miércoles, 29 de febrero de 2012

CINE DE LOS 90: "EL PACIENTE INGLÉS"

TÍTULO: EL PACIENTE INGLÉS

DIRECTOR: ANTHONY MINGHELLA

REPARTO: RALPH FIENNES, KRSITIN-SCOTT THOMAS, JULIETTE BINOCHE, WILLEM DAFOE, COLIN FIRTH, NAVEEN ANDREWS

DURACIÓN: 160 min.

AÑO: 1996

GÉNERO: DRAMA

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Son muchos los directores que han afirmado y confirmado en más de una ocasión que no todos los escenarios son idóneos para realizar sus películas. Por poner algún ejemplo, Steven Spielberg juró que nunca volvería a rodar un film en el agua, después de haber hecho "Tiburón - Jaws, 1975" (decisión que también pareció compartir todo el equipo de "Waterworld - Waterworld, 1995"), y Shekhar Kapur hizo lo propio tras el desastre que le supuso rodar en el desierto su versión de la novela "Las cuatro plumas". Sin embargo, al igual que por cada Spielberg hay un James Cameron que no se rinde ante las dificultades de los rodajes acuáticos (recordemos "Abyss - The abyss, 1989" y, sobretodo, "Titanic - Titanic, 1997"), también hay un Anthony Minghella que decidió que la única forma de llevar a la gran pantalla la novela de Michael Ondaatje "El paciente inglés" era hacerlo en todo su esplendor: en mitad del desierto y haciendo frente a una dificilísima producción que se vio recompensada con nueve premios Oscar.


    A finales de la Segunda Guerra Mundial, una avioneta es derribada en el Sahara. En su interior se encuentra a una mujer muerta y al piloto, que está amnésico, con el rostro totalmente quemado, y con heridas de gravedad. Hana (Binoche), una enfermera canadiense se hace cargo de él, decidiendo cuidarlo en un viejo monasterio italiano derruido, ante la imposibilidad de viajar con el moribundo a cuestas. A partir de lo escrito en un diario que llevaba consigo el piloto, Hanna descubre que se trata de Laszlo de Almásy (Fiennes), un conde de origen húngaro que desarrolló numerosas labores de topografía en África desde antes de la Guerra. Será entonces cuando el mismo Almásy le cuente cómo, durante los últimos años, se enamoró de Katherine (Scott Thomas), la esposa de Geoffrey Clifton (Firth), un importante diplomático británico destinado en el Sahara, con la que vivió una apasionada historia de amor clandestino de fatales consecuencias. El relato de Almásy se completará cuando aparezca en el convento un curioso personaje llamado Caravaggio (Dafoe), quien conoce más de un secreto de Almásy, y un soldado indio llamado Kip (Andrews), del que Hana se enamora.


    Las influencias de "El paciente inglés" son más que numerosas. Desde la mencionada "Lawrence de Arabia", hasta la épica grandiosa que se combinaba con otra emocionante historia de amor en "Memorias de África - Out of Africa, 1985". Ahora bien, donde sendos largometrajes mencionados destacaban por la evidente épica de su puesta en escena, en "El paciente inglés" se sustituye esta épica por poesía visual. Así pues, a Minghella no le interesa tanto dedicar minutos de metraje a retratar las grandes secuencias de invasión de África por parte de las tropas nazis, sino que prefiere otorgarles esos minutos a sus personajes, para relatar los entresijos de sus complicadas relaciones amorosas (las de Almásy y Katherine, por un lado, y las de Hana y Kip por otro). Tal decisión resulta de lo más acertada en determinados momentos -el arranque de pasión entre el conde y la esposa del diplomático durante una recepción de gala- aunque, en su mayor parte, no contribuye sino a alargar en exceso el largometraje -la secuencia de la tormenta de arena en la que se quedan atrapados en los coches o, ya cerca del final, en la cueva en la que Almasy y Katherine se refugian-.


    Ahora bien, a pesar de que la duración de la película acabe pesando sobre los hombros del espectador, hay que alabar muchos elementos que hacen de "El paciente inglés" un film fascinante desde un punto de vista visual. En primer lugar, la fotografía del colorista John Seale, quien retrata el desierto con una textura simplemente magistral. En segundo lugar, el montaje de Walter Murch (sus encadenados son espléndidos). En tercer lugar, toda la ambientación que consigue recrear tanto el lujo de mediados de siglo pasado en el continente africano, como los escenarios más propios de los parajes arrasados por la guerra. Y, por último, en la insuperable banda sonora de Gabriel Yared -ésta es una de las preferidas de Hyde-, quien acompaña cada escena de la película con una sensibilidad que raras veces se encuentra en una producción de estas características.


    En resumidas cuentas, "El paciente inglés" es un film que trata de resucitar el amor por las grandes producciones épicas de los años cincuenta y sesenta aunque, en esta ocasión, dejando de lado el ritmo más dinámico de aquellas para concentrarse en la historia de los personajes que la protagoniszan. Es una película lenta, pero que consigue sobreponerse a su larga duración gracias a una puesta en escena preciosista y mimada hasta el último detalle. Digna de ser admirada en una buena pantalla y en todo su esplendor.



  • MR. HYDE DICE:

  • Que sí, que mucho Oscar, mucha historia de amor y mucha foto bonita del desierto. Pero "El paciente inglés" es un coñazo de tres pares de cojones. Es larga hasta cansar, pero es que si le quitas media hora, aún le sobra otra media. No te digo que el desierto no esté bien, y que la historia de amor o la de la intriga de la Segunda Guerra Mundial no mole. Pero es que después de casi dos horas, lo que tienes es unas ganas brutales de que la peli se acabe y poder pirarte a hacer otra cosa. Eso como si quisieran contar demasiadas cosas en una sola película y, para ello, se hubieran tenido que pasar toda la vida haciéndola. Dura más de dos horas y media, y es normal porque, aunque la fotografía sea una pasada (las cosas como son), lo que no hay quien discuta es que si, en vez de tanta postal de arena, dunas, moribundos con la cara achicharrada y demás, hubieran ido directos al grano, ahora sería el primero en decir que "El paciente inglés" es un flipe. Pero es que es leeeeenta, y más leeeeenta, y ves que no pasa naaaaada, y que el protagonista va y vuelva unas cuarenta veces para hacer lo mismo. Y, evidentemente, al final te acabas desesperando.


    La lástima es que, después de todo, te das cuenta de que "El paciente inglés" no es una mala película. De hecho, es una gran putada porque, si fuera un truño, disfrutaría como un loco poniéndola a caldo. Pero resulta que no, que está muy bien hecha, que estéticamente es bonita, y que se nota que se lo ha currado un huevo y parte del otro. Lo malo del asunto es que, por desgracia, eso no quiere decir que sea entretenida, o que emocione y te haga estar con el corazón en un puño. Más bien al contrario, es perfectamente compatible con el hecho de que la peli sea un bodrio de cojones, mira tú qué lástima. Ah, y no me olvido de las actuaciones, que también son cojonudas, y lo digo en serio. Desde el último secundario hasta los actores principales, todos están de fábula. Pero, repito, eso está bien cuando la peli dura hora y media como mucho porque, a la décima vez que toda la historia vuelve al desierto para que te cuenten en sesenta minutos lo que podrían haber resumido en un cuarto de hora, es para pegarse un tiro.


    Acerca de las cosas así que más destacaría, de entre las que más me gustaron, creo que me quedaría con dos o tres. La primera, sería la música. Toda la banda sonora es una pasada, desde el primer tema hasta el último, y le va a la película como anillo al dedo. Es como una mezcla de Bach y música oriental del tipo Maurice Jarre (¿qué tendrán los compositores franceses que siempre consiguen "retratar" al desierto como nadie en la música que escriben para películas?), y que hace que dé gusto escucharla ya sea con la peli o el CD en casa -un consejo: si no lo tenéis, conseguidlo como sea y disfrutad de él-.


    La segunda cosa destacaría de "El paciente inglés" creo que sería la fotografía. Ya os digo que casi se puede pasar la mano por la pantalla y acariciar las dunas esas tan impresionantes del desierto (lástima que la peli sea casi todo el rato eso), sobretodo porque no es siempre una luz fuerte, sino que es más dorada, como cálida de verdad. Precioso.


    Y, la tercera, serían determinados momentos de la peli que, por alguna razón en particular se me quedaron en la memoria. Por ejemplo, me quedaría con ese momento en el que la enfermera hace una especie de recorrido con cuerdas por lo alto de las pinturas de una iglesia que está medio derruida mientras su novio la sube con unas cuerdas. Os prometo que, como no te esperas esa escena, es como si te abrieran los ojos para enseñarte algo sorprendente y bonito a rabiar (de nuevo, atención a la música). O ese otro momento, ya hacia el final de la peli, en el que parecen querer copiar el paseo en avioneta de Robert Redford y Mery Streep en "Memorias de África", solo que aquí, en vez de ser un par de enamorados felices, son dos enamorados que han pagado bien cara su pasión. Pero la imagen de la avioneta (después de saber qué ha pasado con ellos) volando por encima de un desierto brutalmente grande es una pasada.


    En fin, que si sois de los que disfrutáis con las pelis así en plan épico y lentas, desde luego, "El paciente inglés" no os la podéis perder. Y lo mismo vale para aquellas (no es por ser machista, pero algo me dice que son más "ellas" que "ellos") que os lo pasáis teta sufriendo con las historias de amor imposibles. Para el resto del universo mundo, os aconsejo ver una vez "El paciente inglés", pero no creo que vayáis a repetir, al no ser que la pasen por la tele y no tengáis nada mejor que hacer durante casi tres horas (cosa que dudo), o que queráis volver a ver alguna escena en particular. Por lo demás, la peli es una castaña tremenda, pero muy bien hecha.




    martes, 28 de febrero de 2012

    CINE DE LOS 80: "CORTOCIRCUITO"

    TÍTULO: CORTOCIRCUITO

    DIRECTOR: JOHN BADHAM

    REPARTO: STEVE GUTTENBERG, ALLY SHEEDY, FISHER STEVENS, AUSTIN PENDLETON, G.W. BAILEY, BRIAN MCNAMARA

    DURACIÓN: 94 min.

    AÑO: 1986

    GÉNERO: COMEDIA

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • John Badham es lo que, de una forma algo más vulgar, podría describirse como un director que sirve tanto para un roto como para un descosido. Esto quiere decir, ni más ni menos, que quien consiguiera uno de los mayores éxitos del momento al dirigir "Fiebre del sábado noche - Saturday night fever, 1977", ha realizado tanto dramas ("Mi vida es mía - Whose life is it anyway?, 1981"), como películas de acción ("La asesina - Point of no return, 1993", "Salto al peligro - Drop zone, 1994"), pero siempre moviéndose en terrenos cercanos a la comedia ("Dos pájaros a tiro - Brids on a wire, 1990"). Posiblemente sea esta facilidad para saltar de un proyecto a otro lo que ha hecho que John Badham no se concentre en un tipo de largometrajes en particular, y que haya preferido decantarse por proyectos sin excesivas complicaciones y simples de rodar, en lugar de arriesgarse con films más elaborados y personales. En cualquier caso, de lo que no cabe duda es de que, en los ochenta, Badham consiguió apuntarse dos tantos importantes al realizar, por una parte, una interesante película de intriga militar ("Juegos de guerra - War games, 1983") y, por otra, un simpático largometraje acerca de las aventuras de un peculiar robot en la entretenida "Cortocircuito".


    Newton Crosby (Guttenberg) es un ingeniero especializado en robótica que ha creado un prototipo especial de robot por el que el ejército se interesa, para darle utilidad con fines militares. Sin embargo, durante la preparación de una remesa de robots, uno de ellos, el Número 5, es alcanzado por un rayo, lo que provoca un cortocircuito en su sistema operativo. Así pues, a causa de ello, en durante el traslado de las unidades al emplazamiento militar, Número 5 se escapa, yendo a parar al lado de la casa de una joven muchacha llamada Stephanie (Sheedy), quien lo confunde con un extraterrestre. Decidida a protegerlo, se aliará con Newton para evitar que Número 5 sea convertido en una máquina de guerra, por mucha insistencia que ponga el militar al frente del proyecto, el implacable Skroeder (Bailey).


    "Cortocircuito" es un film que funciona gracias a la original situación que ubica a un sofisticado robot en situaciones de la vida diaria para las que no está preparado, por lo que estas secuencias funcionan mucho mejor que lo previsible que se vuelve la historia cuando se la vincula con todo lo relacionado con los militares. En efecto, resulta gracioso ver a Número 5 tratando de cocinar siguiendo las instrucciones de una receta televisada, o lo llamativo que le resulta ver desnuda a la protagonista por lo distina que ve su fisonomía en comparación de la suya. Así pues, es en estos pequeños e intrascendentes momentos en los que "Cortocircuito" consigue ser un largometraje realmente distendido y divertido.


    Por lo que respecta al resto del film, "Cortocircuito" se debate entre el entretenimiento más propio de un formato doméstico que el habitual dentro de las producciones hollywoodienses. Cierto es que se sirvió de un actor como Steve Guttenberg, de moda por aquellos años, para potenciar la atracción de la película, aunque es evidente que la mayor atracción del film es la interactuación del robot Número 5 que provoca tantos revuelos y situaciones divertidas. En definitiva, "Cortocircuito" es un largometraje-pasatiempo que entretiene sin resultar aburrido, virtud muy a tener en cuenta.

  • MR. HYDE DICE:

  • Simpática la película. No es que sea nada del otro mundo (como la mayoría de las comedias de los ochenta), pero tenía su gracia, y era lo suficientemente distraída para hacer que te lo pasaras bien con los cirios que va montando Número 5. Lo más interesante de "Cortocircuito" es, precisamente, la adaptación del robot al entorno más humano (por no hablar de lo mucho que se parece el robotito Wall·E de Disney a Número 5... feliz coincidencia). Como el trasto ese ha sido diseñado para el combate y tal, no tiene ni papa de cómo comportarse cuando está con los humanos, ni para qué sirven la mitad de cosas cotidianas que hay en una casa, lo que convierte a "Cortocircuito" en una comedia que nada tiene que ver con la peli de acción o ciencia ficción que podría haber sido. Y menos mal porque, en mi opinión, creo que funciona mucho mejor así que si hubieran hecho la enésima versión del robot fuera de control y todos esos rollos.


    No es que tenga muchas escenas así como para recordar, pero recuerdo en particular la primera vez que la chica se encuentra con Número 5, y de cómo éste se lee a una velocidad de vértigo los libros (diccionarios incluidos) para luego pedir "más datos, más datos" -punto importante, porque es así como el bicho va aprendiendo las costumbres más de los humanos, y menos estrategia militar-. También mola ese momento en el que hay un novio capullo que empieza a discutir con la chica que cuida de Número 5 y, mientras ella corta con él (que se pilla un buen rebote), Número 5 le desmonta su cochazo en un abrir y cerrar de ojos, dejándole ahí mismo una pieza tras otra -más o menos como harían algunos mascachapas de mi pueblo, pero éstos sin dejar nada de nada más que el chasis pelado-.


    Además, otro punto a favor de "Cortocircuito" es que, aunque tiene sus dosis de aventura (la huída de Número 5 del camión que lo transporta, o toda la búsqueda del ejército y los científicos que lo han fabricado), no deja de ser una comedia divertida. No es que sea un peliculón, ni mucho menos, pero tiene su gracia, y le da tiempo a ser tanto comedia como peli más de acción, y peli romántica a la vez que de aventuras. En fin, que es un popurrí que entretiene sin necesidad de que pienses mucho en lo que estás viendo. Los que quieran ver en la peli una especie de crítica antimilitarista, pues vale, pero creo que "Cortocircuito" lo único que quiere es que te lo pases bien un rato y, de paso, te rías con las movidas que le pasan al robot, al que confunden con un extraterrestre cuando lo ven. Sé que la peli tuvo una segunda parte (de hecho, hasta creo que fui a verla al cine de pequeño), pero vamos, que con que recordéis lo divertida que era ésta, tenéis de sobra. Como os digo, es muy efectiva para distraerse un poco, pero tampoco de las que acabas adorando diez años después (lo que no quita para que no tuviera su fama cuando se estrenó). Entretenida y poco más.




    lunes, 27 de febrero de 2012

    CINE CLÁSICO: "LA NOCHE DEL CAZADOR"

    TÍTULO: LA NOCHE DEL CAZADOR

    DIRECTOR: CHARLES LAUGHTON

    REPARTO: ROBERT MITCHUM, SHELLEY WINTERS, LILLIAN GISH, GLORIA CASTILLO, JAMES GLEASON, PETER GRAVES, EVELYN VARDEN

    DURACIÓN: 93 min.

    AÑO: 1955

    GÉNERO: THRILLER

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Harry Powell (Mitchum) es un predicador que, estando encerrado en la cárcel, comparte celda con un pobre condenado a muerte llamado Ben Harper (Graves), quien le revela que ha escondido el suculento botín que consiguió tras un atraco. Tras la muerte de Harper, Powell es puesto en libertad, y se dirige al pueblo de aquel para conseguir hacerse con el botín robado. Para ello, no duda en enamorar a la desconsolada viuda de Harper, Willa (Winters) y hacerse querer en todo el pueblo gracias a su tremenda labia y discurso acerca del bien y del mal. Sin embargo, los hijos de Harper desconfían de su nuevo padrastro, del que sospechan que tiene otras intenciones.


    "La noche del cazador" es una película tremendamente inquietante. Ya desde los primeros minutos en que se muestra al personaje del predicador recitando un sermón mientras se acerca al pueblo en su carreta, el espectador siente un escalofrío con su presencia, cosa que aumenta cuando muestra los tatuajes que tiene en los nudillos de ambas manos (en unos pone "amor" y en los otros "odio"), y con la decisión con la que hace uso de su navaja cuando considera que la situación lo requiere. Además, esa sensación de inquietud no hace sino incrementar conforme avanza el metraje, gracias a una sabia decisión de la puesta en escena. Y es que el espectador sabe perfectamente cuáles son las intenciones del predicador, mientras que el resto de los personajes lo desconoce y se deja convencer -y seducir- por sus buenas palabras sin saber lo que ello implica. Memorables son algunas secuencias como la del sermón que da el predicador acerca del incansable combate entre el bien y el mal, para lo que se sirve de los tatuajes de sus dedos con los que simula una encarnizada lucha, o aquella otra en la que decide ir directo al grano en su persecución de sus hijastros para que le confiesen dónde escondió su padre las ganancias del robo -todo esto ocupa casi el tercio final del film-.


    Pero el mérito de que "La noche del cazador" sea la película realizada al milímetro que es recae por derecho propio en el actor inglés Charles Laughton, que debutó con este largometraje como realizador con la que, desgraciadamente, fue su único proyecto tras las cámaras (algunas fuentes parecen indicar que, a pesar de su pericia a la hora de construir secuencias, sus relaciones con los actores a los que tenía que dirigir no eran del todo cordiales -según se rumorea, era el propio Mitchum el que tenía que dirigir a los intérpretes infantiles, a los que Laughton no podía ni ver-). Sin embargo, a pesar de ello, la puesta en escena de Laughton es fascinante, haciendo uso de una fotografía espléndida que se sirve de los claroscuros, contraluces y sombras para reforzar esa sensación de atmósfera asfixiante que envuelve a los personajes (ver el juego de sombras en el techo del dormitorio del predicador y su nueva mujer, el plano a contraluz del predicador a caballo mientras persigue a los niños -el comentario del hijo mayor "¿Es que nunca duerme?" no hace sino reforzar la idea de que el predicador es la encarnación del mismísimo demonio, al igual que la costumbre de dicho personaje de silbar siempre una determinada melodía para hacerse notar-), así como para provocar que el público comparta el temor de los personajes ante el acoso de tan maquiavélico villano (impresionante el plano de la mujer ahogada en el río y rodeada de algas, o el del rostro de Mitchum mientras contempla con una mezcla de odio y asco un espectáculo erótico en un local).


    En último término, en suma a la excelente labor de Charles Laughton como director, no hay que olvidar a la acertadísima selección de los intérpretes principales. En primer lugar, cabe señalar a un Robert Mitchum que brilla con luz propia, y que brinda la interpretación de uno de los más terroríficos villanos de la historia del cine (papel que, unos años más tarde, volvería a repetir en "El cabo del terror - Cape fear, 1961"), y que resultar creíble gracias a la impasibilidad con la que es capaz de presentarse ante la granja de una mujer indefensa del mismo modo que de asesinar a sangre fría con su navaja a quien se interponga en su camino. En segundo lugar, el papel de viuda crédula interpretado por Shelley Winters es entrañable. Y, en último lugar, la interpretación de los niños que huyen de su padrastro, deja de piedra por la sinceridad con la que muestran pánico ante la amenaza constante del predicador, como por la sinceridad con la que dejan aflorar sus sentimientos al final del film (atención a la reacción del muchacho cuando ve que uno de los personajes es apresado por la policía, y lo que hace con la muñeca de su hermana).


    En definitiva, "La noche del cazador" es una película impresionante, de las más terroríficas que ha dado el cine clásico, no tanto por lo que muestran sus imágenes, sino por la sensación de acoso y agobio que se desprende de su puesta en escena, y de la aparición de uno de los mejores "malos de película" que se ha visto en un largometraje en mucho tiempo.



  • MR. HYDE DICE:

  • Pues será muy buena y todo lo que queráis, pero a mí me pareció un tostón de cuidado. No niego que tiene su punto eso del lobo vestido de corderito, y de que Mitchum tuvo que disfrutar como un enano haciendo de tarado psicópata que se hace pasar por un santo para luego matar y robar todo lo que puede. Pero es que "La noche del cazador" es demasiado... ¿cómo lo diría? Teatral. Vamos, que por mucho que quieran hacer parecer que la historia es de verdad, huele a falso que te cagas. No se me olvidará en la vida el trozo ese en el que el pastor está buscando a los críos en el interior de un sótano oscuro y, cuando ve que están subiendo la escalera para escapar, se dirige hacia ellos para pillarlos pero, antes, hace como que tropieza para que ellos puedan escapar. Vale, pues he visto caídas mucho menos fingidas en un partido Barça-Madrid que en esa escena, que te dan de sacarle tarjeta roja y pitar penalti. Supongo que es porque la película ya tiene sus años (y tampoco tendría por qué ser por eso, que las hay mucho más antiguas y parecen hechas hace dos días), pero en fin, que huele demasiado a naftalina.


    Coincido con el pedantillo de arriba en que tiene momentos cojonudos, como la forma en que están hechos determinados trozos (cuando les persigue tranquilamente a caballo, o como cuando simula el famoso pulso entre el bien y el mal), pero lo que podría ser una de las mejores películas sobre psicópatas de la historia, es una castaña lenta a más no poder sobre un chorizo que, con tal de llevarse la pasta, se camela a quien haga falta -vamos, que ya puede tener labia el pollo para que una mujer se enamore del pobre Mitchum, porque con esa cara...-. Supongo, por no poner mucho más a caldo la peli, que una de las cosas que sí creo que está bien hecho es la forma en que está hecho ese acoso a los críos. Desde que el tío llega a esa casa, ya sabes de sobra que se avecina algo chungo, pero lo que no esperas es que el pavo sea tan incansable, y que esté tan pirado. Todo eso sí que está bien hecho en la película, y contado con la efectividad que necesita una peli de este tipo.


    Pero -y volvemos a lo mismo-, si se hubiera rodado todo de otra forma mucho más dinámica y trepidante, ahora os estaría diciendo que "La noche del cazador" es una pasada de peli. Por poner un ejemplo, hay partes que me recordaba mucho a "El tercer hombre - The third man, 1949", con esas sombras amenazadoras, es intriga que tiene que ver con algo que el público desconoce, y un personaje que es malo hasta decir basta, pero que casi siempre se las apaña para salirse con la suya. Pero, donde la peli de Carol Reed consigue ser trepidante y te tiene en tensión (dejaremos aparte esa música que no tiene nada que ver con las imágenes a las que acompaña), "La noche del cazador" consigue casi lo contrario: estar muy bien hecha, pero sin ritmo, y eso es lo peor que le puede pasar a una película como ésta, que la falta de ritmo casi la haga aburrida. En fin, supongo que lo mejor es que la veáis vosotros mismos y decidáis si es tan cojonuda como dicen, o si podría haber sido hecha de una forma mucho más dinámica.




    domingo, 26 de febrero de 2012

    CINE EN CARTEL: "LA INVENCIÓN DE HUGO"

    TÍTULO: LA INVENCIÓN DE HUGO

    DIRECTOR: MARTIN SCORSESE

    REPARTO: ASA BUTTERFIELD, CHLOE MOERTZ, BEN KINGSLEY, SACHA BARON COHEN, CHRISTOPHER LEE, JUDE LAW, EMILY MORTIMER, HELEN MCCRORY

    DURACIÓN: 127 min.

    AÑO: 2011

    GÉNERO: AVENTURAS

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • El final de 2011 parece que ha sido un homenaje por completo a los orígenes del cine. Si, en primer lugar, "The artist - The artist, 2011" demostraba que una película moda y en blanco y negro se puede convertir en una obra de arte absoluta, tal y como lo son muchas de los primeros largometrajes de la historia (huelga mencionar a genios como Charles Chaplin, Douglas Fairbanks, Buster Keaton, etc.), ahora es otro gran cineasta quien se sirve de un relato infantil para homenajear a otro de los grandes primeros genios: Georges Méliès. Así pues, aunque "la invención de Hugo" pueda parecer una historia de corte infantil, en realidad es una mera excusa para que Scorsese demuetre varias cosas: que hay que conocer los clásicos de cine para comprender la evolución de este arte, que es posible rendir un cándido homenaje a una de sus más importantes figuras a través de una fábula infantil, y que un veterano cineasta como él es capaz de demostrar una maestría absoluta a la hora de regalar al público instantáneas tan únicas como las que aparecen en el film.


    Hugo (Butterfield) es un huérfano que vive oculto en el interior de una estación de tren parisina, durante la década de los años treinta, tras la muerte de su padre (Law), un reputado relojero. Un día, es sorprendido por un anciano llamado Georges (Kingsley), dueño de una pequeña tienda de juguetes, mientras intenta robarle un pequeño muñeco. Durante este enfrentamiento, Georges le quita a Hugo una libreta en la que aparecen detalladas instrucciones acerca de un robot autómata que Hugo estaba tratando de reparar con su padre, antes del fallecimiento de éste. Obsesionado con poder recuperarla, Hugo sigue a Georges hasta su casa, donde conoce a una joven muchacha llamada Isabelle (Moretz), que vive con el anciano y su mujer, Jeanne (McCrory). Será entonces cuando Isabelle ayude a Hugo a recuperar su libreta, y a completar la fabricación del autómata, para lo que ella le pondrá en contacto con el señor Labisse (Lee), el bondadoso dueño de una librería de la estación, mientras sortean la amenaza que representa el inspector de la estación (Cohen), quien no duda en capturar a pequeños huérfanos como Hugo para mandarlos a un orfanato.


    "La invención de Hugo" es un film que está claramente divido en dos estilos diferentes. Por una parte, nos encontramos con el cuento infantil del que es protagonista absoluto el pequeño huérfano, y que en el largometraje abarca la mayoría de las escenas que tienen lugar en la estación de tren (desde el primer -e impresionante- travelling que tiene lugar por los pasillos interiores de la estación, pasando por la descripción del trabajo de Hugo dando cuerda a los relojes, y continuando con todo lo relacionado con su fallecido padre y el autómata que estaban construyendo -y que es utilizado como una metáfora del vínculo invisible existente entre ambos-, o el espectacular accidente de tren con el que sueña Hugo). Por otra parte, se encuentra el cándido y entrañable homenaje que Scorsese hace de una figura mítica como es la de Georges Méliès, a través de una maravillosa retrospectiva de su obra (atención al momento en que una caja se abre y centenares de bocetos y dibujos de Méliès salen volando por doquier), en la que se describen tanto sus orígenes dentro del recién nacido arte del cine (fabuloso cada uno de los instantes en que se describen los rodajes de sus primeras películas), y el reconocimiento a una de las figuras sin las que el cine no sería el grandísimo espectáculo que es hoy en día.


    Ahora bien, a pesar de que las intenciones de Scorsese vayan a desembocar en este homenaje a Méliès, el ciudadano neoyorquino, a pesar de demostrar que es perfectamente capaz de relatar un cuento para niños, no puede evitar salpicar todo el relato de una temática que poco tiene que ver con las reacciones más infantiles (el plano de Hugo e Isabelle viendo una película de Harold Lloyd en el cine es bellísimo, pero pretende provocar una emoción que parece irreal), aunque luego consiga justificarlas (la investigación de la figura de Méliès en la biblioteca y el hallazgo de una de sus películas). Todo ello a ritmo de recreaciones espectaculares (la imagen de Hugo colgando de las manillas del reloj de la torre no puede sino recordar, precisamente, a El hombre mosca de Harold Lloyd del que antes se han visto algunas instantáneas, y la recreación de los primeros rodajes de los films de Méliès, que es realmente magnífico), y de un más que patente sentimiento de agradecimiento que se concentra en el homenaje final al gran maestro.


    En resumidas cuentas, "La invención de Hugo" es una película que, haciendo gala de una exquisita puesta en escena (música -magnífica partitura de Howard Shore-, fotografía, decorados, etc.), y con la evidente intención de ser un homenaje a los orígenes del cine, no puede evitar pecar de contener un tono excesivamente infantil cuando, en realidad, no sería necesario (los episodios del acoso del inspector de la estación -casi todos ellos prescindibles-, el intento de coqueteo de uno de los vendedores con una mujer mayor que siempre acude al mismo café...). No obstante, y a pesar de ello, "La invención de Hugo" es una fábula hermosísima en la que se reconoce el talento y contribución al séptimo arte de un maestro por parte de otro.



  • MR. HYDE DICE:

  • A ver, la peli no está mal. Está muy currada y se nota que le han metido un huevo de pasta para hacer algo más original. Pero, no sé... le falla algo. Es como si quisieran mezclar en la misma película un cuento para niños con una historia de homenaje a los orígenes del cine, que muchos de los críos que vean la peli (y no tan críos) se preguntarán qué coño es. Otra forma de verlo es que "La invención de Hugo" es un homenaje a Georges Méliès, pero contado a través de una historia más fantástica sobre un huérfano y un robot. No sé si me explico, pero te da la sensación de que hay algo que no encaja: o lo hacen más en plan para niños, o se centran en hacer una película que homenajee a uno de los creadores del cine, pero las dos cosas al mismo tiempo queda raro de cojones.


    Llama mucho la atención que haya sido Martin Scorsese quien haya decidido hacer una peli como "La invención de Hugo". Encaja más con él la parte que se centra en el homenaje a Méliès que no la de cuento infantil, pero eso no quita para que esté muy bien hecha. Se nota que se han gastado una pasta brutal en los decorados y efectos especiales. Otra cosa es que emocione como deba. No sé si es que a mí me gusta mucho más el Scorsese de gangsters y mafiosos, pero me quedé un poco con la sensación de que fallaba algo. De todas formas, "La invención de Hugo" tiene momentos estupendos, casi todos ellos centrados en el misterio del pasado del Méliès, mucho más interesante que no las partes más para críos, con ese vigilante agilipollado y tullido de la estación venga a perseguir al niño y a la niña de un lado a otro. Como os digo, es una putada que la peli sea tan madura por una parte (la historia de Méliès, la fabricación del autómata, los inicios del cine, o los homenajes a Harold Lloyd), y luego tan chorra por otra (todo lo que tiene que ver con el vigilante de la estación, o con la niña que se flipa pensando que puede vivir mil aventuras en una cochambrosa estación de tren).


    Las actuaciones, en general, están bastante bien. Cierto es que parece que Scorsese quiera insistir demasiado en que te des cuenta de lo azules que son los ojos del chaval y de la niña que lo ayuda (por si con el primer plano no te queda claro, el tío te lo repite otras veinte veces), y que se le vaya un poco la mano con los efectos especiales, que a veces dan un tufillo a falso que te cagas (la torre esa del reloj de la estación, que da la impresión de que más bien estás viendo una peli de Tim Burton). Pero, el resultado final, al centrarse en el personaje del abuelo de la tienda de juguetes (que, al final, es alguien mucho más importante), y todo lo que tiene que ver con ese juego de detectives que hacen los chavales, consigue poner un poco más las cosas en su sitio, y hacer que lo que parecía una tontería monumental de película consiga despuntar un poco más.


    En fin, que "La invención de Hugo" es una de esas películas que están hechas de categoría (como os digo, los decorados y vestuario son bestiales), donde cada aspecto ha sido cuidado hasta el más mínimo detalle (no te puedes creer que casi todo lo hayan filmado con pantallas verdes, y que el autómata interactúe como lo hace). Pero esperas emocionarte y no lo consigues. Te la pela que el niño pierda a su padre, o que le hagan creer que alguien ha quemado su libreta o, incluso, que estén a punto de mandarlo a un orfanato. Son momentos en los que esperas que te toquen la fibra más sensible, pero no es así. Así que, por esa parte, "La invención de Hugo" es un poco decepcionante. Pero, por otro lado, es indudable de que Martin Scorsese lo que ha querido hacer es un homenaje en toda regla a los "padres" del cine, aunque para ello utilice de fondo una especie de cuento infantil. Así que, al fin y al cabo, acabas no dándole mucha importancia a eso. Vamos, que podrá tener muchas nominaciones al Oscar y todo lo que tú quieras, pero tampoco es para tanto, que hay pelis mucho mejores (no tenéis más que ver "The artsit" para comprobarlo), así que veremos cuántos premios se lleva esta noche. Me pregunto cómo hubiera sido la película si Steven Spielberg, en lugar de aburrir con su caballito, o cagarla con Indiana Jones y los aliens, hubiera rodado la misma historia.




    sábado, 25 de febrero de 2012

    CINE A DESCUBRIR: "MIENTRAS NIEVA SOBRE LOS CEDROS"

    TÍTULO: MIENTRAS NIEVA SOBRE LOS CEDROS

    DIRECTOR: SCOTT HICKS

    REPARTO: ETHAN HAWKE, YOUKI KUDOH, MAX VON SYDOW, JAMES CROMWELL, RICK YUNE, RICHARD JENKINS, JAMES REBHORN

    DURACIÓN: 120 min.

    AÑO: 1999

    GÉNERO: DRAMA JUDICIAL

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • En Hollywood, en muchas ocasiones, tienen la mala costumbre de, cuando un nuevo director destaca en el panorama cinematográfico por una película -y, en especial, si ésta recibe premios por doquier-, provocar una reacción de expectación maliciosa por parte de la crítica (y de muchos más que no tienen nada que ver con la crítica especializada), que deriva en un especial interés por poder vapulear cada nuevo trabajo de dicho realizador. En el caso del director Scott Hicks, que tres años antes había llamado la atención del público con la premiada "Shine - Shine, 1996", sucedió cuando se planteó la adaptación a la gran pantalla de la novela homónima de David Guterson. Ahora bien, Hicks, aprovechando aún la atención que había suscitado con el film que le reportó a Geoffry Rush el Oscar al mejor actor, se rodeó de grandes nombres de la industria (Robert Richardson como director de fotografía, James Newton Howard como compositor de la banda sonora, Ron Bass como guionista) para hacer de "Mientras nieva sobre los cedros" una película a (re)descubrir.


    A mediados del siglo pasado, al norte del Estado de Washington, es encontrado un pescador ahogado en el océano. Tras una investigación preliminar, Art Moran (Jenkins), el sheriff local, arresta a Kazuo Miyamoto (Yune), al que se acusa de la muerte. El suceso lo cubrirá un joven periodista llamado Ishmael (Hawke) que, desde niño, ha estado enamorado de Hatsue (Kudoh), la esposa de Kazuo, y que acabará investigando qué sucedió en realidad. Mientras en los tribunales se enfrentan el fiscal y el abogado de la defensa (Rebhorn y Von Sydow, respectivamente), Ishmael recuerda lo que significó el amor de Hatsue en su vida.


    "Mientras nieva sobre los cedros" es, por encima de todo, una película hermosa. No nos referimos tan solo a la propia historia que desarrolla a lo largo de un argumento nada lineal, sino a su puesta en escena. Gracias a la sensacional fotografía de Robert Richardson, casi se tiene la sensación de poder "tocar" el ambiente que impregna cada fotograma en cada uno de los escenarios (el claroscuro de la sala del tribunal, los contraluces del interior del bosque de cedros, el colorido pálido de la playa, la densidad de la bruma, o la "textura" del frío de las tormentas de nieve), que la convierte en una auténtica maravilla visual. A ello hay que añadir la acertada elección de contar la historia de amor de los protagonistas a través de numerosos flashback, hecho que ayuda al espectador a diferenciar claramente los fragmentos más de suspense del largometraje (el presente) de los más románticos y menos tensos (el pasado), y un sensacional acompañamiento musical a cargo del siempre acertado James Newton Howard (prestar especial atención a los temas que se escuchan cuando las mujeres suben al estrado y cuentan su versión de los hechos -impresionante el tema Susan Marie remembers-).


    Ahora bien, en el caso de "Mientras nieva sobre los cedros" hay que avisar de que se trata de una película pausada. Y decimos bien "pausada"; ni "lenta" ni "aburrida", términos con los que se podría identificar muy fácilmente. Ello quiere decir, ni más ni menos, que el director no tiene prisa alguna por contar la historia de forma atropellada, sino que disfruta al máximo con la escenografía que le brinda en bandeja su director de fotografía, y aprovecha cada movimiento de cámara, cada sombra y cada mirada de sus personajes para, por un lado, hacer gozar al espectador con semejante espectáculo y, por otro, utilizar el excelente montaje para darle más dinamismo a las partes más interesantes -las del juicio-.


    Evidentemente, con semejante nivel técnico, las interpretaciones debían estar a la altura de las circunstancias. De todas ellas, correctísimas, destaca en especial la magnética presencia del sueco Max Von Sydow como el abogado defensor, quien aporta un candor y emotividad a un personaje tremendo. No sólo brinda algunos de los momentos más entrañables de la cinta (la conversación, casi al final del film, con Ishmael acerca de los sacrificios hechos por amor), y de otros que cargan con el mensaje del largometraje (su alegato final -rodado en un único plano secuencia que el genial actor aborda con una seguridad y brillantez absolutas- ante el jurado antes de la deliberación).


    En resumidas cuentas, "Mientras nieva sobre los cedros" se sirve de una puesta en escena arrebatadora para relatar una historia de amor que deriva en un proceso judicial, siendo ambas caras de una misma moneda que agradan al espectador por igual. La historia de amor no puede ser más sencilla e inocente, y toda la parte relacionada con el juicio dotada de la tensión necesaria para que el público esté en ascuas hasta el último -y decisivo- minuto. En pocas palabras, un film excelente a disfrutar y con el que deleitarse.



  • MR. HYDE DICE:

  • Creo recordar que, el otro día, con motivo de alguna peli, la crítica decía que era chungo saber combinar dos tipos de películas en una sola. En el caso de "Mientras nieva sobre los cedros", pasa algo parecido, solo que para bien. La peli, que está muy chula, es una mezcla de dos cosas diferentes: por una parte, está la intriga de un asesinato y de todo el juicio que se celebra contra un acusado; por otro, es una historia de amor. Vale, sí, ya sé que así, a bote pronto, es raro que en una peli se junten estas dos cosas que no tienen mucho que ver. Pero supongo que eso es un punto a favor de "Mientras nieva sobre los cedros", que aunque toca dos temas muy diferentes, es interesante todo el rato.


    Lo que pasa es que, cuando hablas de una peli de juicios, te imaginas algo más en plan "Veredicto final - The veredict, 1982", o al Tom Cruise de "Algunos hombres buenos - A few good men, 1992" gritándole a Jack Nicholson que quiere la verdad. Pero "Mientras nieva sobre los cedros" no va por ahí. Y, al contrario, si esperas ver una historia de amor como las doscientas que ya se han hecho antes, pues aún menos. Entonces, lo lógico parece preguntarse qué carajo tiene esta peli para merecer darle una oportunidad. Pues muchas cosas. La primera que me viene a la cabeza, es cómo está hecha. Es una pasada brutal, con una fotografía acojonante (la historia pasa en un sitio de esos de Estados Unidos donde hace un frío de la leche, con esa nieve y esas nieblas).


    La segunda, que la historia es muy bonita. Acierta al no querer ser sólo una historia de amor, que podría haberse convertido en una pedorrada del quince. En vez de eso, es estupendo que vayan mezclando las cosas con el tema del juicio, porque así se hace mucho más dinámico. Además, la película va dando saltos hacia delante y hacia atrás, por lo que tienes que estar al loro de lo que pasa para saber bien por qué algunos personajes hacen lo que hacen. Otra cosa original dentro de la historia de amor, es el hecho de mezclar las complicaciones de una relación entre dos razas tan diferentes como la occidental y la oriental. Ahí ves las diferencias que representan tanto los vecinos de ese pueblo como los mismos padres de la chica, que no defienden una tradicionalidad más extrema porque no tienen tiempo. Y, aún así, te das cuenta de que, en el fondo, no somos tan distintos cuando nos enamoramos, como así les pasa a los dos protagonistas.


    La tercera es que, por su parte, todo lo que tiene que ver con la investigación de asesinato está muy bien hecha. Desde el principio, no sabes en realidad si el acusado es culpable o inocente, lo que hace que no pierdas ojo a las pistas que van encontrando y a los testimonios de los que van desfilando por el tribunal. Todo ello, combinado con los problemas raciales que te explican por activa y por pasiva, hacen que te enganches aún más a la historia.


    Así que, como veis, "Mientras nieva sobre los cedros", supongo que podría decirse que es una peli de intriga mezclada con una historia de amor, o una historia de amor que tiene parte de suspense. Yo se la vendí así a mi chica (diciendo primero que es más de amor que de suspense que, si no, ya empezaba a torcer el morro), y coló de fábula. Y lo mejor del asunto es que le gustó. Así que os la recomiendo, porque ya veréis que, aunque sea un pelín larga (y haya trozos en que parezca que enseñan demasiado paisaje y poca chicha), "Mientras nieva sobre los cedros" es una película preciosa. Si a esto le juntas que flipas con cómo está hecha, pues al final te quedas más contento que unas pascuas, además de pasar un buen rato.




    viernes, 24 de febrero de 2012

    ESTRENOS DE VIDEOCLUB: "CONTAGIO"

    TÍTULO: CONTAGIO

    DIRECTOR: STEVEN SODERBERGH

    REPARTO: MATT DAMON, LAWRENCE FISHBURNE, KATE WINSLET, JUDE LAW, GWYNETH PALTROW, MARION COTILLARD, ELLIOTT GOULD

    DURACIÓN: 106 min.

    AÑO: 2011

    GÉNERO: SUSPENSE

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • El conocido sub-género cinematográfico conocido como "de catástrofes" ha visto pasar prácticamente de todo: accidentes con aviones, inundaciones, huracanes, incendios, plagas y, por supuesto, enfermedades. Este último tema en particular, ha sido tratado a lo largo de los últimos años desde perspectivas bien variadas, dando resultado tanto a films de acción ("Estallido - Outbreak, 1995") como de tipo más fantástico ("Soy leyenda - I am legend, 2007"), y encontrando una aceptación más bien favorable por parte del público. En este caso, "Contagio" es la nueva propuesta que llegó a las carteleras el pasado año, y que aterriza esta semana en los videoclubs, siendo una nueva muestra de la versatilidad de un realizador como Steven Soderbergh, y de lo convincente que puede estar un gran reparto de estrellas hollywoodienses a la hora de hacer frente a una amenaza como la que se describe en el interesante libreto del film.


    Beth Emhoff (Paltrow) regresa a su casa en Chicago, cansada después de un largo viaje desde China. A la mañana siguiente, se siente débil y februlenta y, tras sufrir un ataque, es llevada por su marido, Mitch (Damon) al hospital donde, a los pocos minutos, le anuncian que ha fallecido por causas desconocidas. Sin embargo, la misma enfermedad desconocida comienza a propagarse con increíble rapidez, tanto dentro como fuera de los Estados Unidos. Por ello, los doctores Ellis Cheever (Fishburne) y Erin Mears (Winslet) se ponen a trabajar de inmediato para evitar que se extienda, y encontrar una vacuna. Paralelamente, la OMS manda a China a una de sus mejores expertas en infecciones víricas, la doctora Leonora Orantes (Cotillard), pues se cree que éste país puede ser el origen de la enfermedad. Mientras tanto, el resto del mundo procura hacer frente al caos resultante de la expansión de la epidemia, sobretodo a raíz de una comprometida información que un bloggero llamado Alan Krumwiede (Law) publica en Internet.


    Después de ver "Contagio", una de las primeras cosas que comentó mi querido colega Hyde es lo bien hecho que está un largometraje tan insulso como éste. No puedo estar más de acuerdo. "Contagio" está muy bien hecha, y sabe combinar a la perfección las dosis necesarias de drama, tensión, intriga y suspense que un film de estas proporciones requiere para capturar al instante la atención del público. Tanto las grandes escenas de masas (el salida de los ciudadanos de la urbe sitiada por la infección, la reclusión en centros de cuarentena) como aquellas más intimistas (la relación de un padre con su hija, el intento de redención de uno de los científicaos investigadores del virus, o de un médico con su padre contagiado) encajan de maravilla en este puzle sobra la catástrofe sanitaria.


    Sin embargo, al fin de cuentas, tras la conclusión de "Contagio" lo que queda es un viaje a ninguna parte, un film de factura impecable que deja indiferente al espectador. No quisiera que esto pudiera ser interpretado como algo desfavorable hacia el entretenido film de Steven Soderbergh pues, como ya hemos constatado antes, el ritmo mantiene el interés de forma ejemplar, y las actuaciones y montaje de cada escena contribuye a mantener el tono de intriga y tensión del relato hasta su insípido final. También es cierto que determinados detalles estéticos como la fotografía del propio Soderbergh -bajo el seudónimo de Peter Andrews- (éste emplea el mismo cambio de colores azulados, ocres y más naturales según el fragmento de la historia en el que se centra, como ya hiciera en la laureada "Traffic - Traffic, 2000") o la acertada música de Cliff Martínez (sus ritmos electrónicos recuerdan en más de una ocasión a la partitura de "Tron: Legacy - Tron: Legacy, 2010") contribuyen a hacer así de ameno el largometraje. Lo malo de ello es que pueda dar la inevitable sensación de que, en realidad, no hay nada nuevo bajo el sol, y de que "Contagio" es tan solo una excusa para juntar unas cuantas caras conocidas para formar parte de un proyecto de sobras conocido.


    No obstante, y a pesar de ello, estoy de acuerdo en que "Contagio" es una muy buena opción por la que decantarse de entre las novedades de alquiler de esta semana. Es entretenida, mantiene el interés, y está bien hecha así que, como pasatiempo, cumple sobradamente con sus expectativas.



  • MR. HYDE DICE:

  • Hay que reconocer que estos americanos saben cómo hacer entretenida hasta la lectura de las páginas amarillas. Si una historia como la de "Contagio" la hubieran hecho en cualquier otro país (puede que Francia fuera la excepción), el resultado habría sido muy diferente, por no decir una mierda pinchada en un palo. Para todos aquellos que hayáis visto "Estallido", aquella peli de Dustin Hoffman en la que un mono cabrón infectaba a medio planeta, lo que pasa en "Contagio" os resultará familiar, porque es casi lo mismo. Solo que, mientras que en aquella el ritmo era mucho más parecido a una peli de acción, en "Contagio" se parece más bien a una especie de peli de suspense, con varias historias que parecen independientes unas de otras, pero que se unen en algún momento en particular. ¿Qué quiero decir con todo esto? Pues que "Contagio" se deja ver más que nada porque son capaces de exprimir hasta el límite una historia que no tiene tanta chicha, pero de forma que te atrapa desde su principio, y que te hace estar atento hasta el final.


    Otro gran añadido es que está lleno de buenos y famosos actores, cosa que te da la impresión de que, si tanta cara conocida ha decidido participar en la peli, por algo será (al no ser que estemos hablando de algún coñazo de Robert Altman, donde la cosa ya cambiaría), y cada uno se encarga de una parte de la peli con total convicción, por lo que no tienes la impresión de que estás viendo a Matt Damon o a Kate Winslet, sino que uno es un padre acojonado por la muerte de su mujer e hijastro, y la otra una doctora que tiene las horas contadas para descubrir qué virus es el que se está cargando a medio mundo. Como os decía antes, mola que "Contagio" no se centre solo en un mismo tema (averiguar qué virus nuevo es ese, de dónde ha salido y cómo pararlo), sino que es como haber repartido un trocito del trabajo a cada personaje para que se encargue de ello. Por supuesto, hay algunas más interesantes (la de Matt Damon con su hija, o la de los médicos que van apurados haciendo experimentos para encontrar la vacuna) que otras (la parte de la doctora de la OMS secuestrada en China, o la del bloggero al que da vida Jude Law, y esa crítica a las empresas farmacéuticas que se queda en menos de lo que cabría esperar).


    Por supuesto, en medio de toda esta movida, y como buena peli de catástrofes que se precie, también están sus escenas de masas acojonadas por el virus, de pánico por las calles, del ejército poniendo a ralla a la peña y demás. Solo que, en este caso, y a diferencia de otras películas parecidas, el tono de "catástrofe" que tiene la peli es mucho más suave. Vamos, que no les importa tanto poner a los soldados de por medio o enseñar a la gente muriéndose, sino que prefieren centrarse en la tensión de analizar el virus. Esas son las partes de "Contagio" más interesantes, y a las que parecen dedicar más tiempo, cosa que se agradece muchísimo. También es cierto que hay momentos que sorprenden dentro de la peli, como esas instantáneas de lugares públicos (aeropuertos, mercados, calles de San Francisco) totalmente desiertas y llenas de basura por todos los lados.


    Eso sí, cuando una peli como "Contagio" se pasa más de hora y media hablando sobre un virus que no saben de dónde ha salido, y de todo el desastre que se ha montado, lo que tú esperas cuando se acerca el final es que te digan, como poco, qué es lo que ha originado toda esa mandanga, y que no se suelten un pedo cerebral como el que tuvo Spielberg en "La guerra de los mundos - War of the worlds, 2005" diciendo que era una cosa mala que había en el aire y quedarse tan pancho. Pero claro, el problema es que, aunque te dan una solución, te quedas un poco con la sensación de que lo han puesto en plan "toma, te lo cuento para que te calles y no protestes", porque parece bastante cogida por los pelos. ¿Convence? Hombre, pues si no se es demasiado exigente sí ya que, al fin y al cabo sólo estamos hablando de una película, aunque tampoco hubiera estado mal que se lo hubieran currado un pelín más.


    En fin, que como novedad de alquiler de esta semana, "Contagio" es un pasatiempo muy entretenido. Intrascendente, pero entretenido, de los que te hacen estar atentos e interesado (en especial esto último, que es lo más importante) todo el rato. No es una peli para andar haciendo muchas preguntas lógicas sobre su argumento, sino más bien para distraerte un rato con todo el pollo que se monta con esa epidemia. Ah, y estad tranquilos los más aprensivos, que aunque "Contagio" sea una peli sobre virus y enfermedades, no sale nada desagradables de cuerpos descompuestos y cadáveres supurando líquidos asquerosos. Aquí de eso no hay nada, aunque hay alguna que otra escena (la de la última mirada de Gwyneth Paltrow en la camilla del hospital) que hace que aprietes un poco el culete. Pero, por lo demás, es una peli muy bien hecha y con buen ritmo, para pasar el rato.




    jueves, 23 de febrero de 2012

    CINE ACTUAL: "NOCHE Y DÍA"

    TÍTULO: NOCHE Y DÍA

    DIRECTOR: JAMES MANGOLD

    REPARTO: TOM CRUISE, CAMERON DIAZ, PETER SARSGAARD, VIOLA DAVIS, JORDI MOLLÀ, MAGGIE GRACE, PAUL DANO

    DURACIÓN: 109 min.

    AÑO: 2010

    GÉNERO: COMEDIA

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Hablar de Tom Cruise es hablar de uno de los artistas más poderosos y reputados de la industria cinematográfica actual. A pesar de lo que pueda pensar de él la opinión pública (sobretodo a raíz de sus últimos -y algo lamentables- "espectáculos" dados en público), de lo que no cabe duda es de que alguien capaz de superar los traumas infantiles que ha tenido Cruise -de pequeño, parece que fue disléxico-, de haber trabajado con algunos de los mejores cineastas de la historia del cine (Coppola, Scorsese, Spielberg, Kubrick, De Palma, Pollack, Redford, Scott...), y de convertir casi todos sus proyectos en auténticos bombazos en la taquilla, merece el unánime reconocimiento como el artista que es. Ahora bien, ello no quita para que, durante los últimos años, Cruise haya parecido perderse en un mar de proyectos que, por mucha buena intención que tuvieran, no se encontraban a la altura de lo que nos tiene acostumbrados. Así pues, tras encadenar una serie de decepciones en la cartelera, quiso probar con una imagen diferente a la de héroe de acción tradicional a la que parecía haberse acostumbrado por su papel de Ethan Hunt en los largometrajes de "Misión: imposible". Para ello, confió en la pericia del reputado director James Mangold (entre otros méritos, Mangold destaca por la versatilidad de sus proyectos -del género policiaco al biopic, y del drama al western-), y encabezó el reparto del film que le permitiría explotar su vena más cómica sin renunciar por ello al gran espectáculo. Ahora bien, de la intención al resultado, el trecho es bastante amplio.


