DIRECTOR: ASGER LETH
REPARTO: SAM WORTHINGTON, ELIZABETH BANKS, JAMIE BELL, GENESIS RODRIGUEZ, ED HARRIS, ANTHONY MACKIE, EDWARD BURNS, KYRA SEDGWICK
DURACIÓN: 102 min.
AÑO: 2012
GÉNERO: SUSPENSE
En Hollywood, hay ocasiones en que parece que los grandes estudios estén empeñados en convertir en estrellas de la gran pantalla a determinados actores y actrices que, repentinamente, se ponen de moda tras encadenar una serie de importantes éxitos de taquilla. No obstante, que estos intérpretes luego sean capaces de cargar ellos solos con el protagonismo de los films en los que participan, ya es harina de otro costal. Sam Worthington, que no es mal actor, pero dista mucho de ser uno de los más prometedores, entra de lleno en este grupo. Así pues, tras haber sido el actor principal de la mastodóntica "Avatar - Avatar, 2009", y de haber conseguido resultados decentes con ambas partes de "Furia de titanes", Worthington encabeza ahora el reparto de una película que promete -al menos eso pregona su tráiler y póster promocionales- emoción e intriga a prtes iguales, y en la que también desfinal populares actores secundarios que casi actúan con la misma fuerza como reclamo para los espectadores.
Nick Cassidy (Worthington) es un hombre aparentemente normal. Entra en un hotel, pide una habitación concreta, se ducha y toma una buena cena. Después, abre la ventana que da a la calle y sale a la cornisa, donde se queda de pie mientras, en la calle, advierten su presencia y se desata el morbo y el caos. A esta escena acude, a petición de Nick, la detective Lydia Mercer (Banks), quien trata de averiguar no sólo quién es Cassidy sino, también, por qué ha salido a la cornisa. Según parece, la intención de Nick es defender su inocencia del robo del por el que afirma haber sido injustamente condenado a prisión, a causa de la denuncia que interpuso el millonario empresario David Englander (Harris). Sin embargo, las apariencias engañan, y el plan de Nick es mucho más ambicioso, pues también incluye a su hermano Joey (Bell) y a la novia de éste, Angie(Rodríguez).
"Al borde del abismo" es lo que podríamos llamar, en términos coloquiales, una "película kleenex", puesto que se usa y se tira. El único objetivo del largometraje dirigido por el danés Asger Leth es distraer a los espectadores, y hacer que el tiempo -y dinero- invertidos en su película ayude a distraer lo suficiente como para no lamentar no haberse decantado por otro título en alquiler esta semana. ¿Lo consigue? A medias. Cierto es que "Al borde del abismo" lo tiene complicado, de entrada, para conseguir que la historia enganche al espectador, a causa de las restricciones impuestas por el marco escénico (Worthington se pasa más de la mitad de la película en el exterior de la cornisa). Por ello, de forma casi inconsciente, el público agradece la existencia de tramas secundarias que animan la función (el auténtico robo del diamante, los flashbacks en los que se relata la fuga de prisión de Nick, la trama de corrupción policial...), y la acción y tensión que contienen estos episodios (la secuencia de fuga es, sin duda, de lo mejor del film, mientras que la secuencia del robo no está tan bien resuelta como sería deseable).
Por otra parte, argumentalmente, "Al borde del abismo" es muy superior que desde el punto de vista del guión completo. Nos explicamos. La idea de partida del film consigue interesar muchísimo más de lo que luego el público encuentra en la película. De entrada, aunque se agradecen los minutos de acción que proporcionan la huída de la cárcel de Nick, todo ello desvela con demasiada precipitación elementos que deberían haber tardado más en hacer acto de presencia como, por ejemplo, los verdaderos motivos por los que éste decide salir a la cornisa del hotel, o el papel que juegan supuestos aliados del protagonista. Si a ello se suma la recreación de secuencias que fuerzan en exceso la ficción que la audiencia está dispuesta a asumir (atención al instante en que Nick baja de la cornisa, o al final del film), no es muy complicado atisbar qué clase de película de fácil consumo es el estreno de videoclub del que hablamos hoy.
