprobar los efectos que todo ello tiene sobre los personajes principales-.


    En resumidas cuentas, "La jauría humana" es un largometraje excelente que analiza de una forma directa y fantástica la complejidad del comportamiento humano, mostrando cómo éste, en ocasiones, es capaz de derivar en un estallido de violencia injustificada, y dentro de una sociedad terriblemente hipócrita que no hace sino deshumanizar a muchos de los que, en otras circunstancias, presumirían de ser ciudadanos ejemplares.



  • MR. HYDE DICE:

  • Al comentar "La jauría humana" me ha venido a la cabeza una peli que comentamos hace poco: "Battle Royale - Batoru rowaiaru, 2000". No es que la historia tenga mucho que ver entre las dos, pero sí que me hizo tener en cuenta esa estupenda película japonesa por una cosa: la facilidad para odiar a muerte a una persona por la que antes ni te preocupabas y, hasta cierto punto, puede que sintieras aprecio. Mientras en la peli japonesa eran unos chavales compañeros de clase, aquí es mucho peor aún porque estamos hablando de adultos supuestamente responsables. Ahí es donde "La jauría humana" mete el dedo por el culo pero hasta el fondo, es decir, que te plantea una situación en la que ves que los personajes se comportan de una forma "excusable" (la naturaleza humana, ya sabe usted, que tiene estas cosas, que a veces el hombre se puede comportar como un animal y bla bla bla), pero de lo más descontrolada y salvaje con tal de apoyar una causa que a la mayoría le es ajena (ni la mitad de los que se revuelven como un faquir en un colchón tienen una mínima relación con el pobre diablo al que se cargan al principio).


    De la quema, como no podía ser menos, sólo se libran los dos personajes principales (el de Redford es la víctima, así que no cuenta en esto, que sólo se limita a poner su carita bonita), que interpretan Marlon Brando y Jane Fonda. El primero porque pretende que se respete la ley y la presunción de inocencia a toda costa (esa costa es que le den de leches hasta cansarse), y la segunda porque quiere proteger al hombre por el que sintió -y aún siente- algo. Todos los demás, encarnan a una panda bestias que te pone la carne de gallina cuando ves la facilidad con la que se pueden sacar las cosas de quicio y por cómo, cuando todo parece que está más o menos tranquilo, se aprovecha cualquier excusa para dar rienda suelta a los impulsos más salvajes.


    Si habéis visto "Perros de paja - Straw dogs, 1971", sabréis un poco mejor a qué me refiero. Acojona (de miedo) ver hasta qué punto una persona se puede volver un auténtico psicótico capaz de matar con sus propias manos si hiciera falta a otra. Pues eso es la sensación que se transmite desde casi el principio en "La jauría humana". No es que sea una peli muy violenta como la de Peckinpah, pero esa tensión y ganas de apretar el culete la sientes durante la mayor parte. Es como una olla a presión puesta al fuego, que se va calentando hasta que revienta y lo manda todo (y a todos) a tomar por culo.


    De entre todos esos momentos, personalmente, me quedo con ese en el que las cosas ya se han empezado a descontrolar y Marlon Brando intenta hacer entrar en razón a la gente, y el cacique local le pide que le devuelva un "favor" que le hizo en el pasado. Flipas cuando Brando le contesta eso de "usted no hace favores, los cobra". Por supuesto, después le dan hasta en el carnet de identidad. O como cuando la cosa ya se ha salido de madre e incendian esa chatarrería llena de coches hechos polvo, en donde ves que se la pela llevarse por delante a quien sea. Y, por supuesto, si le sumas todo lo relacionado con esa señora en estado consciente de celo que no para de refregarse contra la pierna del primero que se le acerca delante de su impotente marido, pues ya apaga y vámonos.


    En fin, que "La jauría humana" es una peli tremenda, muy bien hecha, y de las que te da que pensar después de haberla visto. Ya os digo que más por lo que son las imágenes (que tampoco es que sea nada impresionante), por la chicha que tiene todo el argumento. A mí me impactó cuando la vi, y aún recuerdo esa sensación de decir "jo, cómo se le va la pinza a la peña" al acabar. Así que os la recomiendo, pero sabed que por mucho que salgan caritas bonitas, no tiene nada de romántico, pero sí mucha sacudida a la conciencia que rascar.




    domingo, 22 de enero de 2012

    CINE EN CARTEL: "SHERLOCK HOLMES: JUEGO DE SOMBRAS"


    TÍTULO: SHERLOCK HOLMES: JUEGO DE SOMBRAS

    DIRECTOR: GUY RITCHIE

    REPARTO: ROBERT DOWNEY JR., JUDE LAW, JARED HARRIS, NOOMI RAPACE, STEPHEN FRY, KELLY REILLY

    DURACIÓN: 129 min.

    AÑO: 2011

    GÉNERO: AVENTURAS

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Tal y como suele ser tónica general en Hollywood, cuando se estrena una película que se convierte en un gran éxito de taquilla y su final queda abierto a una posible secuela, no pasa mucho tiempo hasta que llega a las plateas su segunda parte. Además, si a ello se une la reciente moda de los grandes estudios por poner al frente de dichos proyectos a directores con una trayectoria más que notable y con un estilo visual muy propio al que deben su fama (caso de, por ejemplo, el alemán Marc Foster con la última entrega de las aventuras de James Bond, o Kenneth Branagh con su "Thor - Thor, 2011"), ahora es el inglés Guy Ritchie quien repite funciones de director en la secuela de "Sherlock Holmes - Sherlock Holmes, 2009". Y, por supuesto, como toda segunda parte que se precie, aparte de repetir un buen número de actores en los roles principales, ésta llega cargada de secuencias más espectaculares, ruidosas y, por consiguiente, mayor presupuesto. Ahora bien, que estos elementos hagan del largometraje un film mejor, ya es otro cantar.


    Sherlock Holmes (Downey Jr.) está inmerso en la resolución de una serie de atentados que están sembrando el pánico en las calles de Inglaterra. Según sostiene, la mente criminal que se encuentra tras ellos no es otro sino el siniestro profesor James Moriarty (Harris), por motivos que aún desconoce. Por este motivo, aprovecha los días previos a la boda de su buen amigo el doctor Watson (Law) con su prometida Mary (Reilly) para desenmascarar a Moriarty. Sin embargo, lo que parecía una simple misión se complica más de la cuenta cuando la investigación parece indicar la existencia de una complicada conspiración internacional, por lo que requerirán la ayuda de una pitonisa rumana (Mara) y del mismísimo hermano de Holmes, Mycroft (Fry).


    Suele decirse que las comparaciones son odiosas. Al menos aquellas que dejan en mejor lugar a una de las partes con respecto a las otras. Por otro lado, también suele ser frecuente (o, al menos, su intención) que las secuelas de un film original sean muy superiores a éste, introduciendo elementos novedosos que atraigan el interés del espectador. Bien, pues "Sherlock Holmes: juego de sombras" no responde exactamente a ninguno de estos dos dichos. Si bien, como película, no resulta mejor que su antecesora, tampoco es peor; y como film novedoso, a excepción de unas pocas secuencias, el resultado es de lo más parecido a la primera parte. ¿Quiere decir ello que estemos hablando de un film sin personalidad? En absoluto. Sí que es cierto que Guy Ritchie parece haber abandonado definitivamente el tono ácido y corrosivo tan cínico de sus primeros -y magníficos- trabajos, y del que tan solo se vislumbra una sombra en "Sherlock Holmes: juego de sombras".


    Por fortuna, nada de esto quiere decir que esta secuela sea una mala película, en absoluto. De hecho, el largometraje es perfectamente consciente de que se trata de un simple pasatiempo, ni más ni menos. Y, aunque se preocupe lo suficiente por distraer al público con elaboradas secuencias de acción (ver el instante en que Holmes y Watson se libran de unos sicarios de Moriarty a bordo de un tren, de la destrucción de una fábrica de armas en Alemania, o de la huída de los héroes a través de un bosque), el film no presenta muchas más diferencias respecto al predecesor. Por supuesto, sí que se producen grandes avances en cuanto al diseño de producción (algo de lo que el director Guy Ritchie saca provecho en numerosos movimientos de cámara y travellings), y la elaboradísima banda sonora de Hans Zimmer.


    En resumidas cuentas, "Sherlock Holmes: juego de sombras" se estrena en las pantallas como un pasatiempo de lo más entretenido, con la única pretensión de distraer a la platea y hacer que la gente se lo pase bien con un film de aventuras menos trepidante de lo que cabría esperar, pero enormemente eficaz.