    Roy Miller (Cruise) es un agente de la CIA que, asignado a la protección de un joven que ha descubierto una importante fórmula que revolucionaría el mundo de la física. Sin embargo, parece haber un topo en la organización que pretende acabar con él, por lo que Miller decide ir por libre y cumplir la misión a su modo. Para ello, y con el fin de despistar a sus persecutores, decide utilizar a una joven y atractiva muchacha llamada June (Diaz) como mula, a fin de poder escaquearse si las cosas se ponen feas. Sin embargo, una serie de coincidencias harán que el agente John Fritzgerald (Sarsgaard) persiga implacablemente a June, por lo que Miller deberá acudir a su rescate. Con lo que no cuenta es con que se enamorará perdidamente de la joven.


    "Noche y día" parece, en un principio, un film hecho a la medida de Cruise. Cuenta con trepidantes secuencias de acción, un argumento con intriga, y con momentos abiertos a la improvisación más cómica. Sin embargo, el guión no parece decantarse por ninguno de estos dos aspectos (el espectador no sabe si está asistiendo a una película de aventuras con toques cómicos, o a una comedia con carísimas secuencias de acción) por lo que, a pesar de las intenciones del director, el resultado no es más que un batiburrillo incomprensible que deriva en el absurdo más lamentable.


    En el aspecto artístico, es más que patente la sobreactuación de Cruise por aportarle un toque cómico y distendido a su personaje, con el fin de demostrar que no estamos ante una nueva entrega de "Misión: imposible" (más que evidente en cada una de las secuencias que comparte con el personaje de Cameron Diaz), y el poco esfuerzo de Cameron Diaz por darle un toque distinto a su rol de chica inocente enfrascada en la aventura de su vida (las reacciones nerviosas de su personaje pierden la gracia tras las dos primeros intentos).


    En el aspecto técnico, a pesar de una evidente preocupación por dotar al film de un aire de gran súper producción (el aterrizaje forzoso del avión que se ve forzado a pilotar Miller, la liberación de June por parte de Miller y su persecución posterior, el bombardeo de la isla, o la huída por las calles de Córdoba -por las que, inexplicablemente, se está celebrando un encierro de San Fermín-), y del acompañamiento musical acertadísimo compuesto para la ocasión por John Powell, sobre "Noche y día" pesa mucho más ese aire de desconcierto que no de espectáculo. Cierto es que, en proyectos como éste, es complicado encontrar la media justa entre dos géneros complicados de unir (que se lo digan a Will Smith), pero lo que sí deberían haber tenido presente los responsables de "Noche y día" es a cuál de los querían que perteneciera la película, en lugar de desconcertar al espectador con las salidas de tono entre un género y otro. Así pues, en definitiva, "Noche y día" no es más que un fallido pasatiempo, que pretende entretener a cualquier precio. Por fortuna, el ritmo es lo suficientemente ligero como para no atascarse demasiado en los inmensos agujeros del guión, pero no tanto como para salvar al resto del largometraje del ridículo. Una lástima, teniendo en cuenta la excelente película de aventuras que podría haber sido.



  • MR. HYDE DICE:

  • ¿Qué pasa cuando quieres hacer una peli de espías, con sus persecuciones y explosiones, intrigas y todo eso, pero lo mezclas con una especia de comedia chorra? Pues que el resultado es una mierda como un piano de grande. Y eso es lo que le pasa, ni más ni menos, a "Noche y día", una demostración más de que cuando al amigo Tomasete le da por ir de gracioso, mete la gamba pero bien metida. "Noche y día" no sabes muy bien cómo tomártela: como comedia no tiene ni puta gracia, y como peli de acción es un truño ver cómo los momentos más trepidantes se ven interrumpidos por chistes malos de cojones, pausas absurdas, y cosas tan absurdas que casi convierten a las pelis de acción de Nicolas Cage en obras maestras indiscutibles. Os pondré un ejemplo: hay un momento en que, haciéndose el gracioso, Cruise "secuestra" a Diaz y se la lleva a la fuerza en un coche al que empiezan a perseguir. Vale, hasta aquí todo normal. Pero es que antes de hacerlo, el pavo se para a pedirle perdón a un policía por haberle disparado en una pierna, y durante la persecución no para de excusarse con la chica por la forma en que está haciendo las cosas. ¿Queréis otro ejemplo? En mitad de un tiroteo en un cortijo cordobés, como Cruise ve que Diaz se siente un poco decepcionado con él, deja de vigilar que los malos no les dejen como un colador, y se pone a andar con toda la calma del mundo por el patio en el que les están disparando para acercarse a la chica y plantarle un morreo en todo el careto (por supuesto, los malos, ni lo tocan con las doscientas balas que les disparan). ¿Cómo? ¿Que aún no estáis convencidos del todo? Bueeeeno, va, otro ejemplo: en otro momento, para liberar a Cameron, Tomasete se marca una entrada en plan Rambo en la que aterriza delante en el capó del coche en el que tienen retenida a la chica y, mientras se pone a disparar desde ahí a los malos que les persiguen, no para de sonreírle a ella y a hacerle cumplidos sobre lo guapa que está.


    Ya lo veis, con toda una película llena de cosas como esas, ¿de qué forma le puede parecer a alguien con un mínimo de paciencia que este bodrio merece la pena? Hey, y eso que no hemos mencionado la nueva metida de pata de Tomasete con la cultura española. Si en la segunda parte de "Misión: imposible" ya demostró que no tenía ni puta idea de lo que eran las fallas o la Semana Santa sevillana, aquí el tío se marca otro tanto de los de campeonato. ¿A que no sabéis lo que se le ocurre ahora? Pues ni más ni menos que meter a los San Fermines por las calles de Córdoba, y hacer que los encierros terminen en una plaza de todos... ¡con torero y todo incuído! Olé, chaval, sí señor. Con dos cojones bien puestos. Pero vamos a ver, con la de tiempo que estuvo tir... digoooo, saliendo con Penélope Cruz, ¿es que no ha aprendido nada de nuestras costumbres? Joder macho, qué forma de meter la pata. Lo más gracioso del asunto es que si nosotros hacemos una peli sobre los yanquis en la que aparezcan venga a comer hamburguesas y ver partidos de baseball, nos llamarían de todos menos guapos (o, igual resulta que va y acertamos de pleno).


    También es cierto que alguno de vosotros podría pensar "bueno, al pobre le ha patinado un poco el cocotero pero, al menos, la peli está entretenida y te hace pasar el rato". Error. Sí que te hace pasar el rato y, como dice mi chica, pensando. Pensando qué coño haces tú viendo semejante bodrio. Vamos, que no hay por dónde cogerla. Lo que se supone que tendría que ser la historia de espionaje (ese cerebrín protegido por la CIA que tiene la clave para destapar un asunto de lo más gordo -la fórmula esa extraña que tiene-), y la persecución de un agente renegado es sustituido por la aparente gracia que tiene una mujer -que es una pava descomunal- metida en todo ese fregado. Y, sintiéndolo mucho por la Mary que me hizo partirme de risa cuando hasta un perro se la quería ligar, y por ese monumento que nos dejó a todos abiertos mientras Jim Carrey se convertía en un cartoon andante, a la señorita Cameron Diaz cada vez la aguanto menos. De hecho, parece que esté empeñada en ingresar en el selecto club de los actores/actrices que se creen súper graciosos cuando, lo único que hacen, es confundir gracia con repelús. De hecho, Cameron se pasa la primera mitad de la peli con cara de flipada y chillando como una histérica, y la segunda mitad en plan Rambo sabiendo de pistolas y munición más que el Terminator.


    En fin, como veis, aunque parece que "Noche y día" sea una peli interesante y con la que te puedes divertir, la verdad es que es un aburrimiento del que no merecen la pena ni sus curradas (y caras) escenas de acción. Aparte de eso, lo único que tiene es a un Tom Cruise repelente, a una Cameron Diaz aún más repelente, y una historia que ni cuando quiere ser graciosa de verdad consigue que sonrías. Lo dicho, una decepción total, de la que no se salva ni siquiera Jordi Mollà haciendo por enésima vez el papel de traficante (da igual que sea de armas o de droga, que se ve que los primos del otro lado del charco le miran la cara y ya lo encasillan). Lamentable.





    miércoles, 22 de febrero de 2012

    CINE DE LOS 90: "007, GOLDENEYE"

    TÍTULO: 007, GOLDENEYE

    DIRECTOR: MARTIN CAMPBELL

    REPARTO: PIERCE BROSNAN, SEAN BEAN, FRAMKE JENSEN, IZABELLA SORRUPCO, GOTTFRIED JOHN, JUDI DENCH, ROBBIE COLTRANE, ALAN CUMMING

    DURACIÓN: 122 min.

    AÑO: 1995

    GÉNERO: AVENTURAS

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • Desde que el escritor inglés Ian Fleming creara en una novela al que, con el paso del tiempo, se convertiría en el agente secreto más famoso de la historia del cine, ha pasado ya la friolera de sesenta años. Desde que se estrenara, a principio de los años sesenta el primero de los largometrajes basados en tan célebre personaje, hasta la fecha son cerca de treinta películas las que se han realizado, y seis los actores que han tenido el honor de enfundarse el esmoquin y decir Mi nombre es Bond, James Bond con una convicción casi mítica. El penúltimo de ellos, se estrenó a mitad de la década de los noventa con los rasgos del actor irlandés Pierce Brosnan, quien ya se había hecho famoso previamente en el formato televisivo gracias a una simpática serie de detectives llamada Remington Steel, cuyo personaje principal guardaba más de una similitud con la del agente 007. El largometraje en cuestión también suponía el empujón definitivo que necesitaba su director, el neozelandés Martin Campbell, quien con su estilo aportaría una frescura al personaje de James Bond que parecía haberse perdido tras los últimos films de la serie.


    James Bond (Brosnan) consigue cumplir una difícil misión en territorio ruso, aunque para ello cae en combate el gante Alec Trevelyan (Bean). Años más tarde, cuando Bond es ya un espía consolidado del M.I.6, se produce un brutal atentado en una instalación de telecomunicaciones rusa, de la que es sustraído un dispositivo conocido como Goldeneye, y que se utiliza para controlar un satélite capaz de arrasar y destruir ciudades enteras. Bond es enviado por su superior, M (Dench), a intvestigar las causas del robo. No obstante, lo que desconoce es que es precisamente 006 quien, tras ser dado por muerto, se ha hecho con el control de este dispositivo para obtener una fuerte suma de dinero a cambio, junto con sus socios, el general Ourumov (John), el genio informático Boris Grishenko (Cumming), y la sádica Xenia Onatopp (Jensen).


    "Goldeneye" es y será recordada por dos motivos, esencialmente. El primero, por acertar de pleno al darle el papel de James Bond a uno de los acotres que mejor ha sabido captar la esencia del personaje, y que con mayor efectividad, elegancia y sentido del humos ha sabido hacerlo llegar al público. Brosnan, a quien años antes se había considerado para interpretar al agente británico (problemas de contrato con la serie que protagonizaba hicieron que la balanza se decantara hacia el inglés -y poco acertado- Timothy Dalton), contribuyó en una gran medida a que se viera a James Bond como un héroe para el nuevo milenio, capaz de vivir aventuras mucho más entretenidas que las que había protagonizado con anterioridad.


