DIRECTOR: JON AMIEL
REPARTO: RICHARD GERE, JODIE FOSTER, BILL PULLMAN, JAMES EARL JONES
DURACIÓN: 114 min.
AÑO: 1993
GÉNERO: DRAMA
Es frecuente que, desde Hollywood, se fijen con bastante frecuencia en el estreno de films europeos para, si consideran que pueden tener el suficiente tirón en taquilla, realizar los correspondientes remakes, con mayor presupuesto y actores más conocidos, aunque ello no quiera decir siempre que la nueva versión es mejor que la original. Sin embargo, en alguna ocasión también sucede que la nueva versión logra superar en determinados aspectos al film original que revisiona, consiguiendo resultados, si no completamente mejores, al menos, sí muy dignos y efectivos. Por supuesto, hay que tener en cuenta ese toque Made in Hollywood que los norteamericanos le suelen dar a sus producciones, haciéndoles más accesibles al público mayoritario que no está acostumbrado al estilo cinematográfico del viejo continente, de manera que estos “nuevos” largometrajes suelen suavizar en mayor medida las temáticas de aquellos argumentos más duros, convirtiéndolos así en espectáculos dirigidos a un público más mayoritario. “Sommersby”, adaptación del film francés “El regreso de Martn Guerre – Le retour de Martin Guerre, 1982” que protagonizó Gérard Depardieu, es el film que hoy comentamos.
Jack Sommersby (Gere) regresa a su casa, en el sur de Estados Unidos, después de que termine la Guerra Civil. Allí, es recibido con cierta frialdad por parte de su esposa, Laurell (Foster) y de su hijo, y observado con recelo por Orion Meecham (Pullman), uno de los lugareños que, a causa de su cojera, no ha podido participar en la contienda, y se ha quedado ayudando a Laurell con el cultivo de sus tierras, ya que está enamorado de ella. Sin embargo, tras la alegría inicial, el cambio radical de Jack, que ahora es un hombre de lo más cordial, amable y amoroso padre de familia y esposo, hace sospechar a más de uno de que tal vez, éste no sea el mismo Jack que se marchó a la guerra. Las cosas se complicarán aún más cuando Jack sea acusado del asesinato de un hombre ocurrido antes de partir a la Guerra.
“Sommersby” es una película realizada con sorprendente eficacia por el irregular director Jon Amiel -lo de irregular viene a cuento de otros largometrajes que ha realizado con posterioridad, como “El hombre que no sabía nada – The man who know too little, 1997” o “El núcleo – The core, 2003”, ambos films de discutible calidad-. En “Sommersby”, a pesar de que el argumento pueda dar pie al sentimentalismo más descarado, la puesta en escena está pensada para resultar efectiva sin apelar en exceso al dramatismo digno de los culebrones que traten historias parecidas. En ella, los personajes principales mantienen su entereza sin renunciar por ello a su propia personalidad (atención al rostro pétreo de Jodie Foster al comienzo del film, y cómo ésta se va amansando conforme avanza la acción sin pecar de “inocentona”), ni a los principios que definen sus actos (más que patente por parte del personaje al que da vida Richard Gere durante el último tercio, durante la celebración del juicio). Todo ello repercute muy favorablemente en le largometraje, haciendo que el espectador se sienta atraído tanto por el dramatismo del argumento -las consecuencias de la guerra, el enfrentamiento a los actos de una vida pasada, la recuperación del padre de familia...- como por la intriga que también se desprende de él –la verdadera identidad de Jack Sommersby y la resolución del juicio al que se ve sometido-.
Por lo que respecta a la realización del film, argumentalmente podríamos dividirlo en dos partes. La primera correspondería al regreso de Sommersby, y todo lo que implica volver a vivir con su familia, haciendo frente a las complicaciones que ello representa (su mujer lo ignora, su hijo lo teme y sus vecinos lo desprecian). Durante esta primera mitad es cuando el largometraje depende mucho más de la habilidad de su puesta en escena que del propio avance de la historia ya que, por cuestiones argumentales, los personajes se muestran más distantes y fríos (a pesar de escenas más cálidas, como cuando Laurell afeita a su marido y éste se le insinúa –atención a la calma con la que Laurell aprieta la navaja contra su cuello-). En lo que concierne a la segunda mitad, es la que aporta mayor intriga al conjunto, al comprender todo el proceso judicial contra Sommersby. No obstante, el cambio no se produce de forma brusca, sino que se llega a él progresivamente, a través de la evolución del personaje del propio Sommersby (la reconciliación con su mujer e hijo, el nacimiento de su hija, la replantación de las tierras...), gracias a la cuál el espectador consigue por fin simpatizar con él, y deseando que todo el juicio que se le hace termine de forma complaciente. Aquí, es de nuevo gracias a la habilidad de Amiel para retratar esta evolución que el film resulta entretenido e interesante a partes iguales –en especial todo lo que concierne a la identidad de Sommersby-.
En definitiva, “Sommersby” es un largometraje bien hecho, con una trama urdida de lo más atractiva y aún mejor representada, tanto gracias a la labor de su director como del duelo interpretativo entre dos buenos actores (Gere & Foster) que aportan su particular personalidad a dos personajes que la requerían imperiosamente para tratar de hacer olvidar al público el film original en el que se basa. Puede que no lo consiga del todo aunque, desde luego, es uno de los intentos más dignos.
Recuerdo que me gustó "Sommersby" cuando la vi. Lo bueno que tiene, desde el punto de vista útil, es que es el tipo de peli que puedes ver tanto una noche tranquilamente con tu pareja / familia / animal de compañía, o una tarde de domingo si es que la pasan por la tele. No es que sea de las que merece la pena ver en una gran pantalla de cine (yo sí lo hice), pero mantiene el interés lo suficiente como para que te enganche con su historia. Por suerte, además, "Sommersby" no es la típica castaña sensiblera con historia tipo culebrón, sino que tiene sus partes de romance y su parte de intriga que consigue conviertirse en una película interensante.
Supongo que el mayor atractivo que puede tener "Sommersby" es ver actuando juntos a Richard Gere y a Jodie Foster. No es que descubran América, pero hay que reconocer que tanto el uno como la otra lo hacen de lo más bien. Bueno, en realidad, ya sabemos todos que Foster es mucho mejor actriz que Gere actor (el tío se limita a poner esos ojitos de cordero degollado, que se ve que es por lo que le pagan la chorrera de millones que pide) pero, en este caso, ambos dan la talla, y se complementan bastante bien. ¿Conclusión? Que las chicas que veáis "Sommersby" disfrutaréis con el cañoncete de Richard, y los tíos podréis entreteneros con una peli que está de lo más bien para pasar el rato.
No tengo ni papa de cómo es la peli francesa original sobre la que han hecho "Sommersby" pero, aún a riesgo de meter la gamba, creo que la versión de los primos yanquis no está pero que nada mal. Aunque su tema puede ser un poco menos comercial que si la historia tuviera lugar en el presente -y con quinceañeros en estado de celo protagonizándola-, la verdad es que consigue repartir las sorpresas y el interés lo suficientemente bien a lo largo de las casi dos horas que dura para que te interese lo que te cuentan. La putada es que hay algunos personajes que, sin ser malos del todo, sí que te acaban cayendo como el puto culo, como ese cojo racista al que te dan ganas de meterle su pierna de palo por donde la rabadilla pierde su nombre. Pero , aparte de eso, en "Sommersby" hay tiempo para historias de amor, historias familiares, historias de crímenes, y hasta para historias de juicios.
En fin, que no es ningún peliculón, pero sirve estupendamente para pasar el rato porque, a los diez minutos, "Sommersby" ya te interesa. Y pasados quince, empiezas a olerte cosas que quieres saber cómo acaban. Así que ya sabéis, distraída y para pasar el rato.
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