  • MR. HYDE DICE:

  • "Sherlock Holmes: juego de sombras" es el perfecto ejemplo de cine de entretenimiento. No es ninguna obra maestra, ni consigue que pienses que es una pasada de película. Pero durante sus dos horitas te distrae que ni te enteras de que pasa el tiempo. Ya sea por las actuaciones tan simpáticas de todos los actores o por cómo está hecha, "Sherlock Holmes: juego de sombras" es la película perfecta para ver cuando estás un poco aburrido y quieres entretenerte con algo divertido e interesante. Comparativamente, es muy igual a la primera, solo que se nota en que en ésta se han gastado mucho más pasta, y que le han metido más dosis de acción. Pero no me refiero a que haya mucha más acción, sino que los momentos de lucha o explosiones o disparos, aunque sean tres o cuatro en toda la película, son más largos.


    Lo que a mí no me queda claro del todo es por qué se empeñan en hacer que Sherlock Holmes sea una especie de ninja moderno. Sólo me he leído un libro de aventuras de él, pero yo tenía la sensación de que ese personaje era mucho más tranquilito y empollón que no esa mezcla extraña de Bruce Lee y Mortadelo, que se disfraza de lo que le da la gana con la misma facilidad que le mete una paliza a cuatro matones más grandes que un armario a base de kung fu, karate y patadas en los huevos. Pero bueno, aparte de todo esto, lo cierto es que el resto de la historia es de lo más interesante, aunque a veces parece un poco liosa porque es como si quisieran dejarte demasiadas cosas para la sorpresa final, y tú te quedas hasta pasada la mitad de la película como no sabiendo por qué está pasando lo que está pasando.


    Por suerte, aunque el actor no tenga esa pinta de malo con glamur, el personaje del Profesor Moriarty hace que la cosa sea mucho más interesante. No sólo porque sea el conocidísimo enemigo de Sherlock Holmes, sino porque sabes que el joputa es malo hasta decir basta, de esos que ni se inmutan cuando están a punto de cargarse a alguien, y con un refinamiento y una cultura que te dicen "burro" a la cara solo con mirarte. De hecho, las partes más interesantes de la película (que no emocionantes) son los cara a cara que mantienen Holmes y Moriarty, tanto en su primer encuentro en una universidad, como al final mientras juegan una partida de ajedrez (tanto real como mental, que ya es el no va más). Y es lo más interesante porque es el instante en que ves que los dos genios, cada cuál a su estilo y con sus propias intenciones- desafía la inteligencia del otro, como en una especie de duelo intelectual por ver quién es el más listo de los dos. Y eso se sale.


    Por lo demás, pues ya os digo que la peli es entretenida, pero muy parecida a la primera película, por lo que las sorpresas no son tantas como suele pasar en las segundas partes. Aunque si me tengo que quedar con lo más emocionante, desde luego es la huída de Holmes, Watson, y los gitanos por un bosque entre la frontera alemana y francesa, mientras los colegas germanos les disparan unos cañonazos de mil demonios, y ves como la imagen se ralentiza y acelera a la vez, cómo los árboles revientan a cámara lenta con las explosiones, o cómo salen disparados los personajes con cada zambombazo. Es un trozo que dura casi diez minutos y que deja con la boca abierta. Aparte de eso, es cierto que la emboscada que les tienden los malos a Watson y su mujer en un tren antes de que Holmes les eche una mano también tiene su puntito (aunque a mí me sigue pareciendo un pelín ridículo que, después de reventar medio tren -porque lo revientan- el maquinista no pare en ningún momento y aquello siga avanzando, pero bueno, tampoco hay que ser tan quisquilloso).


    En fin, pues eso, que si lo que queréis es pasar un rato distraído, "Sherlock Holmes: juego de sombras" es una propuesta estupenda. Te distrae muchísimo, y es una película interesante que te mantiene atento a la pantalla durante todo el rato. Además, está muy bien hecha, aunque no tenga ninguna sorpresa respecto a la primera, lo que no tiene por qué ser nada malo (siempre que te haya gustado la primera parte, claro está). Cine de entretenimiento bien hecho, ni más ni menos.