    En segundo lugar, "Goldeneye" supuso el renacimiento y relanzamiento de una de las franquicias más taquilleras de la historia del cine. Gracias a una puesta en escena actualizada y decididamente moderna (responsabilidad del un inspirado Martin Campbell), y a un guión que combinaba a partes iguales la intriga y las grandes dosis de aventura, el largometraje fue recibido con los brazos abiertos, después de que los últimos films de 007 hubieran pasado más bien desapercibidos. Así pues, la emoción no desaparece prácticamente en ningún momento de "Goldeneye" aunque, en honor a la verdad, haya que decir que, después de los últimos episodios con Daniel Craig al frente, "Goldeneye", vista de nuevo a día de hoy, puede parecer un poco más infantil y carente de la madurez que tiene otros títulos como, por ejemplo, "007, Casino Royale - 007, Casino Royale, 2006", o de la violencia explícita de su anterior entrega, "007, Licencia para matar - 007, Licence to kill, 1989".


    Sin embargo, en la novedad y simpleza se encuentra el gran acierto de "Goldeneye". El papel de villano está interpretado con convicción por el irlandés Sean Bean (algo que en todos los films de Bond es requisito imprescindible), y las actuaciones de los secundarios están a la altura de las circunstancias. El único punto débil del film lo representa la insoportable banda sonora, compuesta para la ocasión por el francés Eric Serra, quien se pierde en un batiburrillo de melodías insípidas que, en lugar de acompañar a la acción, lo único que consigue es hacerla menos trepidante. No obstante, por lo demás, "Goldeneye" es una película de aventuras entretenidísima, capaz de hacer que el espectador disfrute de casi dos horas de distracción y espectáculo muy bien construido, protagonizado por uno de los iconos más famosos del séptimo arte.



  • MR. HYDE DICE:

  • Muchos dirán que si todas son iguales, que si no hay quien se las crean, que si ya están muy vistas, y mil cosas más. Pero qué queréis que os diga, cada nueva peli de James Bond que veo en el cine (o, incluso, en casa, después de haberla visto ya varias veces antes), para mí es una gozada. Antes de que empiece ya tienes la sensación de que te va a gustar, aunque lo que no sabes son las flipadas que se van a gastar, y cómo conseguirá 007 salvar al mundo. Cuando se estrenó "Goldeneye" el listón estaba alto, y la peña se moría de impaciencia por saber cómo estaría Pierce Brosnan como el agente secreto más famoso de la historia del cine (mucho más que de la literatura, paradójicamente). Pues yo os lo digo: salvando las distancias con Connery (que para algo fue el primero), Pierce Brosnan es con mucha diferencia el mejor James Bond de todos, incluso en las pelis de la serie más flojitas. No hay quien se crea más el papel que él, ni que convenza más con su porte y chulería tan simpática. Puede que el Bond que hace ahora Daniel Craig sea el más parecido al 007 que describía Ian Fleming en sus libros -como no he leído ninguno, no puedo decir lo contrario-, pero Brosnan encarna el espíritu Bond en todo su esplendor, y con una socarronería que le funciona al hombre con la misma perfección tanto cuando pide un martini con vodka agitado no revuelto que cuando le mete cuatro tiros a un malo.


    Todo esto es algo que hace que te lo pases pipa con "Goldeneye" desde que empieza (impresionante cómo te presentan al personaje dando ese salto monumental desde lo alto de una presa), y durante el resto de lo que dura. Además, "Goldeneye" tiene un acierto importante con respecto a las anteriores pelis de James Bond: es entretenida sin necesidad de tener que darle mucho al coco. Me explico. Mientras que las últimas pelis en las que Roger Moore ya tenían un olorcillo fuerte a pasadas de moda, y las de Timothy Dalton eran demasiado "complicadas" de seguir con tanto espionaje y Guerra Fría (menos la de "Licencia de matar", que no tenía mucho que entender), "Goldeneye" no se hace un lío y te propone una aventura entretenidísima, llena de lo que debe ser una buena película de oo7, con sus persecuciones, coches despampanantes, partidas de cartas en casinos, gadgets, y muchísima acción.


    Además, otra cosa buena que tiene es que siempre está pasando algo, o sea, que no se andan con complicaciones para explicarle la misión al pollo, ni tiene que hacer muchas cosas de reconocimiento y demás para empezar con la acción. Si a eso le sumas una historia interesante que engancha desde el primer momento, pues lo que te queda es una peli cojonuda de aventuras y acción. Los momentos así más llamativos son varios y, por supuesto, de los que no te creerías que pueden hacerse de verdad ni borracho. Pero claro, estamos hablando de James Bond, y no de un espía del tres al cuarto, así que verlo atravesar un muro en un tanque y reventar las calles de medio San Petesburgo no es nada extraño, igual que ver cómo el tío salta en moto hacia un precipicio y logra entrar en un avión que estaba cayendo al vacío antes de estamparse contra el suelo. ¡Pero qué coño, que es 007! Él puede hacer lo que le salga de las pelotas sin despeinarse y, además de cepillarse a la tía buena de turno, saber cómo acabar la escena con una frase sarcástica.


    En fin, que a los amantes de James Bond no hace falta que os recomiende el estreno de Brosnan como agente con licencia para matar. Y a los que no sois muy amigos del espía más famoso de su majestad the queen, pues recomendaros que le deis un voto de confianza a una película estupenda, entretenidísima y con la capacidad de sorprender tanto por sus abundantes escenas de acción, como por lo guay que es ver al bueno enfrentándose al malo malísimo. Lo dicho, cojonuda.




    martes, 21 de febrero de 2012

    CINE DE LOS 80: "PESADILLA EN ELM STREET"

    TÍTULO: PESADILLA EN ELM STREET

    DIRECTOR: WES CRAVEN

    REPARTO: ROBERT ENGLUND, HEATER LANGENKAMP, JOHNNY DEPP, JOHN SAXON, RONEE BLAKLEY, AMANDA WYSS

    DURACIÓN: 91 min.

    AÑO: 1984

    GÉNERO: TERROR

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • A mediados de los años ochenta, el director estadounidense Wes Craven, quien había conseguido unos años antes una notoria repercusión dentro del cine fantástico y de terror gracias a la violenta "La última casa a la izquierda - The last house on the left, 1972" -su debut en la realización de largometrajes- y "Las colinas tienen ojos - The hills have eyes, 1977", escribió y rodó la que acabaría por convertirse en un referente indiscutible del cine de terror: "Pesadilla en Elm Street", e inmortalizando a uno de los villanos por excelencia del género: el temible Freedy Kruegger.


    Nancy Thompson (Langenkamp) es una joven adolescente a la que, desde hace un tiempo, le cuesta conciliar bien el sueño. El motivo no es otro que un repetitivo sueño en el que, precedido de una cancioncilla infantil, aparece un desagradable individuo con la cara quemada y con un guante dotado de afiladas cuchillas en los dedos. Cuando se lo comenta a sus padres, éstos reaccionan quitándole hierro al asunto. Los problemas aparecerán cuando más muchachos, compañeros de clase de Nancy -entre los que se encuentran su amiga Tina (Wyss) o Glen (Depp)- también empiecen a sufrir las mismas pesadillas, y muriendo salvajemente tras soñarlas.


    A pesar de la originalidad de su argumento, lo cierto es "Pesadilla en Elm Street" pasó un tanto desapercibida entre el público en el momento de su estreno. El motivo cabría encontrarlo en el hecho de que ya se encontraba en marcha otra franquicia que también había alcanzado considerables cotas de popularidad y cuyo personaje principal, aunque salvando las distancias, tenía más de un punto en común con Freddy Kruegger. Evidentemente, nos estamos refiriendo a las continuaciones de "Viernes 13", y a su homólogo malvado Jason Vorhees. Sin embargo, "Pesadilla en Elm Street" tiene un valor añadido de lo más importante: las escenas oníricas. Mientras que otros asesinos en serie habían realizado sus fechorías hasta el momento en la vida real (caso tanto de Jason como del Michael Myers creado por John Carpenter), las acciones de Kruegger tienen lugar en un escenario en el que absolutamente todo es posible: desde que un teléfono saque una lengua por el auricular, hasta que al villano se le alarguen los brazos hasta la exageración para poder atrapar a sus víctimas, o que el novio de una de las protagonistas se convierta en involuntaria víctima de una auténtica carnicería.


    En efecto, cada una de estas secuencias quedan recogidas por la cámara de Craven con una claridad e impacto tan chocantes que el espectador no puede sino sentir una importante parte del pánico que transmiten sus protagonistas. Además, Craven acierta de pleno al dotar a "Pesadilla en Elm Street" de un ritmo in crescendo, de forma que mientras, al comienzo del film tan sólo se limita a insinuar la presencia de un ser terrorífico, conforme avanza la acción la presencia y actos de éste son tan evidente como deliberadamente explícitos (ver la terrible muerte que sufre el personaje interpretado por Johnny Depp).


    En resumidas cuentas, "Pesadilla en Elm Street" representa un tipo de cine de terror que ni el mismo Craven consiguió revitalizar una década más tarde con su serie de "Scream". No es por restarle méritos a la primera de estas partes (sobre el resto, mejor corramos un tupido velo), pero el grado de misterio e intriga en combinación con importantes dosis de terror no lo ha conseguido concentrar Craven en el resto de sus largometrajes con la misma intensidad y resultados que en esta primera "Pesadilla en Elm Street" -mención especial merece la correctísima e interesantísima "Vuelo nocturno - Red eye, 2005", un título estupendo a reivindicar-. Lástima que una serie desafortunada de continuaciones haya mermado el recuerdo que el público podría mantener hoy en día de este entretenido film aunque, por lo menos, siempre quedará la parte original para disfrutar de la experiencia de pasar un rato la mar de distraído y, por qué no, asustado.



  • MR. HYDE DICE:

  • Aún recuerdo el acojone que me dio la primera vez que vi esta película. Es cierto que, vista ahora, ya no da tanto cague, pero tengamos en cuenta que salió hace casi treinta años y que, por aquel entonces, ni estábamos acostumbrados a ver películas de terror de este tipo, ni se habían puesto de moda las historias de niñas japonesas especialistas en aparecerte por la espalda mientras un ¡tachán! suena a toda paleta para hacer que pegues un brinco. Lo que me llama la atención, a di a de hoy, de "Pesadilla en Elm Street" es la originalidad no sólo se de su argumento, sino de la forma de rodar los momentos de las pesadillas, porque muy pocas veces antes habían sido capaces de trasladar esas obsesiones y ese miedo propio de los sueños a imágenes con gente de carne y hueso. Por supuesto, al tratarse de sueños, la historia puede hacer que parezca real hasta lo más imposible, y es ahí donde "Pesadilla en Elm Street" resulta más original.


    Para empezar, todos los momentos de sueños son impresionantes. La cosa empieza más sugiriendo que enseñando (Freddy apareciendo en relieve por una pared, como si ésta fuera de tela, o asomando la zarpa dentro de la bañera donde se ha quedado sopa la protagonista). Luego, ya empiezan a calentar motores, con las muertes de algunos chavales y, a partir de ahí y hasta el final, es como si hubieran acelerado a tope y cada momento hasta tú mismo dudaras de si lo que están viendo es verdad o forma parte de una pesadilla.


    Desde ese momento en que os digo que empiezan a meterle caña a la historia con el tema de las pesadillas, es cuando más acojone da la peli, tanto porque no tienes ni idea de cómo van a poder cargarse "algo" que sólo tiene su efecto cuando la gente está dormida, como por las secuencias de muertes -las más violentas de toda la función-. Como ejemplo de esto último, sólo hay que recordar la muerte del chaval ese al que encierran en un calabozo (mola ver como Freddy atraviesa los barrotes como, años más tarde, haría también el T-1000 para perseguir a John Connor), la del chico al que interpreta un novato Johnny Depp en su cama convertida en una mezcla de agujero negro y géiser de sangre, o la de la chica que empieza a subirse por las paredes y techo de su habitación mientras se desangra y su novio lo ve todo flipando desde una esquina.


    Puede que, después de tantos años, y de una serie infumable de segundas partes (alguna tiene un pase pero, en general, mira que son malas las jodidas...), "Pesadilla en Elm Street" haya perdido muchos puntos. Y más aún, como os decía antes, después de que otra serie de pelis de miedo como las de "Saw" o esas mierdas pinchadas en un palo -pero que tienen su apoyo por parte de un público al que me cuesta de entender a veces- que son "Paranormal activity" lo hayan petado como máximos exponentes de lo que se entiende ahora por cine de terror, pues es obvio que ésta no va a tener el mismo efecto que cuando salió por primera vez. De todas formas, "Pesadilla en Elm Street", en comparación con los truños que dicen que son de miedo que pululan por ahí, sigue teniendo ese puntito original que la hace ser una especie de clásico ochentero de terror a reivindicar para volver a ver alguna que otra noche y pasar una buena dosis de susto. Al fin y al cabo, para eso la hicieron, y por eso se hizo tan famoso el cara-colilla de la zarpa afilada, ¿no?




    lunes, 20 de febrero de 2012

    CINE CLÁSICO: "VÉRTIGO (DE ENTRE LOS MUERTOS)"

    TÍTULO: VÉRTIGO (DE ENTRE LOS MUERTOS)

    DIRECTOR: ALFRED HITCHCOCK

    REPARTO: JAMES STEWART, KIM NOVAK, HENRY JONES, BARBARA BEL GEDDES, TOM HELMORE

    DURACIÓN: 128 min.

    AÑO: 1958

    GÉNERO: SUSPENSE

  • EL DR. JEKYLL DICE:

  • A finales de los años cincuenta, Hitchcock ya era toda una leyenda. El maestro del suspense (qué gracia cuando se oye llamar así a cualquier director que ha hecho un par de películas de intriga...), después de haber conseguido obras redondas con, por ejemplo, "La ventana indiscreta - Rear window, 1954", "Crimen perfecto - Dial M for murder, 1954", o "Encadenados - Notorious, 1946", y a tan solo unos años de sentar cátedra en el cine de suspense / terror con "Psicosis - Psycho, 1960", rodó la que, a día de hoy, está considerada como una de las más sobresalientes obras de su filmografía, "Vértigo (de entre los muertos)" aunque, en el momento de su estreno, fuera más bien ignorada por la crítica y público, quienes no parecieron quedar demasiado contentos con el juego de despiste y misterio propuesto por el genial cineasta. Para este caso en particular, Hitchcock volvió a recurrir a James Stewart -con el que ya había trabajado antes en tres ocasiones- para realizar un fascinante largometraje que, tomando prestados algunas influencias de su "Recuerda - Spellbound, 1945", se inmiscuye en el poder de sugestión de la mente humana, hasta el punto de ser capaz de crear una falsa realidad tan aparentemente verdadera como la auténtica.


    Scottie Ferguson (Stewart) es un policía retirado del servicio activo, después de sufrir un trauma durante una misión, que desarrolla en él un prufundo vértigo. Sobrevive gracias a los cuidados de su amiga Midgie (Bel Geddes) y a los encargos que realiza como sabueso. Un día, un antiguo amigo llamado Gavin Elster (Helmore) le contrata para que vigile a su esposa, Madeleine (Novak), pues hace tiempo que tiene un comportamiento de lo más extraño. Scottie acepta el caso y empieza a seguir a Madeleine, llamándole la atención la obsesión que parece ella parece tener por una mujer retratada en un gran cuadro, ya que se viste, peina y comporta como ella. Cuando Madeleine trata de quitarse la vida, ahogándose, Scottie la salva, pero ello desencadena una serie de consecuencias que pondrán en duda su percepción de la realidad.


    Son muchísimas las influencias que ha tenido en el cine posterior esta magnífica obra maestra de Alfred Hitchcock. Desde su discípulo confeso, Brian de Palma (son más que evidentes sus homenajes a esta película, tanto con "Fascinación - Obsession, 1976" como con "Doble cuerpo - Body double, 1984"), hasta propuestas menos ambiciosas y no tan conocidas (caso, por ejemplo de "The Lookout - The lookout, 2007"), o más que evidentes virguerías visuales españolas (la influencia de este film en el "Abre los ojos", de Alejandro Amenábar es ya público). Y todo esto, no es para menos, ya que "Vértigo (de entre los muertos)", se encuentra, como se ha dicho en más de una ocasión, entre lo mejor del genio del suspense. Tanto por las excelentes interpretaciones de unos inigualables James Stewart (su actuación no permite al espectador en ningún momento adelantarse a los hechos que se van sucediendo) y Kim Novak (perturbadora como pocas en su desdoblado papel).


    Sin embargo, "Vértigo (de entre los muertos)", también es mucho más que una simple película de misterio. También es toda una lección de cómo conseguir que una historia de suspense vaya adquiriendo cada vez más esa sensación de tensión in crescendo tan tremenda, desde lo que puede representar una pausada puesta en escena (todo el trabajo del detective a la hora de seguir y averiguar qué trama la mujer a la que espía), hasta los momentos en que Hitchcock pone toda la carne en el asador y hace que la cámara casi sufra al mismo tiempo que su personaje principal (inimitable las escenas que tienen lugar en lo alto del campanario, así como el instante en que las piezas comienzan a encajar en la mente del sabueso).


    En resumidas cuentas, "Vértigo (de entre los muertos)", dentro del cine clásico -ya no sólo del de su realizador, o del perteneciente al género del suspense-, es una verdadera obra maestra, digna de ser disfrutada en numerosísimas ocasiones. Después de visionarla una vez, a pesar de conocer ya de antemano qué sucede en su inesperado clímax, el espectador disfruta igual que la primera vez que la vio, dejándose llevar por su historia tan seductora de obsesión y muerte. Lo dicho, una obra maestra.



  • MR. HYDE DICE:

  • Ou yeah! Éste sí que es un peliculón como la copa de un pino. Mira que tiene más años que la castaña, pero aún sigue enganchando con esa intriga tan cojonuda que tiene, desde que la peli empieza con esa persecución por las azoteas, hasta el final, totalmente imprevisto, en el campanario. "Vértigo (de entre los muertos)" es una de esas pelis que, os guste el cine clásico o no, deberíais ver, al menos, una vez en vuestra vida, para saber lo que es una buena película de suspense como Dios manda. Claro, que estamos hablando de Hitchcock, así que tampoco tendría que sorprender mucho. Pero manda huevos que este hombre lo bordara una vez tras otra, y siempre consiguiera hacer películas geniales. A ver cuándo aprendemos nosotros (porque los yanquis, aún consiguen hacer cosas buenas) y tomamos ejemplo, que ni mucho Goya ni mucha polla, que hay que ver las mierdas que nos soplamos cuando queremos (que es casi todo el tiempo). Pero bueno, que me voy por los cerros. Vamos al turrón.


    No sé cómo se las apaña, pero "Vértigo (de entre los muertos)", consigue que estés atento y que el misterio vaya en aumento con cada minuto que pasa. La peli es larguita, y tiene momentos de bastante calma chicha pero, aún así, es como si el amigo Alfred lo envolviera todo en un ambientillo de mal rollo por no saber qué demonios está pasando de verdad, y que consigue marearte un poco -dicho esto en el mejor sentido posible-, casi tanto como al pobre James Stewart, que se pasa la primera mitad de la película más perdido que un pollo sin cabeza. Pues a ti te pasa lo mismo: entiendes de sobra la movida que tiene Stewart con las alturas, pero desde que empieza a seguir a esa mujer rubia, ya te hueles algo raro; y cuando la pava se empeña en comportarse como si fuera una muerta de hace tropecientos años, ya ni te cuento.


    Pero, lo mejor de "Vértigo (de entre los muertos)" empieza con el resto de la peli. Desde el momento en que James Stewart se cruza casi por casualidad con la dependienta de una tienda, ahí ya empiezas a tener sospechas por todos los lados. Pero bueno, tampoco haré más referencias a estos detalles, que todavía os cago alguna sorpresa. Lo que sí os puedo decir es que tiene momentos que no se te olvidan. A mí, por ejemplo, me pasa con las escenas del campanario de ese convento. Mira que tiene años la peli, pero cada vez que recuerdo la sensación que me dio ver lo que pasa en la torre de ese campanario, se me pone la piel de gallina. Y ya si hablamos de ese final que ni te ves venir, ahí ya es para mear y no echar gota. Vamos, que no sé si "Vértigo (de entre los muertos)" será la mejor película de Hitchcock o no pero, lo que sí tengo claro, es que es una de mis preferidas.


    En fin, que por mucho que pueda hablar maravillas de "Vértigo (de entre los muertos)", no será más que una opinión hasta que la veáis -luego, seguro que son dos, jeje-. James Stewart sale poniendo la misma cara de tío simpático de siempre, y Kim Novak (guapísima por aquel entonces), pues hace el papel de chica de la película, aunque sin el glamur y la belleza que tenía Grace Kelly, pero bueno, tampoco se puede pedir todo. Ah, y una última cosa: vale que el mérito por goleada se lo lleva Hitchcock, pero me gustaría dedicar un momento para pensar en esos pedazos de guionistas que tenía el colega inglés, y que le escribían unas películas que flipas, porque sin una historia tan currada como la de "Vértigo (de entre los muertos)", o cualquiera de las otras tropecientas pelis que hizo, a día de hoy, sus pelis no serían tan bestiales. Así que, en este caso, señores Alec Coppel y Samuel Taylor, olé vuestros huevos, campeones.