Por fortuna, en "Al borde del abismo" la presencia de los actores secundarios eleva ligeramente la calidad de la película. Ed Harris se adueña con una facilidad pasmosa de todas y cada una de las secuencias en las que aparece (ver su reacción cuando un colega empresario le obsequia con un carísimo reloj); Elizabeth Banks realiza una interpretación correctísima como investigadora con el tiempo en contra para desenmascarar los verdaderos motivos de Nick, y la latina Génesis Rodríguez aporta una frescura inspesrada al conjunto. Por lo que se refiere al resto de actuaciones, poco que añadir, aparte de que Edward Burns aparece con su habitual apatía, y Jamie Bell y Anthony Mackie dan la talla aunque sin sobresalir (mención aparte, en el aspecto técnico, merecería la insípida banda sonora compuesta por Henry Jackman que, en lugar de aumentar el dramatismo de cada escena, o de reforzar aquellas de mayor tensión, se limita a adornar cada plano con unas melodías tan monótonas como aburridas).
En resumidas cuentas, "Al borde del abismo" es una película que se deja ver sin complicaciones, y que entretiene lo justo para resultar amena sin llegar a aburrir. Ahora bien, no es menos cierto que se ve con la misma facilidad que se olvida a los pocos segundos de aparecer los créditos finales.
¿Sabéis ese tipo de películas que son una tontería como una casa, y que sólo sirven para distraerte el rato que duran? Pues “Al borde del abismo” es justo de esa clase, de las que te ves sin que te pese mucho pero que, cuando acaba, piensas “bué, no ha estado mal”, alegrándote de haberla visto en casa sin gastarte la pasta indecente que cuesta una entrada de cine. Porque, seamos sinceros, “Al borde del abismo” no es, ni por asomo, de esas películas que tienes que ver en pantalla grande sí o sí. Ni de coña. En cambio, para matar un rato de un domingo por la tarde, pues va como anillo al dedo. Tanto que al de arriba le gusta hablar de géneros de cine y tal, ya podía inventarse uno que fuera “películas de fin de semana” o “sofing movies”, o como quiera llamar a esas que son cojonudas para pasar un rato entretenido en el salón de tu casa, y que única y exclusivamente sirven para eso.
“Al borde del abismo”, además de ser una peli para casa, por suerte tiene una historia interesante. En realidad es predecible a más no poder, pero eso no quita para que te enganche hasta el final (dura menos de hora y media, así que tampoco tienes mucho tiempo para pensarte si te engancha o no). Como os digo, está bien hecha, los actores son bastante convincentes –por mucho que el tío que salía en “Avatar – Avatar, 2009” ponga siempre la misma cara que en el resto de películas-, y el ritmo vuelve interesante a pesar de que no sales de la cornisa de turno en casi todo el rato. O sea, que es gracias a la intriga y cómo está hecha que consigue ser interesante. Más que nada porque juegan a despistar: te dan la ventaja de que tú sabes más o menos de qué va el juego y los malos no (punto a favor) aunque, claro está, eso le quita un poco de gracia al asunto (punto en contra); es muy desconcertante qué demonios hace ese pavo en la cornisa aunque sabes que tiene un plan (punto a favor), pero a los diez minutos de empezar ya sabes cómo ha llegado hasta allí y te hueles lo que quiere hacer (punto en contra); el malo es tan malo que te encanta la idea de que le den por la retaguardia (punto a favor), pero sabes que, por mucho que putee a los protas, no disimulan mucho que no se va a salir con la suya (punto en contra)… Y así podríamos estar hasta contar la película entera.
Aparte de todo esto, lo que me ha parecido más interesante de “Al borde del abismo”, mira tú por dónde, no ha sido el plan que tiene el pavo de la cornisa, ni el robo sofisticado que hace el chapucero de su hermano y la buenorra de su novia, sino la forma de ir atando cabos que tiene la detective rubia que está al frente del caso. Ahí ves que es la única que de verdad parece estar tomándoselo en serio y, por lo tanto, hace que tú estés más atento para que no se te escape nada. Por lo demás, pues que hay de todo. Desde supuestos misterios que están más claros que el agua (quiénes son los policías corruptos y qué es lo que quieren hacer con el tío de la cornisa), hasta momentos tan espectaculares que no hay quien se los trague (no os perdáis qué es lo que hace el de la cornisa para bajar de allí y atrapar al malo; vamos, que ni Walt Disney le hubiera echado tanta imaginación).
Pero vamos, que tampoco hay que pedirle peras al olmo. Como os he dicho, “Al borde del abismo” es una película hecha para que te pases un rato distraído y que, al acabar, ni te hayas aburrido no estés alucinando con lo buena que es. Para pasar el rato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario