DIRECTOR: CHRIS MILLER
REPARTO: DIBUJOS ANIMADOS
DURACIÓN: 90 min.
AÑO: 2011
GÉNERO: ANIMACIÓN
A pesar de saber que, en Hollywood, hacen lo imposible por seguir explotando filones comerciales en las películas que producen, hay ocasiones en que el descaro con el que lo llevan a cabo resulta casi irritante. Cuando se estrenó "Shrek 2 - Shrek 2, 2004", el éxito arrollador que tuvo el largometraje se debió tanto al buen sabor de boca que había dejado su predecesor, como a la introducción del personaje de El gato con botas quien, con una facilidad pasmosa, se las ingeniaba para robarle cada plano al Asno, anterior personaje revelación de la serie. Evidentemente, ante tal reacción, era cuestión de tiempo que los directivos de Dreamworks- productora de todos los films de Shrek- decidiera probar suerte y realizar un film únicamente centrado en tan dicharachero personaje. Ahora bien, que después de cuatro partes de "Shrek", otros tantos telefilms para televisión, "El gato con botas" lo tenía complicado para triunfar al mismo nivel que lo habían hecho el resto de largometrajes.
El gato con botas, un forajido seductor y aguerrido, se ve envuelto en una misión complicada. Seducido por una atractiva gatita llamada Kitty Zarpas Suaves, y por la antigua relación que le une a otro personaje con forma de huevo llamado Humpty Dumpy, El gato con botas se lanza a la búsqueda de unas habichuelas mágicas que, según se cuenta, son capaces de llevar hasta una oca que pone huevos de oro que, por supuesto, le podrían volver inmensamente rico. El problema es que dichas habichuelas se hallan en poder de dos malvados personajes, Jack y Jill quienes, por supuesto, no se lo pondrán nada fácil al Gato.
"El gato con botas" es un film "fabricado" exclusivamente para el público infantil. Por desgracia, no se encuentra junto con esos otros films animados en los que la calidad del propio producto está a la altura del nivel de entretenimiento que ofrecen. Más bien al contrario, a excepción de alguna que otra secuencia de acción (el excelente duelo de bailes entre Gato y Kitty, el robo de las habichuelas a bordo de una diligencia o el final con la oca gigante en busca de su cría) son las pocas que consiguen que la atención del público más adulto se centre en aquello que se le está contando.
La culpa, empero, no hay que achacársela ni a la realización -correcta- ni al diseño de los personajes -el juego de luces con el que está hecha la película es excelente- ni, tampoco, al dobaje -extraordinario trabajo por parte de un inspirado Antonio Banderas-. El talón de aquiles de "El gato con botas" es el guión, insulso y simplón a más no poder. En lugar de decantarse por una historia que le permitiera más a su personaje principal ganarse el afecto por igual de pequeños y mayores, "El gato con botas" opta más por recurrir a los trucos y giros más fáciles para animar la función. La consecuencia más inmediata de ello es la acumulación de momentos tediosos, secuencias sin la emoción que pretende desprender la acción que se acumula en ellas, y la sensación en el espectador de que, como dice el refrán, para ese viaje no hacían falta alforjas.
Por supuesto, esto no quiere decir que para el público infantil, "El gato con botas" no sea una buena opción a la hora de ver en casa ya que, en la gran mayoría de los casos, cumplirá su propósito: entretenerlos y divertirlos a partes iguales. Pero, volviendo a lo dicho, que el público más adulo opine lo mismo, ya es otra historia.
"El gato con botas" es la típica película que más vale que te veas con un crío pequeño al lado, y porque toque sesión de cine casero con él porque, como te dé por verla a ti solo (o en compañía, pero de adultos), lo más probable es que pasen dos cosas: o que te duermas, o que la apagues por pensar que es una chorrada monumental. Eso sí, en caso de verla con algún nene pequeño, seguro que a él/ella le gustará y puede que a ti, con un poco de suerte, si el nano de turno disfruta, pues hasta te haga un poco de gracia.
Es una pena que, con la gracia que tenía el gato de la segunda parte de "Shrek" -en las otras, sigue siendo simpático, pero con mucha menos chispa-, estos yanquis hayan decidido exprimir tantísimo la gallina de los huevos de oro hasta ser tan cansinos. ¿Es que nadie les enseñó eso de que lo poco agrada y lo mucho cansa? Si la misma jodida broma del gato la repiten doscientas veces, acaba por ser un bodrio, mientras que con hacerlo así simpatiquito, ya lo habían bordado. Pues no, se ve que como no habían hecho suficiente pasta con las cuatro partes del ogro verde (con la primera y, si me apuráis, la segunda, había más que de sobra), pues le han dado una peli propia al gato de marras. Y sí, el bicho es muy simpático y Antonio Banderas lo hace de lujo poniéndole la voz, pero es un montonazo de ruido para dos nueces de porquería.
La historia de "El gato con botas" es un refrito de cuentos populares (sobretodo lo que tiene que ver con las habichuelas mágicas), y con un argumento chorra a más no poder. Y estoy seguro que los que escribieron el guión lo sabían, y confiaban en que a la hora de dibujar al gato y de hacer todas las secuencias de persecuciones, luchas de espadas y demás, los de Dreamworks se lucieran, porque si la película tenía que depender sólo de lo que te cuentan, apaga y vámonos. Por eso os digo que a los críos seguro que les encanta la peli porque, para los más mayores, ni tiene interés más allá de los primeros diez minutos, ni tiene gracia (aparte de dos o tres chistes de Antonio Banderas), ni es emocionante. Vamos, que te la pela olímpicamente lo que le pase al gato ese de las pelotas.
Eso es algo que, en otras películas de dibujos animados no pasaba. Por supuesto, no vamos a entrar a hablar de las de Pixar pero, por seguir con las de Dreamworks, aún recuerdo lo chulísima que estaba "Cómo entrenar a tu dragón - How to train your dragon, 2009" e, incluso, lo entretenida que era una tontería como "Kung fu panda 2, Kung fu panda 2, 2010". Pues "El gato con botas" ni me ha parecido tan divertida y, por supuesto, ni la mitad de buena que la de los dragones. Por supuesto, también hay que tener claro de qué tipo de película estamos hablando, ya que canta a la legua que el único interés de "El gato con botas" es hacer que los papás tengan que ir con sus nenes al cine a verla y, de paso, que se gasten los duros en el 3D para que el mocoso de turno deje de patalear. Esto es algo que, por suerte, en el videoclub te ahorras, aunque el resultado de la peli sea el mismo: una patata cocida.
No es que "El gato con botas" sea mala -que no lo es- ni que sea aburrida, ya que tiene sus momentos de más aventura (yo, personalmente, me quedo con el duelo de baile que hacen el gato y la gata, no sólo por la música de Henry Jackman sino por lo graciosa que es la escena). Pero, como película, se apoya demasiado en la gracia del personaje del gato, cosa que dura los primeros diez minutos. El resto, pues está bien pero vamos, que no es de las que te volverías a ver con una sonrisa en la cara recordando lo mucho que te gustó la primera vez. Así que, ahora que van a venir unos días de vacaciones por Pascua, pues si tenéis que entretener a algún nene, os va que ni pintado que "El gato con botas" haya salido esta semana en alquiler. Para los demás, os advierto de que no merece la pena.
1 comentario:
Puede que no sea la mejor de la sirie pero es siempre gratificante pasar un buen rato
Publicar un comentario